Ayer empezamos el primer acto del teatro circense al que nos tiene sometido este gobierno, el poner pinganillos en el Congreso de los Diputados para agrandar las separaciones entre los españoles, traduciendo las tres lenguas cooficiales al español, lengua que hablamos todos. Cuando se quiere hacer algo por imposición, a la carrera, antes de debatirlo y aceptarlo, lejos de acogerlo con agrado se hace una tarea odiosa. Ya que tenemos la suerte de tener, además de la lengua materna que es el español, el que nos une y se debe enseñar por encima de todos, otras tres, gallego, euskera y catalán. Lo que se debería hacer es incorporarlas de modo natural en el sistema educativo desde pequeños, en una década todos las entenderíamos y hablaríamos, sin imposición ni esperpentos como el acontecido hoy en el Parlamento, que dicho sea de paso, allí se debe ir a debatir ideas, exponer, aclarar y consensuar conceptos, sin interferencias por las traducciones que puedan ocurrir. Dejando a un lado lo económico, que no es nada baladí la cuantía, sobre todo teniendo en cuenta la deuda externa que tenemos y los impuestos que nos invaden, el ridículo al que nos someten y el sin sentido que tiene, es bochornoso. ¿No hay ninguna cabeza con sentido común que pueda poner las cosas en orden? Esto es lo mismo que empezar una casa por el tejado.
Tengo la impresión que todo esto es cortina de humo para no hablar de los verdaderos problemas que nos afectan a todos y a los que tiene firmados ya desde hace tiempo con los separatistas y negacionistas del país.
Actualmente tenemos una situación política muy crítica y delicada. Al frente del poder un corifeo que hace y deshace todo por unos pocos votos necesarios para seguir en el cargo y toda su prole, la que ha cambiado dignidad, ética y moral por mantener repletos sus bolsillos. No les importa el bienestar social, ni el país, ni hacer el ridículo….todo se sobrelleva por el poderoso caballero don dinero. Es muy lamentable a la situación que hemos llegado, impensable hace unos años, aunque se pudiese ver venir, porque las cosas se cuecen y cocinan a fuego lento y a última hora se aviva el fuego para que el resultado quede crujiente y en eso estamos.
El rey firma lo que le ponen para que de su visto bueno y no sé el margen de maniobra que pueda tener, pero no creo que firme algo que a toda vista sea anticonstitucional, aunque visto lo que se ve, puede ocurrir cualquier cosa.
Tengo la lamentable impresión que los españoles no merecemos los políticos actuales, que gobiernan solo para sus intereses no pensando en el bien común ni en el país. Se cubren con una capa de progresismo y demagogia de una ideología trasnochada que nos llevan al precipicio, pero les da igual. Se consideran por encima de la ley porque piensan que son ellos la ley como en una dictadura, empobreciendo a la sociedad en todos los sentidos, económico, educativo, judicial, de natalidad y de todo aquello que hace grande y próspero a un país.
Prefieren a una sociedad de vagos subvencionados que a una sociedad de trabajadores activos, critican y persiguen a las grandes y medianas empresas (que son los que dan puestos de trabajo), prefieren que emigren nuestra juventud bien preparada (rifada en otros países) y acoger a migrantes ilegales que solo nos traen problemas de convivencia y un sinfín de tropelías que evidencian la falta de escrúpulos y dignidad de este gobierno.
Si a esto sumamos una oposición acomplejada y mediocre que pretende contentar a todos y se amilana ante lo que está ocurriendo, tirándose piedras unos a otros para llevar razón y no representando a los millones de españoles que han depositado en ellos su confianza, pues tenemos lo que tenemos. Hay un refrán que dice “el arbolito desde chiquito”, es decir que las cosas cuando se ven que se están torciendo hay que enderezarlas al inicio para evitar que se endurezca el tronco y crezca doblado porque luego es muy difícil enderezarlo.
Decía Ramón y Cajal “En nuestro país, tantas veces llamado de –los viceversas- es frecuente ver que los listos no trabajan, condenándose a la esterilidad; mientras que las medianías se agotan en inútiles esfuerzos. ¡Dichosas las naciones en donde el talento se enaltece con el trabajo y en el que el laborioso suele tener talento!.