Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La clase media

Quizá valoramos más las cosas en la medida de que las estamos perdiendo o las hemos perdido. Hace días hablaba yo con un amigo del PSOE de los que no son sectarios, es decir, un raro espécimen en la política partidista de este país. Comentábamos la situación política y social de los últimos años, y una de las cosas de las que mi interlocutor se quejaba era la pérdida de la clase media con motivo de la crisis. Ese millón largo de pequeñas empresas que han desaparecido, esos seis millones de parados, ese 24% de economía sumergida, que son españoles que se están escondiendo, ya sea por insolidaridad o por sobrevivir de alguna manera; todo ello supone que el colchón económico en que consistía la clase media, se ha ido al carajo, de modo que ahora en España hay muchos más pobres y muchos más ricos que antes, o al menos muchos más pobres y los mismos ricos que cuando empezó la crisis.

La clase media en España la componían muchos pequeños empleados, funcionarios, autónomos y comerciantes que tenían en común la debilidad de sus economías, pero también la suficiente solvencia como para llevar una vida sin excesivos sobresaltos y con un ligero desahogo. Dicho en otras palabras, que sus economías no estaban como para tirar cohetes, pero, vivir vivir, no vivían mal del todo.

Podrá pensarse que esa clase media de la que hablo es un porcentaje pequeño en la economía española, pero eso no es cierto, porque ocupa—ocupaba—una parte importante del tejido productivo que ahora ha desaparecido. En su lugar tenemos una masa ingente de parados que se están comiendo poco a poco el pequeño patrimonio que tenían o que han ido a parar a la economía sumergida, gracias a la cual—paradoja—en este país ahora mismo no hay una revolución social, aunque la cuarta parte de la población activa viva humillantemente de la trampa.

Mi amigo socialista tiene unos 50 años, por lo que ha vivido el tiempo de Franco. En la conversación que teníamos el otro día, sus quejas no iban referidas solo a Rajoy, sino también a Zapatero y en general al sistema, pues como yo, coincide en que todo esto viene de atrás. Mal régimen político es el de una sociedad que se organiza de tal modo que solo el capitalismo duro sale ganando siempre, con la derecha y con la izquierda. Insultantes son las ruedas de prensa de los banqueros de este país que obtienen unos beneficios exorbitantes tanto si la gente tiene de qué comer como si no.

Pienso que tras unos años de obnubilación y espejismo con la democracia, quizá haya quien vuelva los ojos a Franco y se quede admirado de que en los años sesenta el paro en España era, incluyendo a los emigrantes—que de hecho no estaban parados—, del 4,2% y pasábamos menos necesidades entre otras cosas porque éramos un pueblo más sano que no se había inventado tantas necesidades como hoy. En cuanto a la clase media, fue Franco, y no la democracia, quien creó esa clase media, quien se preocupó de transformar la masa inmensa de proletarios que dejó la guerra en una gran muchedumbre de pequeños propietarios ilusionados con el fruto de su trabajo y con llevar una vida económicamente digna.

Se podrá argumentar que pesan más en la balanza las libertades políticas, que con Franco no teníamos. ¿Libertades? ¿Es libertad el poder echar en una urna una papeleta, que no sirve para nada, cada cuatro años? ¿Es libertad la inseguridad ciudadana y la impunidad de los delitos que se cometen? ¿Es libertad la arbitrariedad continua de la Administración? ¿Es libertad la ausencia de democracia interna de los partidos políticos? ¿Es libertad la ausencia de oportunidades de todo aquel que tiene valía en este país frente a los enchufados de la casta política? ¿Es libertad la corrupción generalizada de partidos políticos y sindicatos? ¿Es libertad la nula libertad de expresión, que actualmente solo es posible en bares y cafés, pero no en otros medios?...Podríamos seguir.

Hemos perdido la clase media, pero no hemos ganado muchas cosas más. Estamos cometiendo una injusticia histórica con Franco, que se preocupó del pueblo a diferencia de estos políticos de mierda que solo se preocupan de si mismos. De la misma manera que en los últimos años se ha visto rehabilitada la figura de Niceto Alcalá Zamora y cada vez queda más claro que Alcalá Zamora no era lo mismo que Largo Caballero o Indalecio Prieto, por ejemplo; espero—no se si llegaré a verlo—que Francisco Franco llegue a ocupar el puesto que le corresponde en justicia y no el que le han otorgado cuatro revanchistas incultos de medio pelo y sin visión panorámica. Ha tenido que caer la clase media en nuestro país para que alguien—aunque sea socialista—la eche de menos y se pregunte quién habrá sido el que la creó y cómo lo consiguió.

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