El pasado 19 de agosto, Sur de Córdoba me publicó un artículo titulado "El aborto, sin solución por ahora", que fue comentado por tres personas, dos mujeres y un tal Pepe, cuyo comentario fue más bien negativo y al que yo respondí.
El comentario de Pepe decía lacónicamente lo siguiente: "Señor Somolinos, conozca a una mujer, cásese, forme una familia y deje de dar consejos por favor". Mi respuesta a ese comentario se resumía en decir que yo no había dado consejos sino expresado mi opinión, que quien daba consejos era él, que parecía un director espiritual frustrado y que quizá pretendía echar una cortina de humo sobre un asunto personal.
Estos comentarios tuvieron lugar el 20 de agosto. Sin embargo, al día siguiente, no se por qué, me vino a la cabeza que el tal "Pepe" no podía ser un varón, sino que tenía que ser una mujer. Probablemente nunca lo llegaré a saber, pero sospecho que es una mujer quien envió ese mensaje. Me apoyo en las razones que siguen.
Para empezar, me trata por mi apellido materno, "Somolinos", y no el paterno, "Moya", lo cual constato que no es costumbre entre las personas que me conocen, y el autor del comentario parece que algo me conoce, pues sabe que no estoy casado.
Segundo indicio: Ese consejo "conozca a una mujer, cásese, forme una familia", aunque en un principio yo lo tomé como algo negativo, como una especie de intromisión en mi vida personal, bien visto no es algo negativo, es un buen consejo proveniente de una persona que probablemente me conozca superficialmente, pero es un buen consejo si se ve desde el punto de vista de quien lo da. Ahora bien, ese consejo y en esos términos, me parece que en ningún modo puede salir de la pluma de un varón, sino de una mujer. No puede ser sino una mujer quien se exprese de modo tan delicado. No olvidemos que "matri-monio" es el oficio de madre. Ese consejo lo ha dado seguramente una mujer.
Tercer indicio: "y deje de dar consejos". La persona que escribió el comentario "vio" consejos donde no había ni uno. Quien lea mi artículo con detenimiento, verá que no hay en él ni un solo consejo. Luego al tal Pepe -o a la mujer que se esconda tras ese nombre- le volvió a traicionar el subconsciente al verse retratado -retratada- en las descripciones generales de mi artículo.
¿Qué dije yo en mi artículo que pudiera revolver la conciencia a mi comentarista anónima? Pienso que donde se vio afectada, y quizá retratada esa mujer, fue en mi descripción del síndrome post-aborto marcado por el sentido de culpabilidad, que no se borra, en aquellas mujeres que se han sometido a un aborto y que en España son ya un millón y medio; mujeres cuyo dolor es generalmente ignorado por toda la sociedad a pesar de ser tan grande que ha generado en la mayoría de ellas trastornos psiquiátricos que en no pocos casos han terminado en suicidio.
Este es un problema silenciado por esta sociedad hipócrita que a la vez que se decanta por soluciones aparentes, genera problemas mayores de los que se desentiende. El aborto es el arquetipo de la sociedad machista ¿Dónde están los padres de ese millón y medio de niños abortados desde 1985? Muchos de ellos ni siquiera saben que son padres de niños abortados, ni siquiera llegaron a saber que dejaron embarazada a una mujer con cuyo cuerpo pasaron un rato de placer.
Mientras tanto, en España hay actualmente un millón y medio de mujeres que tienen un grave problema: No consiguen -no pueden- perdonarse a si mismas. Saben perfectamente lo que han hecho, y no se va de su conciencia.
Antes de seguir, trato brevemente el cuarto indicio: Ese "por favor" con que termina mi comentarista es un indicio femenino. Un tal Pepe me habría mandado a tomar por culo o cosas parecidas. Ese "por favor" indica suavidad femenina a la vez que esconde cierta angustia, como de quien no ve salida a su problema y piensa que lo mejor es no tocarlo. Fin del indicio.
Termino. ¿Hay alguna solución para esas mujeres, protagonistas de un aborto, que ni pueden ni consiguen perdonarse a si mismas?
Si en mi anterior artículo no di consejos, ahora voy a dar uno.
Sí, sí hay una solución, sí hay un camino para que esas mujeres encuentren la paz, para que se perdonen a sí mismas, para que ese asesinato que cometieron no termine volviéndolas locas a pesar de que la sociedad no se lo reproche. Ese camino, esa solución, se resume en una sola palabra: Jesucristo.
Jesucristo es Dios y hombre verdadero, y es nuestro Salvador. Jesucristo perdona el pecado de aborto si quien lo ha cometido acude al sacramento de la Penitencia. El perdón de Cristo es total, su misericordia es completa. El perdón de Cristo borra totalmente del alma los pecados cometidos hasta el punto de que desaparece la culpa y por tanto deja de tener sentido el sentimiento de culpabilidad en quien ha sido perdonado por Cristo.
No se si el tal Pepe es un tipo o una mujer. Sospecho que es una mujer. Sospecho también que está "implicada", o como dicen en mi pueblo, "que sangra por la herida". Sospecho que tiene una herida abierta en el alma. Si mis sospechas son fundadas, ahí va mi consejo, a la vez que pido perdón por la contestación algo brusca que hice del comentario suyo a mi artículo anterior.
Comentarios
Respuesta
También los hay que piensan que el aborto sí que es un asesinato, pero que para predicar, mejor váyase usted al Congo.
libertad
Yo me iré en cualquier momento, no a donde tú digas, sino a donde me salga a los cojones, por supuesto.
Ruegamos moderación en los comentarios
Desde el Consejo de Redacción de surdecordoba.com se ruega moderación en los comentarios y que éstos se ciñan al contenido del artículo sin polemizar con quien lo escribe, ya que el anonimato es a veces cobarde y aquí no le vamos a dar cancha.
En este mismo artículo hay dos comentarios que no vamos a publicar por, precisamente, no estar a la altura. Lo sentimos, el insulto al articulista, por muy fino que sea no está permitido, aquí cada cual escribe lo que quiere, pero dando la cara tal y como lo hacen nuestros articulistas.
Libertad y pluralidad sí, siempre, pero con responsabilidad.
Páginas
Añadir nuevo comentario