Hace poco ha saltado a la luz pública que una vez que se ha constituido el ayuntamiento de Córdoba, 25 de los 29 concejales que lo componen van a tener nómina pública del ayuntamiento. También saltó hace pocos días la noticia de que lo primero que hizo el nuevo alcalde de Baena fue subirse sustancialmente el sueldo. Ante el clamor popular, no tuvo más remedio que bajárselo de nuevo. Lo que todo el mundo tiene claro es que, cuando pase la marejada, se lo volverá a subir, eso sí, discretamente, que la lección ya la ha aprendido.
He mencionado a Córdoba y a Baena, pero en todos los municipios pasa exactamente lo mismo: Salir elegido concejal en el partido que gobierna es algo equivalente a vivir del dinero público. Quizá no todos los concejales del grupo gobernante tengan un sueldo, pero la tendencia es esa. Me imagino que a los 4 concejales de Córdoba que no les ha caído en suerte vivir de la mamandurrria se les habrá puesto la cara de tontos.
Pero podemos preguntarnos ¿Por qué ha llegado a pasar esto? En tiempos de Franco, ni siquiera el alcalde cobraba sueldo. ¿Acaso no hay funcionarios en los ayuntamientos con capacidad de gestión de la cosa pública?
Podrá argumentarse que es lo propio de políticos tener iniciativas de gobierno. Bueno, pero ¿esas iniciativas de gobierno requieren acaso un sueldo con presunta dedicación completa? ¿acaso no se pueden remunerar esas iniciativas de manera similar a las de los miembros de los colegios profesionales que forman parte de una junta directiva, pero siguen desempeñando su profesión?
Dicho lo anterior hago un inciso: Esas "iniciativas" de los políticos locales, en el 90% de los casos no son "iniciativas", sino "ocurrencias catetas", cuyo mejor destino sería que se las metieran por el culo y dejaran a los ciudadanos vivir en paz. Ya bastantes cosas negativas tiene la vida como para encima aguantar las tonterías de los concejales de turno. ¡Qué coñazo! Fin del inciso.
No, no son las iniciativas lo que lleva a colocar en el pesebre a tanta gente. Tampoco son las obligaciones administrativas, que se reducen casi a unas cuantas firmas al día. Ni siquiera a la necesidad de tener un despacho para atender a los vecinos que deseen hablar con el alcalde o el concejal de turno, pues la experiencia dice que nunca están disponibles para atender a nadie, y no es extraño que sea así, porque escuchar a los demás es un coñazo improductivo para quien tiene "otras" aspiraciones desde el puesto público.
Entonces ¿cuál es el motivo para colocar en el pesebre a todos esos? El motivo es muy sencillo y basta abrir los ojos: Los políticos con liberación completa son exactamente aquellos que, en caso de no tener sueldo como concejal, no tendrían trabajo, estarían en el paro más desolador. El sueldo municipal viene a cubrir exactamente un problema laboral particular de quien no tendría cómo ganarse la vida.
Animo al lector a que examine detalladamente el elenco de los concejales con liberación absoluta o parcial de los ayuntamientos de Córdoba, Baena, Priego, Monturque, Cabra, Puente Genil, Lucena, etc. Todos, absolutamente todos, han seguido este criterio para liberar concejales: solucionarles con dinero público la papeleta laboral.
Sin embargo, lo que pasa luego es que estos concejales se dan cuenta de que ni saben nada de su cometido ni saben cómo ocupar las 37,5 horas semanales de tiempo que le deberían dedicar, por lo que se dedican durante 4 años a ser los señoritos del cortijo, visitando el ayuntamiento un rato al día (a media mañana, sin madrugar) para ver qué tal van los jornaleros. Eso sí, a fin de mes controlan perfectamente que se haya llevado a cabo la transferencia de la nómina. Que no falte paja en el pesebre.
Añadir nuevo comentario