Quizá para muchos el primer libro de Samuel es algo desconocido. Es uno de esos libros de la Biblia que duermen en el olvido. En él se narran los comienzos de la monarquía en Israel.
Desde que Josué, sucesor de Moisés, condujera al pueblo elegido en la conquista de la tierra de Canaán, prometida por Dios, hasta la aparición de Samuel, pasaron unos doscientos años. Es el periodo conocido como de los Jueces de Israel, que en total fueron 12, a quienes convenía, en algunos casos, el título de libertadores, más que de jueces, porque eran elegidos por Dios para liberarlos de los enemigos vecinos, que los oprimían, en castigo querido por Dios como consecuencia de la impiedad de los israelitas, que con facilidad se olvidaban de Dios.
La Biblia nos presenta a Samuel como el juez número trece y último, como quien lleva a cabo el tránsito a la monarquía en Israel. El primer libro de Samuel narra hechos comprendidos entre el año 1070 antes de Cristo, año del nacimiento de Samuel, y el año 970 en que muere David, segundo rey de Israel después de Saúl.
Hubo un momento en que el pueblo de Israel, a través de los ancianos, planteó a Samuel, juez, su deseo de tener un rey. Samuel no quería que tuvieran rey por cuanto según la tradición israelita, solo Dios era el rey de Israel. Samuel, según era su costumbre, le consulta al mismo Dios la cuestión. Dios no se opone a esas pretensiones del pueblo, pero le indica a Samuel que les advierta bien y les de a conocer el estatuto del rey que va a gobernar sobre ellos.
El libro primero de Samuel se escribió aproximadamente en el siglo VI antes de Cristo, esto es, unos 500 años después de los hechos narrados, recopilando material de todo ese tiempo. Sin embargo, las advertencias que hace Samuel al pueblo sobre cómo es un rey—o sea, un gobernante en general—son, al parecer, de aportación tardía, esto es, del mismo siglo VI antes de Cristo, y vienen recogidas en los versículos 10 al 18 del capítulo 8.
Me parece de valor excepcional este trozo de la Sagrada Escritura porque no hay un texto tan antiguo que exponga tan descarnadamente lo que es un político. Decir lo que dicen estos versículos en el momento en que se redactó este pasaje es algo insólito en un mundo en el que los políticos eran divinizados. Incluso hoy, el retrato es tan real que muestra la infinita sabiduría de la Biblia y la sabiduría que adquiriríamos si la leyéramos con más frecuencia.
El texto es este: “Samuel transmitió lo que le había dicho el Señor al pueblo, que le pedía un rey, y les dijo: Así gobernará el rey que va a regiros: tomará a vuestros hijos y los pondrá al servicio de sus carros y caballos, haciéndoos correr ante su carroza; los empleará como jefes y capataces; les hará trabajar sus campos, segar sus mieses, fabricar sus armas de guerra y los arreos de sus carros. A vuestras hijas las tomará para perfumeras, cocineras y panaderas. Os quitará vuestros mejores campos, viñas y olivares, para dárselos a sus servidores. Os exigirá los diezmos de vuestras mieses y vuestras viñas para dárselo a sus cortesanos y sus ministros. Se adueñará de vuestros siervos y siervas, de vuestros mejores bueyes y asnos para emplearlos en sus trabajos. Os exigirá el diezmo de vuestros rebaños y vosotros mismos seréis sus esclavos. Entonces gritaréis contra el rey que vosotros mismos habéis elegido, pero el Señor no os responderá”.
Si traducimos un poco el lenguaje bíblico a un lenguaje actual—todo el mundo sabe hacerlo—el retrato de lo que son los políticos es descaradamente real y actual a pesar de estar escrito hace 27 siglos.
Dejo para un próximo artículo cuál es, a mi modo de ver, la solución para este país, lleno de políticos corruptos. Quizá piense alguien que Podemos es la salvación del país. ¡Qué ingenuos! Podemos son más de lo mismo. En los escasos meses de su existencia ya han dado muestras, no solo de pretender actuar como lo describe Samuel, sino de una incipiente corrupción—véase el caso Errejón en la universidad de Málaga y otras perlas más—que parece demostrar que si no están tan corruptos como PP, PSOE, IU y CIU, no es porque no lo sean, sino porque todavía no han tenido tiempo de corromperse a esos niveles, pero van camino de ello a la vez de llevar al país a tomar por culo si una buena masa de descerebrados los elige.
De momento, baste este apunte de sabiduría bíblica, que no es sino un profundo conocimiento del hombre, el cual debería ser la base para organizar una sociedad. No hay nada nuevo bajo el sol.
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