Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Marga: Edición de Juan Ramón Jiménez

¡Que solo suena el tiempo rojo y verde

contra tu comenzada ausencia eterna!

No me sorprende que en un espacio de quince días de ver la luz esta primera edición de Marga (Edición de Juan Ramón Jiménez), editada por la Fundación José Manuel Lara,  ya esté en la calle una segunda fruto del aplauso y respaldo que con justicia le viene dedicando la crítica. Y aquí no podemos pensar que es un truco publicitario por los fieles a quien manda, nada de eso. Significa lo justo y a la vez doloroso. Ella. La joven artista, escultura, enamorada de Juan Ramón Jiménez, voz, palabra escrita y moldeada en imágenes, belleza lírica, gran dominadora  de su propio deseo, que no fue otro que el de la “inmensa minoría”. Y esta obra tan necesitada es el testigo vivo,  la presencia del autor de Platero en un libro considerado uno de los proyectos más queridos por el poeta de Moguer. Hablamos de la dramática y conmovedora historia de Marga Gil Roësset (1908-1932 y de su amor imposible que la llevó al suicidio por la majestad lírica y creadora de Juan Ramón, que quedó recogida en una serie de textos y documentos en buena medida desconocidos, entre los que destaca el ‘Diario’ donde la propia Marga reflejó su pasión no correspondida.

"Si tú, espontáneamente, me dieras un beso... y me atrajeras... así... estrechamente... dejándome... oír en tu pecho latirte el corazón... y un poco también la plata de tu voz... Sería glorioso... luego de esta plenitud ¡qué contenta! ...Pero tengo bastante miedo... me parece que tendré que morirme triste... sin beso... ni corazón... ni voz de plata... ni versos... ¡ay!".

Amor de un alto precio, su vida, es lo que nos ofrece este necesitado testimonio y promesa, que abre Carmen Hernández -Pisón, representante de los herederos del poeta. Le continúa una semblanza  desbordante joven, repleta de pasión y capacidad  creadora,  por su sobrina  la escritora  Marga Clart, que la  presenta acompañadas de  ilustraciones, fotografías y recortes a los que se suman poemas, textos en prosa y apuntes de Juan Ramón y su virtuosa y apasionada compañera  Zenobia Camprubí, lo que suma un valioso testimonio siempre vivo  ahora redondeado de elementos que lo convierten a la vez en  homenaje a todo ese trío compuesto por la majestuosidad de Juan Ramón y dos mujeres cada una en su justo espacio dentro de lo que significó pasión y tragedia. Contaba 24 años empapados de una sensibilidad  extrema convertida en pasión amorosa envuelta en la estética de los sentimientos entre la fidelidad a unas relaciones con al pareja formada por Juan Ramón y Zenobia y la estrecha amistad de dos familias y en el centro la criatura hermosa y creadora jugando un riesgo mecido por el lirismo y el golpear de su corazón. Alma en vida, amo: "eres casi perfecto, pero al casi que no es perfecto tuyo le quiero como al otro",  creatividad y expiración.

Pero como  si fuera grito poético ¡Ay!, el cadáver, siguió viviendo en la intimidad mental y emocional del poeta de Moguer así como en el de Zenobia flotando sobre prodigiosos, creadora ella y a la vez mujer  de una alta sensibilidad que resultaba tan familiar en la casa de la pareja.

En el ánimo del poeta de Moguer y de su hada Zenobia Camprubí, perduraría el fantasma de la delicada joven carismática y talentosa que frecuentaba el domicilio de la pareja. Y a los, les dejo esa carpeta testimonial palpitante de contendido. La salida a la luz de este diario  cumple el compromiso  elegido consigo mismo y con el tiempo, la de su sobrino Francisco Hernández-Pinzón que, como escribe su hija: "Este diario fue lo primero que mi padre puso en mis manos", que durante tantos años ha sido el peso de un compromiso de conciencia de una relación en la que si no existen culpables del desenlace, si pasión debida surgida entre unas significativas y sensibles personas elegidas humanamente para ser protagonistas, cada una en su lugar, de un auténtica tragedia clásica en el infinito entorno de la creación. Teniendo muy en cuenta, que no ha sido el único en el perdurable mundo poético y literario, sin que sea necesario ahora recuperar nombres enfebrecidamente humanos y corporales. De aquí, el agradecimiento a este homenaje dedicado a la joven creadora Marga Gil Roësset y su obra escultórica, igualmente a Zenobia, extremada sensibilidad espiritual volcada sobre el poeta.

 

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