Se acerca el día de San Valentín, un día en que se supone que tenemos que hacer regalos a esa persona especial y en el que el amor brillará en nuestras vidas. Pero parece que esto sólo ocurre ese día, el 14 de febrero. ¿De verdad es necesario que haya un día para regalarle algo a esa persona tan querida o para demostrarle nuestro cariño, nuestro amor...?
Yo, aunque todavía no he estado enamorado hasta las trancas, pienso que no, que todos los días son maravillosos al lado de la persona amada, y que este día sólo se ha creado para que consumamos y para que los comercios se beneficien a nuestra costa, aunque comprendo que cada uno va a lo suyo. Y es que esta sociedad neoliberal en la que vivimos hoy en día pretende engañarnos, pretende hacernos creer que ese día es el único en el que el amor tiene que estar en nuestra vida. Y el 15 de febrero, ¿ya no hay amor? ¿Y el 27 de junio, no estamos enamorados de la persona que comparte su vida con nosotros y nosotros compartimos nuestra vida con ella? Pretenden hacer de algo innecesario, como es el día de San Valentín, algo necesario y hacernos creer que ese es el día en que tenemos que mostrar nuestro amor hacia esa persona en forma de regalo.
Muchos de los que estén leyendo este artículo pueden pensar que no soy romántico, que no creo en el amor y que pienso que éste realmente no existe... Pues no, no es verdad. Los que me conocen bien saben que he creído en el amor y lo sigo haciendo, a pesar de todas las puñaladas que me he llevado a lo largo de mi corta vida. Lo que ocurre es que no veo el motivo por el cual existe el día de los enamorados, o mejor dicho, sé por lo que existe realmente, pero me parece tan triste, tan patético... que se haya usado un día como día del amor-comercio y para que muchos caigan en la trampa.
Claro que creo en el amor, y claro que pienso que de vez en cuando hay que tener un detalle bonito con la persona a la que amas, pero no tiene por qué ser el 14 de febrero por riles. Lo bonito del amor, creo yo, es pasar por un escaparate, ver algo que seguro que le gustaría a quien amas y comprárselo porque sí, sin más motivo, en cualquier día del año.
O mejor aún, no mostrarle nuestro cariño con cosas materiales, sino con hechos, con palabras, con miradas, con sonrisas, con besos, con abrazos... porque pienso que lo bonito no es regalarle un perfume o un ramo de flores, que está muy bien para hacerlo en los días especiales, como un cumpleaños o un santo, lo bonito es regalarle un abrazo cada día, un beso, un gesto que refleje el amor que sentimos por esta persona. ¿Acaso dejarle formar parte de nuestra vida y que esa persona nos deje formar parte te la suya no es el regalo más bonito que puede hacerse mutuamente?
Ahora los lectores pensarán que soy un cursi, pero prefiero ser mil veces eso a ser un consumidor compulsivo y alguien que valora más lo material que lo humano; alguien que es capaz de valorar más un bote de colonia, de la más cara, que un precioso abrazo de esa persona amada.
Huyamos del consumismo, de lo material y de lo superficial, de las etiquetas impuestas por el mercantilismo. Luchemos por ese amor incondicional, por el real y bonito, por ese que no necesita día de San Valentín y por ese al que le da igual el día que sea porque lo importante es quererse, quererse realmente.