José Luis Casas Sánchez

Una respuesta a la pregunta que da título al artículo sería decir que fue el anterior al 69, pero mi interrogante tiene que ver con la cronología, pero no con 1868, fecha importante en la historia de España por el destronamiento de Isabel II, sino con los acontecimientos de un siglo después, cuando estalló un movimiento juvenil cuyo epicentro fue Francia, y que ha pasado a la historia con el nombre de “mayo francés” o “mayo del 68”.

Aquel año yo era lo bastante joven como para no enterarme de lo que ocurría, sólo tengo el vago recuerdo de las imágenes de los telediarios de la época con escenas de los enfrentamientos entre estudiantes y policía. Después me he acercado a los hechos por interés profesional, e incluso he conseguido textos originales tan interesantes como los números de la revista Triunfo de 1968, donde destacan las crónicas de Eduardo Haro Tecglen desde París o las de un viaje de Miguel Delibes por Checoslovaquia, lo cual tiene interés más allá de lo literario, porque los países comunistas también experimentaron “su 68”, cuyo episodio más significativo fue la denominada primavera de Praga, protagonizada por Dubcek y que finalizaría con la intervención militar soviética en el mes de agosto.

El 68, pues, no fue sólo un fenómeno francés, sino que sus orígenes se localizan en los diversos movimientos estudiantiles y alternativos de los años 60, con episodios en distintas universidades, como las estadounidenses, en especial en California. También Alemania se vio afectada por manifestaciones contra la guerra de Vietnam a mediados de la década y a lo largo de la misma la influencia de aquellos conflictos llegaría a Francia, Italia, México, Suecia, Japón e Inglaterra. El caso español es diferente, puesto que la dictadura impuso “una estrategia mixta de represión y de reformismo controlado”, en expresión de González Calleja (Rebelión en la aulas, 2009), quien recuerda que para el almirante Carrero las causas de la subversión en España eran “la inmoralidad de los medios de comunicación, la actitud crítica de la Iglesia y la infiltración marxista en la Universidad”.

El movimiento revolucionario fracasó, pero abrió caminos ideológicos para la izquierda, significada en algunos países con el calificativo de “nueva”, si bien otra cuestión diferente sería analizar el grado de asunción de los nuevos parámetros por parte de los grandes partidos. Lo que sí se recuerda con frecuencia son las frases que circularon en panfletos o aparecieron en  paredes de París, hasta el punto de que situaciones del presente nos devuelven esa vigencia de mayo del 68. Quizás las más conocidas son: “La imaginación al poder” y “Sed realistas y pedid lo imposible”. La referencia a otras llega incluso desde posiciones políticas insospechadas; así, nada más comenzar sus vacaciones, a la hora de criticar la decisión del Parlamento catalán sobre las corridas de toros, Rajoy recurría al conocido “prohibido prohibir”, aunque estoy convencido de que ignora el trasfondo ideológico de dicho principio en la coyuntura del 68.

Por otra parte, una convocatoria de ámbito local en un pueblo de la Subbética me ha hecho recordar la expresión de que “debajo de los adoquines está la playa”, utilizada en el llamamiento a la formación de barricadas contra la policía en París, de acuerdo con una tradición francesa que podemos observar en 1830, 1848 o 1871. La evocación de dicha frase está motivada porque una organización de carácter religioso (que utiliza el calificativo de cultural) ha promovido una competición de fútbol-playa en el centro de Andalucía. Quizás debería denominarse fútbol sobre arena, pues la playa no vamos a verla y en todo caso será la arena la que aparecerá sobre los adoquines de modo provisional. Lo que en el 68 fue una metáfora con la cual se traía a pie de calle la utopía, ahora no es sino una manera, sin duda legítima, de obtener ingresos para que una cofradía pague sus deudas.

No obstante, cuando en clase tengo que responder a qué fue el 68, voy más allá de estas referencias ocasionales, porque en aquel momento se puso de manifiesto la necesidad de una nueva forma de hacer política desde la izquierda y porque se sentaron las bases del importante movimiento feminista de los años posteriores.

José Luis Casas Sánchez

Historiador