Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La cara y el culo

Recientemente me he tenido que hacer unas gafas nuevas porque las que tenía se han terminado por romper y porque mi vista ya no da para más después de 12 años sin ser revisada. Al graduarme la vista me han dicho que me han aumentado bastante las dioptrías, tanto de lejos como de cerca.

En cuanto a los cristales, no hay mucho problema de elección. El meollo está en la montura. Una tía abuela de un amigo mío, que era toda unas señora, elegantísima, sostenía la idea de que si tuviéramos que llevar las gafas en el culo, no habría problema, ya que "normalmente" el culo lo llevamos tapado. El problema está en que las llevamos en la cara, que la ve todo el mundo.

Normalmente, digo, porque aún se ve gente, sobre todo en verano, que sigue esa moda de hace años según la cual se llevaban unos pantalones con poco tiro cuya cintura quedaba a mitad de las nalgas o posaderas, de modo que cubrían, de mitad de nalga para abajo, mientras que de mitad de nalga para arriba iba uno (o una) ventilado, o lo que es lo mismo, in puribus naturalibus, que dicho en cristiano es como decir de la manera como Dios le trajo al mundo, de modo que, dados los cierzos que corren últimamente por estos lares, se corría el serio peligro de coger una urticaria a frigore o como poco un aire en los riñones que llevaba al portador (o portadora) de dichos pantalones a tener que recuperarse en cama del lumbago contraido como precio por defender una moda tan sacrificada y arriesgada.

El problema es ponerse unas gafas en la cara, ya que la cara sí que la llevamos habitualmente como Dios nos trajo al mundo, y según dicen, la cara es el espejo del alma. Menos mal que es la cara, y no el culo, el espejo del alma. De todas formas, hay quien tiene la cara como el culo, de lo cual habría que deducir que para ellos el culo es el espejo del alma, y por tanto, para esas personas, podemos decir que daría igual que, lo mismo que llevan la cara al aire, llevaran el culo expuesto al sol y a los vientos.

¿Qué diferencia hay entre la cara y el culo?

Me parece que una reflexión seria sobre esto nos llevaría muy lejos y ocuparía ríos de tinta, como para redactar una tesis doctoral. Tan solo me limitaré a esbozar un poco lo distintivo de aquellos a quienes vulgarmente llamamos caraculo.

Un caraculo es una persona   en la que, tras sus ojos, se ve que no hay materia gris sino marrón, como en el nalgatorio. Lo esencial de un caraculo es tener mirada de acémila integral, o sea, de burro con cara humana. Por eso, con un caraculo no hay nada que hacer, si de ponerse gafas se trata. Daría igual ponérselas en la cara que en el culo.

En caso de no ser caraculo, lo mejor es aconsejarse por un profesional a la hora de elegir la montura de las gafas, ya que lo que se mostrará tras esta y los cristales es la mirada, en la que se trasluce el alma, pues son los ojos los mayores responsables de que la cara sea el espejo del alma, ya que como decía el poeta, "el ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve". O sea, que aunque algunos se empeñen en lo contrario, el ojo de atrás no es verdadero ojo ni se ve el alma a través de él.

Las gafas visten nuestra mirada, luego deben ser acordes a nuestros ojos, a nuestra alma, a nuestra personalidad; forman parte de nuestra presencia, no son un elemento meramente funcional, Esto, por supuesto, dando por sentado que uno no tenga la cara como el culo. De lo contrario, ya hemos visto que la cosa cambia.