TRAIL. CABRA. El Club CIMA 2000 acabó su particular crónica de los 101 de Ronda el pasado año con el firme propósito de los que participaron de no volver más. En una quedada para recordar esa aventura, solo dos semanas después, y después de dos cervezas, el propósito ya no era tan firme…y cuando se pasó al vino el propósito se convirtió en un despropósito. Había que volver, sin un porqué, sin excusas; quizás la excusa son los propios 101.
Para ello había que entrenar, ya había una justificación para ello. Sábados de obligado cumplimiento. Muchos días y decenas de kilómetros más tarde llegó el segundo fin de semana de mayo, el día ‘D’. Amanecía Ronda el sábado 14 con la calma que sucede a la tempestad de la semana precedente. Olor a humedad. Nubes y claros. Temperatura magnífica, muy diferente al infame calor de 2015.
Campo de fútbol de Ronda. 10.30 de la mañana. Salida de las bicis. 2625 en concreto, cada cual con su guerra. Una vez que quedó la pista de atletismo libre de ruedas, turno para quienes iban a marchar, 4075 más concretamente, los ciento un mil metros, con cinco mil quinientos cincuenta y dos metros de desnivel acumulado; héroes y heroínas que en algunos casos iban a estar casi veinticuatro horas por esos caminos de Dios y de bandoleros. Solemnidad y marcialidad, arengas y vivas y salida. Por parte de CIMA 2000, Rafa Oliva con la bici y a pie, Manmen Martos, Rafa Criado, Manolo y Pepe Castro, José Luis Mendoza, Rafa Pinilla, Antonio Rodríguez, Pepe Campos…y Ramón. Los ocho primeros con la intención de llegar, pasarlo lo mejor posible y sufrir lo preciso; y Ramón… Ramón es un caso aparte.
Cuchillo entre los dientes desde la salida, turismo obligado a la carrera por Ronda. Dirección a las Navetas, primeros barros, primeras maldiciones. Veinte kilómetros menos. Paso por Arriate, ambiente festivo, de felicidad, que acompañaba a los participantes por donde quiera que pasaran. Cuesta de los “Cochinos”, las maldiciones iban en aumento. Aparecían las primeras heridas de guerra en los pies. Pueblos blancos, Alcalá del Valle y Setenil de las Bodegas. En este último chute de ánimo en la maravillosa travesía del pueblo, merece la pena participar en los 101 sólo por pasar por allí. Cuarenta y cinco kilómetros para el final. Avituallamiento, cambio de ropa, avíos para la noche. La poca sensibilidad que queda se acaba. Marchar. No pensar. No hay dolor. El grupo sufre pero sigue compacto. Mientras se encienden los frontales, Ramón ya ha llegado a la meta: 10 horas y 41 minutos. Carrerón.
Montejaque. Ya es domingo en el cuartel de la Legión. Comida caliente. Veinticinco kilómetros para el fin de la tortura. Hace frío camino de la Ermita. Benaoján y después el infierno en forma de barrizal. Ni las piernas ni los reflejos están a estas alturas para evitar obstáculos. Caídas constantes. Una vez superada la trampa, amanece, y primer café antes de la cuesta del “Cachondeo”; pero bromas las precisas. Calles de Ronda, el grupo sigue en imperfecto orden de revista. Con dignidad. ¡Meta! Un año más.
De nuevo prueba superada. Otra vez el grupo por encima de las individualidades, kilómetro a kilómetro. Sombrerazo a todo el GRUPO, es un honor compartir caminos, paisajes y risas con vosotros (también cervezas).
PD: En 2017 volvéis a los 101…y lo sabéis.