ATLETISMO. CABRA. Juan José Carvajal ha protagonizado una de esas gestas deportivas que no copan portadas pero que requieren un esfuerzo físico y psicológico descomunal. Este egabrense, amante del atletismo llevado a su más alta expresión, ha recorrido cientos de kilómetros a pie entre Almería y Cabra. No es la primera vez que consigue una gesta de este tipo ni, seguramente, será la última.
P. ¿Desde cuándo practicas atletismo y qué recuerdos tienes de tus primeras carreras?
R. Pues mi etapa dentro del atletismo comenzó hace aproximadamente hace 32 años, cuando tuve la suerte de conocer a don Enrique Triano. Hay que decir que en aquellos años yo jugaba al fútbol porque los atletas parecía como que estaban mal vistos. La gente veía a las personas correr y se reían de ellas. Don Enrique, como yo le conozco, será una de las personas que más haya hecho por el atletismo en la ciudad puesto que fue pionero a la hora de organizar carreras en Cabra y en una de ellas decidí probar. Coincidí con él en carrera y yo decía “el viejo este no me va a ganar, ya que lo veo pelón y mayor” (entre risas) y así fue como nos conocimos y comenzó a hablarme de otras carreras y me acompañó a muchas de ellas, participando en medias maratones y carreras cortas por toda Andalucía.
P. ¿Qué significa para ti este deporte y qué tiene bajo tu punto de vista que lo hace diferente de los demás?
R. Para mí es una filosofía de vida y me propia familia me lo nota, ya que el día que no puedo salir a correr me dicen que estoy insoportable y no les falta razón. Hoy por ejemplo, me toca descansar y para mí eso supone un esfuerzo muy importante pero es cierto que algunos días hay que parar. En cuanto a lo que lo diferencia de los deportes de equipo, es que en este deporte eres tú mismo contra ti, ya que no dependes de nadie.
P. Además en tu caso, no hay que acabar de atletismo sino de pruebas ultra por su dificultad. ¿Cómo surgió un día esa chispa para decidirte a realizar este tipo de pruebas?
R. Surgió progresivamente, porque conforme superas retos siempre vas queriendo más. Tras esas carreras cortas me introduje en la disciplina de la maratón, proponiéndome bajar de tres horas, algo que conseguí al tercer intento. Una vez superado ese reto, me propuse hacer cincuenta kilómetros subiendo al Pico Veleta, donde conseguí también muy buenos tiempos, siendo el mejor el de 5h15’, que es algo de lo que acabé muy satisfecho porque es una carrera continuamente cuesta arriba.
P. Aunque ahora vienes de recorrer la distancia entre Almería y Cabra, no es la primera vez que unes dos ciudades con una longitud tan amplia entre ellas, ¿no es así?
R. Cierto. La primera fue unir Jaén con Cabra, posteriormente vine desde Granada tras un parón por una lesión en la espalda, el año pasado hice Córdoba con ida y vuelta porque sólo la vuelta me parecían pocos kilómetros y este año he seguido el círculo haciendo Almería.
P. Cuéntanos cómo transcurrieron esas pruebas anteriores a esta…
R. La de Jaén, que fue la primera, la hice prácticamente solo. Me cogí mi mochila, me soltaron en el kilómetro cero y la hice solo hasta Luque, donde apareció un compañero mío para llevarme una fruta que siempre viene muy bien y desde ahí hasta Cabra iba dejando el coche en la carretera y subía en bicicleta hasta la Vía Verde para avituallarme. La siguiente fue la de Granada, que fue algo más dura porque eran más kilómetros y además la hice en verano con unas temperaturas muy altas para que el reto fuese aún mayor, ya que entiendo que los desafíos, o se hacen fuertes o no se hacen. Fueron 106 kilómetros y se me peló hasta la nariz. En cuanto a la prueba de Córdoba, como estaba a un paso, decidí hacer algo especial, llevando hasta la Diputación un recuerdo de Cabra y que ellos me dieron otro para la ciudad. Por la noche me acompañaron cuatro deportistas amigos míos de Córdoba, que vinieron hasta Cabra y vinieron corriendo hasta Córdoba. Ellos se quedaron allí y yo volví para atrás acompañado en algunos tramos por Loli Jiménez y otros compañeros, así como la Escuela de Atletismo desde que llegué a la Fuente Las Piedras. Fue emocionante y muy bonito.
P. Turno ahora para hablar de la carrera desde Almería.
R. Totalmente. Era el reto de los retos porque esa distancia nunca la había hecho ni en horas ni en kilómetros. Me preguntaban que cuánto iba a tardar y les dije que no lo sabía porque es algo que no se puede calcular, ya que en esa distancia pueden pasar muchas cosas como bajones o lesiones. Me adelanté sobre el horario previsto que tenía y eso me hace coger aún más fuerzas para cuando llegue la hora de venir desde Cádiz, que es la distancia más larga. La única molestia que traía eran ampollas en los pies y me he dado cuenta de que podía haber hecho aún más kilómetros. Se ve que la preparación que hice en cuanto a hidratación y alimentación ha salido muy bien.
P. Para unir dos ciudades tan lejanas en cuanto a distancia, ¿cómo se establece el dispositivo de organización para seleccionar el recorrido?
R. La verdad es que no me paro a organizarlo y voy corriendo tal como vaya surgiendo. Sólo tres o cuatro días antes de la prueba trazo una ruta en el mapa con la intención de venir por las vías de servicio de las autovías, pero el problema que te encuentras a menudo es que llega un punto en que esa vía de servicio se te corta, por lo que tienes que volver y desandar varios kilómetros hasta que encuentras un puente por el que pasar al otro lado de la autovía. Esto hace que para no perder tantos kilómetros, llegue un punto que a quienes me acompañan con el coche, les pido que sigan hacia adelante y yo me voy por medio de los montes, ya que si cada vez que andas varios kilómetros los tienes que desandar, acabas haciendo 500 kilómetros en vez de 300 y eso te desanima. Hubo un momento además muy duro porque me quedé sin agua y como el coche estaba por un lado y yo por otro, tuve que seguir mi camino hasta que llegué a un restaurante de la vía de servicio y me compré una Coca Cola ya que no tenían agua.
P. ¿Cómo se prepara una carrera de este tipo tanto física como psicológicamente?
R. Haciendo muchos kilómetros. La preparación la comienzo en Enero haciendo del orden de entre 26 y 30 kilómetros diarios, esté el clima como esté. En estos últimos días de calor, he salido a las 12.00 de la mañana hasta las 15.00 de la tarde, o bien salía a las 17.00 y volvía a las 20.00 para aclimatar el cuerpo a las altas temperaturas que me esperaban.
P. ¿Llega un momento en alguna ocasión en el que dices “no puedo seguir? ¿A qué te agarras en esos momentos?
R. Hay veces que sí ocurre, porque hay zonas que no las conoces, crees que no vas por el camino correcto o incluso tienes que desandar camino y esto hace que te desmotives. Evidentemente ahí tienes que agarrarte a la fuerza mental, que es prácticamente el 80% de estas pruebas. Gracias a Dios tengo mucha fuerza mental y sólo pensaba en seguir adelante a mi ritmo, y lo único que me preocupaba era tener alguna lesión o algún fallo del organismo, pero por suerte sólo tuve problemas con ampollas en los pies a la altura de Almedinilla, por lo que sabía que la meta ya estaba cerca.
P. En tu idea de seguir uniendo Cabra con las capitales andaluzas, sabemos que el año que viene la idea es venir hasta aquí desde Málaga, ¿cierto?
R. Así es. Voy haciendo círculo y es lo que toca. Ya estoy viendo el recorrido y el año que viene lo intentaremos.
P. Siendo un atleta que gusta de este tipo de pruebas, ¿te has planteado hacer alguna prueba aún de mayor exigencia que las que has realizado hasta ahora?
R. Por supuesto, ya está en mente. Una vez que termine de unir Cabra con todas las capitales andaluzas intentaré venirme desde Madrid hasta Cabra. El reto es mayúsculo pero al miedo lo mata la mente. A más distancia, menos ritmo. Adecuándolo bien a la distancia, creo que se puede hacer todo.
P. Además de estas pruebas realizadas hasta la fecha uniendo Cabra con las capitales andaluzas, ¿qué otras pruebas similares has hecho y qué tal te ha ido en ellas?
R. Pues además de las mencionadas anteriormente, mi primera prueba de cien kilómetros la hice en Madrid, en una prueba no competitiva a la que asistí con la idea de intentar terminarla. Lo logré tras catorce horas y fue cuando decidí pasar a recorrer esa cantidad de kilómetros en pruebas competitivas, por lo que participé en varias ocasiones en Ronda, llegando a un punto en que me aburría porque quería retos mayores. Fue entonces cuando se inauguró la Vía Verde y me decidí a venir hasta Cabra desde Jaén, que es el punto más lejano, y fue cuando pensé que si había unido Jaén con Cabra podía hacerlo también con las demás capitales andaluzas.
P. En líneas generales, hay que reconocer que el deporte del atletismo está gozando hoy en día de una gran aceptación y cada vez se ve más gente corriendo por las calles, por la Vía Verde… ¿A qué crees que se debe este auge?
R. Creo que donde va uno, van todos. Es un deporte muy bonito que te hace sentirte bien y que te fortalece tanto física como psicológicamente. Además es muy saludable y también ha ayudado a la integración de las mujeres en el deporte, ya que antes se veían muy pocas mujeres haciendo atletismo y ahora, en pruebas de montaña, te encuentras muchas.
P. La última. Hablando del nivel del atletismo español, que cada vez está más bajo, ¿qué consideras que está pasando a nivel competitivo para que los atletas españoles no estén dando la talla como antes, sobre todo precisamente en pruebas de fondo y medio fondo?
R. Pues no tenemos a casi nadie que destacar porque no tienen apoyo. Hace unos años disfrutaban de unas becas que les permitían dedicar más tiempo a entrenar, pero hoy en día, a no ser que tengas un sponsor muy bueno que te permita no tener que trabajar, todos los atletas viven de su trabajo. Para ser campeón del mundo, no puedes entrenarte media hora.
P. ¿Deseas añadir algo más?
R. Agradecer a las tres o cuatro personas que me acompañan en mis retos, porque les gusta el atletismo pero han tenido que vivir más de cuarenta horas al lado mío sin dormir, pasando calor, asistiéndome en todo momento… Gracias a mis hijos y al novio de mi hija, que son estas personas a las que me refiero. Asimismo, agradezco a todas las personas que se pusieron delante del ordenador o del móvil para mandarme mensajes de ánimo. Cuando llegué y vi los mensajes, me pusieron los vellos de punta y me hicieron saltar las lágrimas.
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