En estos tiempos que corren, que más que correr, vuelan, en estos tiempos de crisis, de esperanzas y miserias, sueño y creo que soñamos todos con encontrar nuevas salidas a nuestras ya viejas penas.
En la carnicería de Manolo en Carmona rezaba el cartel “Prohibido hablar de la cosa” y es que el carnicero oía con demasiada insistencia a su clientela saludarse con un “¿Cómo va la cosa?”, naturalmente la respuesta no era corta, el/la interpelado/da contestaba cómo le iba con todo lujo de detalles en los que estaba incluida la situación familiar, la salud y hasta la vieja y constante dificultad de llegar a final de mes. La tristeza, cual entidad financiera, embargaba el lugar, los ánimos menguaban y las ventas disminuían. Y Manolo cortó por lo sano, acabó de un plumazo con la cosa en su carnicería.
En estos tiempos de crisis es cuando más hay que agudizar el ingenio buscando nuevas vías de escape, buscando nuevos saludos y nuevas expresiones más esperanzadoras y olvidando lo negativo de la actual situación. Habremos de esforzarnos en ver como brote verde la salida del sol por las mañanas y el tibio calor del mediodía. Las molestas lluvias han de ser motivo de alegría y la llegada de la noche como el final de la última pesadilla.
Pretender que políticos y falsos profetas nos resuelvan nuestros problemas, es meter la cabeza en el agujero, culpar a otros de nuestras desdichas es perder un tiempo que necesitamos para desarrollar nuevas formulas que nos alejen de la puñetera crisis.
Aprendamos de nuestros gobernantes en cuanto a exprimir la imaginación, primero prohíben fumar, inmediatamente después suben el precio de las cajetillas aumentando sus beneficios con la venta del tabaco. Saben que si prohíben la venta en los estancos, darán pie al nacimiento del estraperlo, disparándose su precio, y lo que es peor, se les escaparía una importante fuente de ingresos. Una vez más, el gobierno se adelanta y continúa con el negocio, subiendo desorbitadamente los precios, cual estraperlista, y matando dos pájaros de un tiro.
El problema vendrá cuando todos los fumadores dejen de serlo, convencidos por mensajes saludables u obligados por la pertinaz crisis (vulgo cosa). A partir de ahí, cuando desaparezca una importante fuente de impuestos indirectos, es cuando habrá que darle otra vuelta a la imaginación para seguir recaudando.
Está clarísimo, a los ex fumadores se les prohibirá toser, al principio se habilitará una norma para que los establecimientos públicos determinen un área de tosedores y otro de no tosedores, obligando a los propietarios de los bares (centros de interpretación del alcohol, en términos modernos) a incorporar campanas absorbentes para eliminar esas miasmas tan insalubres para los no tosedores. Y en los hospitales se habilitará una zona para tosedores que contribuya, como no podía ser de otra manera, a reducir la tan traída y llevada infección hospitalaria. Los tosedores empedernidos lo tendrán crudo. Acoso y derribo al tosedor. Mujer: si tu novio tose, ponle una mascarilla al más puro estilo del póntelo, pónselo.
La campaña publicitaria ya la veo venir: Más pronto o más tarde, TOSER MATA.
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