El Teatro Garnelo acogió ayer la tercera jornada del Congreso Internacional de San Juan de Ávila que desde el jueves organiza el Obispado de Córdoba con motivo de su año jubilar. Los 250 congresistas inscritos fueron recibidos por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y el alcalde de Montilla, Federico Cabello de Alba y diversos concejales del equipo de gobierno.
Miguel A. Pena González, de la Universidad Pontificia de Salamanca, abrió la primera sesión académica en el Teatro Garnelo centrada en “El contexto de san Juan de Ávila“.Haciendo referencia al título, explicó “los tiempos y vivencias de san Juan de Ávila”, recorriendo los distintos lugares donde el Santo vivió, como Salamanca, Alcalá y Sevilla. Tras disertar sobre cada uno de ellos, el ponente expuso también los maestros que configuraron la vida de san Juan de Ávila, destacando a Domingo de Soto, Juan de Medina y Pedro Sánchez Ciruelo. Al hilo de esto, afirmó que “el santo se vincula a un modelo académico inspirado en París, en el nominalismo y en una nueva teología”. “Estamos ante una figura rica, profunda y compleja, que no es fácilmente identificable, pero que se puede caracterizar por ser un profundo recreador y reorganizador, con una honda preocupación por que fe y vida caminen de la vida”, aseguró.
A continuación, María Jesús Fernández Cordero, de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, quien trató “Dar el corazón de Dios. La redamatio en san Juan de Ávila“,señaló el lenguaje y las aportaciones del nuevo Doctor de la Iglesia en la acción reparadora. Comenzó manifestando que “la acción reparadora de Dios requiere ser acogida por el hombre, pues la redamatio es una dimensión viva con Dios”. Centrándose en la figura del Maestro y en la primera parte del Audi filia, la conferenciante indicó que san Juan de Ávila es el prototipo de todo amor de Dios, “una fuente de santidad que busca apartar al hombre de los lenguajes de tinieblas”. Concluyó haciendo alusión al enclave místico en la redamatio del santo Ávila y la redamatio en el estudio del sacerdocio, donde se detuvo manifestando que “el Maestro Ávila trabajó en una reforma en el ministerio, dotando al sacerdote de una oración especialmente comprometida, porque ésta es la que configura al sacerdote con Cristo”.
Continuando la jornada, el historiador montillano Antonio Luis Jiménez Barranco,presentó la nueva documentación avilista inédita y escasamente desconocida que se ha localizado en la localidad y que permanece expuesta en la Casa de las Aguas, cerca de la Basílica pontificia, como las primeras biografías de los siglos XVI y XVII, Constituciones Sinodales, las primeras ediciones de de sus obras, el magisterio espiritual, hasta la definitiva Positio publicada en Roma en 1970, entre otros.
Las sesiones académicas de la mañana las cerró Gerard Cadiere Araujo, de la Congregación para la Doctrina de la Fe de Roma, bajo el título “Las notas de la eclesialidad en la obra de san Juan de Ávila“.En su intervención, repasó la teología espiritual del Maestro y los rasgos de su doctrina, asegurando que “para enmarcar adecuadamente la doctrina de San Juan de Ávila primero se debe tener en cuenta que no fue un teólogo académico en el sentido de un profesor de teología, sino un gran predicador del Evangelio, así como un confesor extraordinario y director espiritual”. Asimismo, aclaró que “San Juan de Ávila es un verdadero maestro de la vida espiritual, y por lo tanto su doctrina teológica consiste sobre todo en una teología espiritual y pastoral que hunde sus raíces en la Sagrada Escritura, en los Padres y en el Magisterio de la Iglesia, y por lo tanto sigue estando firmemente anclado en fundamentos morales y dogmáticos muy firmes”.
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