La mañana se presentaba cubierta por una densa niebla, ¿sería quizás un mal día para graffitear, vendrían pocos chavales y chavalas al taller, funcionarían bien los sprays o se obstruirán las boquillas como a veces ocurre por el frío? ¿Serían suficientes los sprays comprados o nos quedaríamos sin pintura a mitad del trabajo?
Finalmente a las 11,00 horas del sábado 22 de diciembre del año 2012, (día después de que el mundo no se acabase tras el último bulo apocalíptico de ocasión), a la hora en que daba comienzo el taller de graffiti organizado por el área de juventud del Ayuntamiento de Montemayor, finalmente la densa niebla se despejaba llevándose con ella todas mis dudas.
Los chavales se presentaban puntuales, la participación sobrepasaba las expectativas y el taller dio comienzo con buenas vibraciones, risas y una actitud excelente por parte de los participantes. Primero estudiamos los bocetos de los participantes y facilitamos fotos para elegir a los que no traían uno. (Un monitor de talleres creativos experimentado siempre lleva en su bolsillo fotos de sobra para los olvidadizos y los que participan a última hora, además una buena provisión de lápices, metros, cinta de carrocero, radiografías para usar como plantillas, tijeras…y un sinfín de artefactos que los del gremio sabemos que siempre acaban haciendo falta. Como dice el refrán: “graffitero prevenido vale por dos”. En segundo lugar explicamos el plan de ataque a la pared con carboncillo tras enseñar brevemente el método de dibujo de la cuadrícula que consiste en dividir la foto a pintar en sectores y trasladar esos sectores a escala aumentada a la pared. En esta fase los participantes trabajaron en grupo de a dos con lo que la tarea se hace más amena además de fomentar la involucración en el trabajo del compañero. Es una forma de convertir el taller en una convivencia cosa que siempre me agrada porque tengo comprobado que se estrechan lazos entre los participantes y al final es asunto no es solo un individuo solo con su boceto pintando un trozo de pared sino una experiencia divertida en la que se ayudan, conversan y trabajan en equipo para que todos los graffitis y no solo el suyo salgan bien.
La tercera fase consistió en adjudicar las zonas de pared y los colores de sprays en función del boceto de cada participante, una tarea delicada si no quieres que en mitad del asunto se acaben los sprays de un determinado color dejando inacabado el dibujo y cruzado de brazos y cabizbajo al participante. A continuación expliqué rápidamente el funcionamiento y uso de los sprays y formas de crear volúmenes a través de los tonos de luz y sombra, tipos de trazos y efectos y todo lo necesario para armarlos de valor para que empezaran a desarrollar su expresividad. Para todo esto nada mejor que empezar a pintar uno de los bocetos de los participantes. Todos vieron como funcionaba el tema, todas las dudas fueron resueltas y todos los mochuelos se dirigieron a su nido aprovisionados de sus sprays, sus boquillas y sus flamantes ganas de pintar.
Lo que sigue a continuación son las horas del disfrute de pintar libre una pared algo que te gusta que transcurrieron con la velocidad con la que pasa el tiempo cuando se está agusto. Mi labor fue ir de aquí para allá ayudando a todos los recién bautizados-nuevos-graffiteros a resolver sus dudas, problemas, corrigiendo aquellas cosillas que podían quedar mejor.
Muchos terminaron y se marcharon otros esclavos de la perfección como el que les habla se quedaron para acicalar hasta el milímetro sus creaciones. Este fue el momento que aproveché para empezar el detalle que a modo de huella y gratitud quise dejar en las paredes del magnífico hábitat joven de Montemayor. Un sitio para el disfrute de los jóvenes que ojalá los de mi generación hubiésemos conocido en ms tiempos en los que no teníamos nada como esto y ni se imaginaba tan siquiera. El caso es que me di el gusto de pintar el rostro de una persona muy mayor con todos los rigores de la edad y un mensaje “como te ves me vi, como me ves te verás” una frase que una vez alguien me dijo y que siempre me ha dado que pensar. Mi intención es dejarles una moraleja a los chavales y chavalas para que vivan en el respeto y la humildad pues es fácil cuando se es joven no pensar en que todos pasaremos por lo que todos pasan, solo es cuestión de tiempo.
Mi gratitud a Salvador y Enrique del Hábitat joven y a todos los jóvenes participantes del 2ºtaller de graffiti en Montemayor por una muy grata experiencia que no olvidaré.
Un saludo y un abrazo aunque no nos conozcamos de éste que os habla Rafael Jurado, profesor de pintura, dibujo y graffiti www.000sick.com. Regalad paz y armonía pues es gratis y nunca hace daño a nadie.
Taller de graffiti
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