FIESTAS. El sonido del tambor y el repique de campanas de los templos egabrenses anunciaban un nuevo 4 a las 4, donde la patrona de todos los egabrenses y devotos de la comarca iniciaría su peregrinar hasta la parroquia de la Asunción y Ángeles, lugar en el que la Virgen de la Sierra permanecerá hasta el día 8 de octubre.
Desde bien temprano, y gracias a la hermandad de San Rodrigo Mártir Costaleros de la Virgen de la Sierra, muchísimas personas fueron subiendo en los autobuses que dicha hermandad pone a disposición de todos los devotos para así poder acompañar a la Santísima Virgen en su recorrido hasta la ciudad, formándose grandes colas en la avenida Fuente del Rio a lo largo de toda la mañana. Eran las 15’10 minutos cuando el último autobús recogía a los postreros romeros.
Ya en el santuario las miles de personas aguardaban ese 4 a las 4, donde un año más María Santísima de la Sierra traspasaba las puertas del templo a hombros de sus costaleros para cumplir así la tradición de bajar con Ella. La Virgen estrenaba un precioso manto bendecido el día anterior y donado por una devota familia, aumentando el rico ajuar de la celestial viajera. Una vez colocados los nardos en las esquinas del templete de plata toda la comitiva se disponía a recorrer los casi ocho kilómetros que distan desde el santuario hasta la ciudad.
Con las paradas de rigor, viñuela, colchones, salve, donde los costaleros ceden las andas a las mujeres que se arremolinan en torno a la Virgen mientras se canta la tradicional salve y las ya también tradicionales sevillanas por los hermanos Egea, la Virgen de la Sierra continuaba su camino hasta góngora donde en esta ocasión no hizo su parada para no demorar más el horario. Todo en una tarde mucho menos calurosa y más agradable que en otras ocasiones. En este punto eran ya muchas las personas que esperaban la presencia de la Virgen, por lo que ya se mezclaban tanto las que habían bajado con Ella desde el santuario con las personas que habían subido hasta ese lugar, y así acompañarla en el último tramo del trayecto perfectamente trazado en ese bendito lugar privilegiado y centro geográfico de Andalucía.
Con vuelta hacia el hospital Infanta Margarita, para ser madre de los afligidos y de los enfermos, la Virgen llegaba a la barriada de su mismo nombre entre los aplausos y los vivas de miles de egabrenses y devotos que esperaban con ansia este momento que no por mucho repetirlo deja indiferente a nadie. Eran las 19’45 horas cuando la Virgen entraba en la parroquia de San Francisco y San Rodrigo ante el lamentable espectáculo de las personas que se abalanzaban a las andas para arrebatar los cientos de nardos que durante el trayecto han acompañado a la Santísima Virgen.
Con el cambio de manto y la eucaristía ante la Blanca Paloma, continuaba el discurrir de este 4 de septiembre y la Virgen salía de nuevo a hombros de sus costaleros para proseguir su camino hasta la entrada triunfal en el pueblo por los arcos de la calle Baena. Con una nueva parada en el asilo de las hermanitas y su paso ante las cincuenta y una carrozas que en este año la han acompañado en su entrada oficial en el pueblo. Los arcos aglutinaban una enorme multitud para recibir a la Madre de todos los egabrenses y donde el alcalde ponía en sus divinas manos la vara de alcaldesa perpetua como signo de amor y entrega de todo un pueblo a su patrona. Poco a poco fue recibiendo el calor y el fervor de sus hijos hasta su llegada a la Plaza Vieja, donde vuelta al pueblo presenció el paso de los caballistas que la habían acompañado desde la viñuela y de la carroza de la corte de honor de las fiestas. Con la subida por la calle Mayor y la entrada en la parroquia de la Asunción y Ángeles terminaba un nuevo 4 de septiembre. Ahora desde el altar mayor espera la visita de todos sus hijos.