Un equipo internacional de investigadores liderados por la Universidad Rey Juan Carlos y en el que partcipan investigadores del Campus de Excelencia Internacional en Agroalimentación en la Universidad de Córdoba ha logrado aportar nuevas pruebas sobre los efectos letales del cambio climático y lo ha hecho publicando los resultados de un nuevo estudio empírico en la prestigiosa revista Nature. Un estudio cuyos resultados sugieren que factores asociados al cambio climático, tales como el incremento de aridez, provocarán desajustes en los ciclos del carbono, nitrógeno y fósforo, vitales para el desarrollo de la vida. El trabajo ha sido publicado hoy en la prestigiosa revista Nature, bajo el título “Decoupling of nutrient cycles as a function of aridity in global dryland soils”. Este artículo está liderado por Manuel Delgado Baquerizo, investigador post-doctoral de la universidad Rey Juan Carlos, y participa el profesor José Luis Quero, del Departamento de Ingeniería Forestal de la Escuela Tñecnica Superior de Inegniería Agronómica y de Monters de la UCO.
Los resultados de este estudio indican que un incremento de aridez derivado del cambio climático disminuirá la abundancia de nutrientes principalmente ligados a procesos biológicos, tales como el carbono y el nitrógeno, e incrementará aquellos ligados a procesos geoquímicos, como el fósforo, en zonas áridas de todo el planeta. Dicho aumento favorecerá una disminución de la cobertura vegetal, y por tanto de la entrada de carbono y nitrógeno a los ecosistemas, mientras que potenciará procesos tales como la meteorización de las rocas, aumentando la cantidad de fósforo disponible en el sistema.
Cambios en la importancia relativa de los procesos biológicos y geoquímicos sobre la disponibilidad de los elementos esenciales para la vida habían sido previamente observados, pero siempre han sido asociados a cambios que suelen tardar miles o millones de años en ocurrir. Sin embargo, este trabajo “es el primero en evaluar de forma explícita las relaciones entre la aridez y los desajustes de los ciclos del carbono, nitrógeno y fósforo bajo condiciones naturales a una escala global, y sus resultados nos aportan valiosa información sobre los cambios que pueden ocurrir en las próximas décadas debido al cambio climático en el que se encuentra inmerso nuestro planeta”, afirma uno de los autores, el profesor Delgado Baquerizo.
Factores climáticos como la aridez son de vital importancia en las zonas áridas, debido a que el agua es el principal limitante de la actividad biológica en estos ecosistemas. Las zonas áridas tienen gran importancia a nivel mundial, ya que cubren el 41% de la superficie terrestre, alojan al 38% de la población humana. “Nuestros resultados sugieren que el incremento de aridez predicho para finales de siglo XXI no sólo disminuirá la cantidad de agua disponible en estos ecosistemas, sino que provocará desajustes en la disponibilidad de elementos esenciales para la vida. Esto supone un cambio en las reglas de juego con las que microorganismos y plantas deben subsistir en un futuro cercano, y puede afectar tanto a la diversidad de plantas y microorganismos en estos ecosistemas, como a los distintos procesos biológicos que determinan los bienes y servicios que prestan”, afirma Delgado Baquerizo.
El muestreo de campo ha consistido en una observación directa de 224 ecosistemas naturales dispersos a lo largo de 16 países de todos los continentes excepto la Antártida, y ha sido completado por un escrupuloso examen de más de 2600 muestras de suelo, llevado a cabo en los laboratorios de las universidades Rey Juan Carlos, Pablo de Olavide y de Jaén. Los investigadores han analizado distintas formas disponibles y totales de elementos esenciales para la vida, como el carbono, el nitrógeno y el fósforo.
“Este trabajo pone de manifiesto la necesidad de evaluar el impacto de desajustes derivados del cambio climático sobre funciones ecológicas básicas tales como la producción primaria a nivel global. Por ejemplo, una disminución de la disponibilidad de nitrógeno en el medio podría disminuir la producción de la rubisco, enzima encargada de la fotosíntesis, reduciendo la capacidad de las zonas áridas como sumideros de carbono, derivado de actividades humanas tales como la quema de combustibles fósiles.”, en palabras del profesor Quero.
La publicación de este estudio es la culminación de seis años de investigaciones, y de un esfuerzo colectivo en el que han participado más de 60 investigadores pertenecientes a 30 instituciones de 16 países diferentes, que ha sido coordinado por el Dr. Fernando Tomás Maestre, director del proyecto europeo “BIOCOM” y Profesor Titular de ecología de la URJC. Todo este trabajo ha podido ser ejecutado gracias a la financiación aportada por numerosos organismos públicos y fundaciones privadas en los distintos países, entre los que destaca el proyecto BIOCOM, financiado por el Consejo Europeo de Investigación. “Sin los recursos humanos, técnicos y materiales proporcionados por un proyecto como BIOCOM, hubiera sido imposible realizar un trabajo a esta escala y envergadura. Asimismo, la colaboración entre los distintos grupos españoles e internacionales ha sido determinante para llevar a buen puerto este estudio”, afirma Maestre.
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