Lucena
El alcalde de Lucena José Luis Bergillos y el concejal de Cultura Manuel Lara informaron ayer de que las obras de remodelación del casco histórico no se ha paralizado por los restos aparecidos en la Plaza San Miguel, de hecho, Bergillos indicó que “si hubiese aparecido algo importante que tuviéramos que mantener, lo haremos tal y como hicimos con la necrópolis judía, nosotros no destruimos”.
Lara manifestó que se han hallado restos óseos y de estructuras, de entre los siglos XIII y XVII, además de restos de la anterior sacristía de San Mateo, “hay que recordar que no fue hasta 1671 cuando la Plaza San Miguel se hizo plaza, antes sólo eran viviendas y anteriormente un descampado al lado de la iglesia y en el extrarradio de la ciudad”, unas palabras que fueron confirmadas por el cronista oficial de Lucena, Luis Fernando Palma Robles.Actualmente, tres arquitectos han visto los restos, David Palomino, enviado desde la delegación provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, Antonio Rodríguez, encargado junto a cuatro trabajadores de realizar a mano la excavación y datar todo lo que se encuentre, y el arqueólogo municipal, Daniel Botella, que supervisa los trabajos.
El equipo de gobierno se ha visto obligado a dar estas declaraciones, días después de que el Partido Popular, a través de un comunicado criticara la manera de proceder del Partido Socialista en este asunto. Los populares acusaron al equipo de gobierno de querer dar carpetazo al asunto cuanto antes para que las obras no se retrasasen y estuvieran terminadas para la Semana Santa de 2011 “dada la cercanía de las elecciones municipales”.
Lo cierto es que la zona fue sometida a catas arqueológicas hace unos meses, por lo que desde el consistorio, “íbamos un paso por delante y ya sabíamos lo que nos íbamos a encontrar” manifestó Bergillos, quien añadió que “el Partido Popular es muy conservador y quiere conservarlo todo, nosotros creemos que sólo hay que conservar lo importante y transformar el resto”.
Pero ahí no acaba todo, la Plaza San Miguel también ha sido objeto de polémica por las esculturas, en concreto por la del II Marqués de Comares, que una vez terminadas las obras, no se ubicará en el mismo sitio, sino en los alrededores del Castillo del Moral. Otra de las estatuas, la de Barahona de Soto, que presidía la Plaza de Archidona, tampoco volverá a su sitio, sino que se instalará en la calle Barahona de Soto.
El proyecto de remodelación del casco histórico pretende en una primera fase actuar en las plazas de San Miguel, Archidona, Alta y Baja y Pasaje Cristo del Amor y realizar las primeras intervenciones en la calle Barahona de Soto y en el lateral norte del Coso con el Castillo del Moral con el fin de unificar todos estos espacios con la Plaza Nueva. El alcalde adelantó ayer que en un futuro no muy lejano “la Plaza Nueva y el Coso quedarán prácticamente unidos porque el edificio de Telefónica se trasladará también. Ya hicimos un estudio hace unos años y el traslado era muy costoso, pero la tecnología juega a nuestro favor” concluyó Bergillos.
Otra de las polémicas que se ha suscitado en torno a la plaza en los últimos días ha sido la eliminación o no de los cuatro cipreses existentes, unos árboles cuya eliminación estaba contemplada en el proyecto inicial, y que dada la inviabilidad de trasplantarlos, desde la concejalía de Medio Ambiente se pidió poder conservar en su sitio los cipreses que se pudieran. En la actualidad, aunque ya está más que confirmado que al menos uno de ellos deberá ser eliminado, se está estudiando por parte de los técnicos la conveniencia o no de mantenerlos, ya que, tal y como explicó la concejal del área, Mª del Mar Morales “al haber comenzado las obras, se han cortado las raíces y el asiento de los árboles tampoco es el más adecuado, por lo que no sabemos lo que pasará al final”.
La remodelación del casco histórico comenzó el pasado 27 de septiembre y cuenta con un plazo de ejecución de 8 meses, estando prevista la finalización para el 11 de abril de 2011. Con motivo del avance de la intervención, el equipo de gobierno se vio obligado ayer a abrir el callejón de la Montiña, que comunica la Plaza Nueva con la calle Barahona de Soto y que “ayudará a que los negocios de la zona no se vean asfixiados”. Este callejón, realizado en la parcela de un particular, que lo cede al Consistorio, ya se usó durante los meses que duró la intervención en la Plaza Nueva mientas que se construía el aparcamiento subterráneo.
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