MONTILLA.
Pasadas las 4 de la madrugada se apagaba la música en la Plaza de la Rosa. Se despedía así la segunda edición de la Noche Blanca de Montilla, un evento que definitivamente ha llegado para quedarse en el calendario local de festejos gracias a las más de 7.000 personas que, de nuevo, pasaron por los cuatro escenarios con más de 200 músicos en liza.
Fueron seis horas de música en directo. Las temperaturas de los días previos se suavizaron y la noche salió perfecta, primaveral en esencia, veraniega algo fresca. En la apertura oficial, el cantante cordobés Felipe Conde hizo las veces de padrino en la fiesta de la música montillana, agradeciendo el guiño del Ayuntamiento de Montilla -organizador del evento- y anunciando que volverá a la ciudad en la Fiesta del Santo con un concierto de presentación de su nuevo disco. Eran las 22.15 horas y los fuegos artificiales ponían colorido al inicio de la Noche Blanca.
A partir de ese momento, la música no dejó de sonar en horas en los cuatro escenarios ubicados por la Montilla histórica. El grupo Cadena abría el cartel en La Andaluza, la plaza con más solera del barrio de San José que este año se sumaba a la fiesta como una de las novedades. Por aquí pasaron los grupos más numerosos de la noche, representantes de la variedad musical clásica y popular.
Mientras tanto, la música pop (Plaza de la Rosa) empezaba fuerte. Los Monkey Five ponían sobre el escenario las mejores versiones del pop británico antes de que Pirámide tomara el relevo en un momento en el que la plaza entre el teatro Garnelo y La Tercia se intuía que se iba a quedar pequeña.
En torno a las 1 de la madrugada, aparecía uno de los platos fuertes de la noche. El cantaor montillano, Antonio Mejías, (antes de la hora anunciada a petición propia por motivos personales) regaló ante los restaurados muros del Castillo una actuación marca de la casa. El ganador del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en 2010 no defraudó, acompañado de cantaores y bailaoras con mucha carrera por delante. Para entonces, la noche a la sombra de la torre de la Parroquia de Santiago se acunaba con sones flamencos, a ritmo de esa soleá apolá que Mejías siempre tributa a su maestro Fosforito.
Calle Gran Capitán abajo, la estampa de la madrugada montillana era diferente, pero igual de participativa. Atomic D, Kaos Sulfúrico y Stigia ponían el acento rockero en el Llano de Palacio, sede para el público joven de la noche, aunque la movilidad entre escenarios fue la tónica general durante toda la velada.
El cierre de la Noche Blanca correspondió al grupo Diablos Verdes, con una Plaza de la Rosa bailando a la madrugada como si las seis horas de música al aire libre y en directo hubieran sabido a poco.
"Una noche sin incidencias"
Tras pocas horas de descanso, turno de las valoraciones. Para el alcalde montillano, Federico Cabello de Alba, la segunda Noche Blanca ha cumplido “los objetivos con los que se ideó”. “Por un lado, se le ha dado cabida a los músicos montillanos, consiguiendo además dinamizar el centro histórico de Montilla, otro de los propósitos buscados para reivindicar el potencial de esta zona”, aseguró Cabello de Alba.
Igualmente, el regidor destacó “la ausencia de incidencias” durante toda la noche, lo que demuestra “el excelente comportamiento de los asistentes, incluso en aquellos momentos y lugares donde el tránsito no era fácil por la afluencia de público”. El dispositivo especial integrado por la Policía Local, la Agrupación de Protección Civil y el personal de la Concejalía de Festejos, con más de 40 efectivos, se mantuvo hasta las 5.30 horas cuando se abrieron a la circulación la calle Corredera y las vías adyacentes a la Plaza de la Rosa.
Añadir nuevo comentario