Córdoba
Los escultores del Hombre Río están aún a la espera de firmar con la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) de Córdoba el contrato para poder comenzar con la restauración de la figura tras ser arrastrada corriente abajo por las fuertes lluvias en noviembre de 2007.
El escultor Francisco Marcos ha informado a Europa Press de que a pesar de que está aprobada la adjudicación y el presupuesto, el contrato no se ha firmado todavía, por lo que llevan un mes y medio esperando. No obstante, una vez que se rubrique el acuerdo, en tres meses puede estar concluida la escultura.
El pasado mes de enero, el presidente de la GMU, Francisco Tejada (IU), informó de que el presupuesto de ejecución rondaba los 37.000 euros y una vez finalizada el Hombre Río se llevaría nuevamente al río Guadalquivir. Para ello, dijo que se estaba trabajando en un sistema de anclaje y sujeción distinto al anterior con el fin de que pueda soportar las crecidas.
El Hombre Río fue tallado por sus creadores, Francisco Marcos y Rafael Cornejo, en corcho blanco con la figura de un hombre tumbado que, posteriormente, a iniciativa propia, dejaron en el río Guadalquivir el 18 de abril de 2006, anclándola al fondo para evitar su deriva.
La aparición de la escultura en el cauce del río suscitó un gran interés entre los cordobeses y cierta polémica entre las administraciones local y autonómica, así como con la entonces Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). Al final, no fue necesario adoptar ninguna medida, ya que una semana después de su aparición, la escultura se desprendió de sus anclajes y quedó varada junto al Molino de Martos. Sus escultores decidieron entonces retirarla después de haber centrado la atención de la sociedad cordobesa durante diez días.
El 8 de enero de 2007, con el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el Hombre Río fue anclado de forma definitiva al lecho del Guadalquivir en las cercanías del puente de Miraflores para su exposición, aunque no sería durante mucho tiempo, ya que el 22 de noviembre de ese mismo año una crecida del río desenganchó los anclajes de la escultura y lo arrastró a una de las márgenes, donde quedó muy deteriorado. El Ayuntamiento de Córdoba se comprometió a devolverlo a su estado y emplazamiento original en el menor tiempo posible, hasta hoy.
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