LUCENA. La mayoría de la ciudadanía de Lucena reconoce que su salud física y mental es ahora peor que antes del estallido de la pandemia y el inicio de los confinamientos. Es uno de los datos que revela la encuesta realizada por la Concejalía de Servicios Sociales y Salud sobre la afectación de la covid-19, cuyos resultados se han presentado este martes a cargo del alcalde, Juan Pérez, y la titular de esta área municipal, Carmen Gallardo.
Enmarcada dentro del programa del Plan Local de Salud, un total de 545 personas vecinas de Lucena –de ellas 401 son mujeres— cumplimentaron esta encuesta el pasado mes de marzo (en el primer aniversario de la crisis sanitaria en nuestro país), con respuestas que permiten concluir que, en general, la población tiene la percepción de que su salud ha empeorado, notablemente al hablar de salud mental.
En cuanto al estado físico, el número de opiniones que creen que hoy su salud física es mala o regular ha aumentado con respecto al periodo anterior a la pandemia, un aspecto que también crece exponencialmente al responder sobre la salud mental: 222 personas consideran que su salud mental es hoy mala o regular frente a las 54 de hace un año.
Otros titulares que nos deja este cuestionario son la disminución de personas que han realizado ejercicio físico durante este último año de confinamiento (238 personas reconocen haber practicado menos deporte y 89 afirman no hacerlo nunca) y que los sentimientos negativos han prevalecido sobre los positivos desde el inicio de la pandemia: un 53% de los encuestados afirma haberse sentido nervioso, un 48% deprimido y un 39% enfadado (sentimientos que en muchos casos se experimentaron juntos). Por contra, sólo el 28% respondió sentirse relajado y tranquilo y el 15% reconoció sentirse feliz.
En este sentido, el estudio de los datos de la encuesta destaca como significativo que la mitad de la población albergue sentimientos de pesimismo tan marcados en cuanto al futuro, mientras que una gran parte remarca que durante el confinamiento aumentaron los problemas de sueño, dolores musculares o articulaciones, dolores de cabeza, ansiedad y problemas de estómago.
En cuanto al consumo de sustancias drogodependientes, la encuesta no observa un aumento en el consumo de alcohol, tabaco u otras drogas ni ha debido recurrir a la toma de medicación para manejar la ansiedad, y pese a que la mayoría sostiene haberse alimentado bien, un número importante de participantes informa del empeoramiento de sus hábitos alimenticios.