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Los dos años de excavaciones en Torreparedones finalizan con importantes resultados arqueológicos

CULTURA. Entre 2015 y 2017 se han desarrollado los trabajos de la última campaña de excavaciones en diferentes sectores del yacimiento de Torreparedones, promovidos por el Excmo. Ayuntamiento de Baena y la Universidad de Córdoba y autorizados previamente por la Consejería de Cultura. Dichos trabajos han sido dirigidos por el arqueólogo municipal de Baena José Antonio Morena, que ha contado con la colaboración técnica de la empresa Arqueobetica S.L. y bajo la supervisión el arqueólogo inspector Alberto Montejo. Fundamental de cara a la elaboración de la memoria final es el apoyo científico y académico de los profesores Carlos Márquez, Ángel Ventura y Antonio Monterroso, del Seminario de Arqueología de la UCO, gracias al convenio de colaboración suscrito en su día con el Ayuntamiento de Baena. También hay que destacar el trabajo topográfico realizado por la empresa Arqueocad S.L. y las actuaciones de consolidación preventiva llevadas a cabo por la empresa Gestión y Restauración del Patrimonio Histórico S.L.

Los resultados obtenidos en estos dos años de trabajo, aunque de forma discontinua, han sido muy importantes y suponen un avance cualitativo y cuantitativo para el parque arqueológico de Torreparedones, en especial para el conocimiento de la fase de ocupación romana que, sin duda, se está revelando como la más potente.

Casa romana

Los primeros trabajos se centraron en la parte más meridional del yacimiento y pusieron al descubierto una domus, es decir, una casa romana, así como dos tramos de sendas calles pavimentadas.

La casa tiene una superficie de unos 700 m2 y consta de una serie de estancias distribuidas parte de ellas en torno a un patio porticado. (triclinium, cubicula, tablinum, fauces, etc.). El elemento más significativo es la presencia de un gran horno para la fabricación de pan, de ahí que ya se la conozca como la Casa del Panadero, pues se trata de un hallazgo singular. La cronología, por determinar aún con precisión, debe situarse en el siglo I d.C. El edificio sufrió varias remodelaciones y además reutilizó una cisterna a bagnarola de la antigua población iberorromana para disponer de agua fresca en una de las esquinas del triclinium.

Junto a la casa se ha descubierto un gran espacio abierto, con estancias que pueden considerarse almacenes y zonas de trabajo donde se encontraban los molinos: al menos se ha documentado la cimentación de un molino de cereal de tipo pompeyano. Estas estructuras, una vez se realice su restauración y puesta en valor, complementan de forma muy interesante el recorrido del yacimiento, mostrando al visitante parte de los edificios dedicados a actividades más cotidianas en contraposición a los grandes edificios públicos del foro y su entorno.

Anfiteatro

Tras la localización del anfiteatro romano por el profesor Antonio Monterroso, en base al estudio de fotografías aéreas, se consideró oportuno hacer una prospección geofísica en los terrenos donde se encontraba dicho edificio con el objeto de verificar dicha hipótesis. Obtenida la autorización del propietario de los terrenos, la Junta de Andalucía autorizó al Ayuntamiento de Baena para realizar dicho trabajo que fue financiado por el Ayuntamiento de Castro del Río y ejecutado por técnicos del Instituto Andaluz de Geofísica con sede en la Universidad de Granada. En la prospección geomagnética se usó un magnetómetro de vapor de potasio modelo GSMP-40 V6.0 cuya precisión absoluta es de 0.1 nT con una capacidad de realizar hasta 20 lecturas por segundo, lo que permite una notable densidad de muestreo mientras se camina por la zona determinada. Posteriormente, se realizaron varios perfiles con georrádar para poder determinar el grosor y la profundidad de los muros detectados en planta, utilizando una antena georrádar de 400 MHz y la consola de gestión de los datos ha sido un georrádar SIR-2000.

El mapa de anomalías magnéticas ratificó la existencia del edificio ya detectado por el profesor Monterroso, así como la continuación de la calzada romana desde la puerta occidental de la ciudad. En toda la zona prospectada se han identificado restos de trama urbana que se articula según el trazado de la calzada. El anfiteatro se sitúa en la parte suroeste de la zona de estudio. A partir de las anomalías magnéticas y de los perfiles georrádar realizados se establecieron las siguientes conclusiones en lo que se refiere a las dimensiones del anfiteatro: eje mayor: 85 m, eje menor: 65 m, mientras que en la arena las dimensiones serían de 44 m, 26 m. El graderío tendría una anchura de 20 m. En cualquier caso, estos datos deberían confirmarse con la apertura de varios sondeos para comprobar además el grado de conservación de los restos.

Termas orientales

Otro de los grandes descubrimientos de esta campaña ha sido el de unas nuevas termas situadas en la parte oriental del yacimiento. Se han documentado tres

grandes salas de planta rectangular, distribuidas en sentido este-oeste: en primer lugar, la sala fría o frigidarium que dispone de un pavimento musivo con grandes teselas de color blanco y con su correspondiente piscina de agua fría de planta cuadrada, con varios peldaños y un asiento, que se adentra en la siguiente sala que es la templada o tepidarium (con suelo radiante conectado con la sala caliente). Desde esta, a través de una estrecha puerta de la que se conserva parte del arco, se accede a la tercera sala que es el caldarium o sala caliente, la mejor conservada hasta ahora de todo el edificio, pues se conserva con una altura de más de casi tres metros y con numerosas taquillas donde los usuarios podían dejar sus enseres de aseo personal. Esta sala funcionaba como una auténtica sauna al tener un suelo radiante que permitía alcanzar elevadas temperaturas y tenía una pequeña piscina o alveus de agua caliente adosada al muro sur y también un ábside en el centro del muro oeste con su labrum o fuente de agua fría para que los usuarios pudieran refrescarse. Tanto al oeste como al norte se ubican zonas de servicios donde estaban los correspondientes hornos para calentar las salas.

Estos baños debieron construirse en la primera mitad del siglo I d.C., durante el principado del emperador Tiberio, sufriendo una reforma parcial en época flavio-trajanea, entre los años 60-125 d.C. quedando abandonados a finales del siglo II d.C. A partir de entonces el edificio se convirtió en un auténtico basurero en el que se han recuperado numerosas piezas de interés (cerámica, hueso, vidrio, monedas...).

Inmediatamente al sur de las termas se ha documentado una estructura hidráulica a modo de pilar-fuente que se surtía de un pozo de 2 metros de diámetro y 20 metros de profundidad y junto a él un altar de piedra caliza con una inscripción que evidencia las propiedades mineromedicinales del agua que se traía de dicho pozo ya que está dedicado a la Señora de la Salud.

Sector occidental del foro

La última actuación ha consistido en la apertura de dos sondeos en la manzana situada al oeste del foro con el objeto de comprobar la posible existencia de otro edificio de espectáculos de la ciudad romana: el teatro. Con dicho objetivo se abrieron dos sondeos, uno a modo de trinchera de 20 m. de longitud y 2 m. de anchura, en la zona central de la manzana y otro de 5x5 m. junto a una puerta que se abre en el muro norte del decumano máximo que ya fue detectada en una campaña anterior.

Los resultados provisionales apuntan a que ese edificio de espectáculos no se encuentra en esta zona de la ciudad pues, aproximadamente, en la zona central de la manzana se han documentado restos de varios muros realizados en

mampostería, con piedras trabadas con tierra, enlucidos con estucos pintados de varios colores. Debido al espacio tan reducido de la zona intervenida sólo se ha podido excavar una mínima parte de la estancia que conforman dichos muros, destacando el hecho de que las paredes estaban decoradas con pinturas de varios colores, negro, azul, blanco y, sobre todo, rojo. Esta decoración se conserva con un alzado de casi 1,5 m. en algunos sectores. Lamentablemente, no se ha conservado el pavimento de la estancia que debió ser expoliado durante el período de abandono de la ciudad (hacia el s. III d.C.), y que bien pudo ser de losas de mármol, acorde con la decoración parietal.

Dado que esta decoración parietal pintada se encuentra resquebrajada ha sido sometida a un proceso de consolidación preventiva mediante su engasado a la espera de que se proceda a su puesta en valor en un futuro. Al norte de esta estancia existe otra que no se ha excavado de momento y que presenta varios muros con revestimientos similares pintados. Todos estos datos apuntan a que nos encontramos ante unas estructuras de carácter doméstico, es decir, una domus, ricamente decorada y quizás perteneciente a un personaje importante de la ciudad, teniendo en cuenta también el lugar que ocupa junto al foro. En los tres sectores excavados se han llevado a cabo labores de consolidación preventiva que han consistido, fundamentalmente, en el engasado de diversos muros para evitar la caída de los estucos, así como el refuerzo de los mismos en sus bordes.

Hay que destacar que en esta campaña han realizado prácticas alumnos de 2º curso de bachillerato del IES Luis Carrillo de Sotomayor de Baena y alumnos de los cursos prácticos de arqueología desarrollados en colaboración con la Universidad de Córdoba. No cabe duda, de que estos nuevos descubrimientos vienen a reforzar la importancia que tuvo esta antigua ciudad romana de la campiña cordobesa durante los siglos I-II d.C. y suponen un nuevo impulso para el parque arqueológico de Torreparedones.