Cabra

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El Auditorio de Cabra volvió a sonar a Carnaval en verano de la mano de Cadizmanía

Abrió el espectáculo la chirigota del Selu, Que ni la hambre la vamo a sentí

MÚSICA. Noche de sábado en el Auditorio Municipal “Juan Muñoz”, con la propuesta de Cadizmanía un cartel interesante, para los amantes del Carnaval, que cumplió con las expectativas en cuanto a los intervinientes, pero en el que se vio demasiado cemento en las gradas.

Los cinco grupos que participaron en el evento, fueron:

QUE NI LAS HAMBRE LAS VAMOS A SENTÍ

Bulerías, seguirillas y soleá, se han escuchado este año en el Auditorio Municipal Juan Muñóz, gracias a uno de los referentes del Carnaval Gaditano, ni mas ni menos que por la chirigota de El Selu  “Que ni las hambre las vamos a sentí”, este año con tipo de “cuadro flamenco”. Una vuelta a los escenarios después de su ausencia desde el año 2020 con la chirigota “Estrés por cuatro”.

Una actuación que fue un recordatorio de que la crítica inteligente y el ingenio son elementos esenciales que definen el arte del Carnaval de Cadiz.

La presentación provoca las primeras carcajadas cuando la guitarra va mas allá de lo que sería normal.

Los pasodobles, por flamenquito, son un guiño al respetable, ironía en estado puro.

Las cupletinas, fueron cantadas y recitadas, finalizando al 3x4 aflamencado rematando con un estribillo muy pegadizo.

Se finalizó con un popurrí inconfundible, sin orden ni concierto, pero con golpe final al estilo Selu.

No se complica mucho el Selu a la hora de la puesta en escena, que normalmente suele ser sencilla y eficaz. En cuanto a las letras, suelen ser ingeniosas y punzantes, abordando temas de actualidad, críticas sociales y políticas, con una maestría que solo este grupo es capaz de lograr.

Como suele ser habitual, tras la interpretación de la chirigota de este año, el grupo dio un repaso recordatorio de interpretaciones de otros años, tal como se repitió en todos y cada uno de los participantes.

'TE HE DICHO 1.748.654 VECES QUE NO SOY EXAGERAO  (LOS EXAGERAOS)

Grupo con muchos carnavales a sus espaldas que partía con la idea nostálgica de unir a gran parte de la chirigota del Love con Gueli Villegas y sus hijos, acabando por conformar un grupo capaz de competir en el Falla y con un repertorio que va de menos a más y con la esencia de la chirigota gaditana de siempre.

Con una música exquisita, los pasodobles puieron ese puntito emocionante y nostálgico.

Esta chirigota destaca especialmente en su interpretación por las cupletinas, muy influenciadas por los componentes de la comparsa del Love. De estas el grupo tiene un repertorio muy amplio y con las que dan mucha fuerza al repertorio general. Una de las más destacadas es la que evitan por todos los medios rematar con lo que rima con Logroño, aunque al final dicen lo que se van a comer en el Concurso, que rima con olla.

Finalizan con las exageraciones que dejan un buen popurrí, destacando la que consiguen detallar sobre como camperizan un Mini.

LA OVEJA NEGRA

La Obeja Negra se presentaron en el Auditorio Juan Muñoz como uno, si no el que más, de los mejores grupos del cartel y sin salir ni un ápice de la senda marcada por su autor, Antonio Martínez Ares. Tras 40 años como autor y habiendo colaborado con 28 comparsas, este inmenso poeta destaca en los pasodobles.

Este grupo está orientado por letras dedicadas a lo políticamente incorrecto, duras críticas, herramienta muy poderosa para expresar opiniones, críticas sociales e incluso a veces para provocar la reflexión del público.

La presentación, con un conjunción de voces equilibrada y muy bien repartida, pone el vello de punta haciendo inevitable rendirse al grupo y a su autor.

En pasodobles hay que destacar el dedicado a las “madres malas”, ese tipo de madre impedida que se portan mal con su hija cuidadora, ocasionando el sufrimiento de esta que se enfrentan a un alma negra, pasodoble con una interpretación soberbia acompañado de una brillante melodía.

En definitiva, la comparsa «La Oveja Negra» de Antonio Martínez Ares, dejó una marca imborrable en el Auditorio Juan Muñóz, su actuación fue un recordatorio de la importancia de la autenticidad y expresión personal en el arte del carnaval.

El grupo finalizó interpretando el pasodoble dedicado a Andalucía, uno de los más conocidos y que desde que salió no ha dejado indiferente a nadie. Al finalizar el mismo se produjo el momento mágico de la noche cuando el público espontáneamente se puso de pie e interpretó el himno de Andalucía.

LA CALLEJERA INVISIBLE

La chirigota del Melli y José Molina  (autor de letra y música) este año chirigoteros callejeros en la cárcel, sigue manteniendo la tónica del grupo y no se mueve un ápice de su estilo tanto en la interpretación como en las coplas. Una larga condena por su forma de hacer carnaval con un repertorio que por momentos es efectista y en otros previsible, a pesar de tener totalmente el favor del público.

En su repertorio destacar el pasodoble dedicado a las campanas que hay en muchos hospitales y que suenan cada vez que un enfermo supera el cáncer. Una campana que inyecta el suero de la esperanza para el paciente y la familia. Por ello desean que ganen la batalla y que repiquen las campanas de todo el mundo entero. Pasodoble muy potente por el empuje de la música y la interpretación.

Son de mérito los cuplés, que se caracterizan por su simpatía y humor, una cupletina de varios cuplés seguidos con un estribillo muy pegadizo que conectó fácilmente con el publico.

No gustó menos el popurrí, ya casi todos los temas tratados eran muy previsibles.

Y SEGUIMOS CANTANDO

La joven comparsa “Y seguimos cantando”, con su tipo de payaso marinero, ubicado en un parque temático, se presentó en el Auditorio Municipal “Juan Muñoz” en el último lugar,  con la fuerza y ese sabor añejo que ya les caracteriza.

El grupo en su presentación, con tono reivindicativo, dejan claro que no pierden la ilusión por la fiesta aunque no ganen premios. Cuentan con un gran despliegue vocal y un tipo como símbolo de un Cádiz que canta para tapar sus miserias.

En pasodobles destacar el dedicado a criticar a las organizaciones que se dedican a vaciar viviendas ocupadas, siendo permitido por el gobierno. Música sencilla y buena letra.

Sus cuplés, muy originales, subidos en una montaña rusa, denuncian con ironía tanto la tardanza en conseguir una cita médica en la sanidad pública, como los precios de la cesta de la compra. Todo ello muy bien entrelazado con un estribillo como trabalenguas.

Con el pupurrí,  muy gaditano, aprovechan para meterse con la hipocresía de los carnavaleros.

En definitiva un grupo joven, que en su repertorio reparten piropos y crítica por igual, con muy buenas voces, bien conjuntado y con mucho futuro.