Después de ver The expanse, que me ha parecido de lo mejor de la última década, no he hallado ninguna otra serie de ciencia ficción capaz de interesarme. Incluso pensé en volver a ver la formidable Battlestar Galáctica (también llamada Galáctica, estrella de combate), la de 2003 (que veinte años que no es nada), que tiene uno de los mejores finales para una serie, pero, antes de ir a lo seguro, busqué y recurrí a Internet donde en algunos foros insinuaban las maravillas de la clásica serie de los ochenta V. ¿Por qué no? Tan solo recordaba imágenes sueltas de haberla visto por la tele en su momento... Aunque era imposible encontrarla por las plataformas y las redes, finalmente pude obtenerla cuando me la regalaron en Navidades.
Por cierto, en resumen, V trata de la llegada de unos extraterrestres (que se llaman visitantes en todo momento) a nuestro planeta. Al principio, se presentan amablemente y colaboran con la humanidad para ayudar a mejorar la vida en la Tierra, pero, en realidad, sus intenciones son otras. Además, poseen la misma apariencia de los humanos... Sin embargo, esto es otro engaño.
V se divide en tres partes: V (miniserie), V: la batalla final y V: episodios finales.
La miniserie de dos capítulos V propone mucho y salva el relato bien. El argumento, que recuerda a El fin de la infancia de Arthur C. Clarke y la obvia correlación entre los visitantes y el nazismo, funciona porque, en verdad, es muy entretenida. El arranque, con la narración en primer punto de vista de la guerra en un país centroamericano que después cambia a la tercera persona cuando sabemos que antes veíamos lo que grababa la cámara de los reporteros, es intenso, porque estos, los reporteros, serán perseguidos en helicóptero por las guerrillas y, justo cuando les den alcance, se retiran a causa de la llegada de una enorme nave circular que aparece en el cielo... También aquí aparecen las recordadas escenas de una de las visitantes protagonistas, Diana (Jane Badler), comiéndose un roedor (es una especie de cobaya, no una rata, como tantas veces se ha escrito), y la del símbolo de la resistencia, la V que da nombre a la serie, cuando, al final del primer capítulo, un adolescente tacha con espray la cara de los visitantes en los carteles que estos han colocado por la ciudad para anunciar que son amigos; momento en el que un judío viejo (que, pese a que figura como protagonista, apenas interviene mucho más) que había sobrevivido al nazismo le toma de la mano y le hace dibujar una uve sobre el cartel indicándole que hay que hacerlo así. También se insiste en la valía de los hombres y las mujeres de ciencia, que son quienes primeramente se organizan contra los visitantes.
Aquellos dos capítulos dejan la historia inconclusa, para continuarla en los tres capítulos que ocupan V: la batalla final, en la que se nota que hay mayor presupuesto en todos los ámbitos, como escenarios, vestuario, peluquería o efectos especiales. Además de buen presupuesto, hay buen guion, con varios giros y algún tour de force que consigue mantener el interés hasta el final, un final cerrado y feliz, con beso apasionado de los protagonistas inclusive. O eso parecía...
Porque tomaron el único hilo que no quedó atado para realizar V: episodios finales y no hubiese pasado nada si no los hubiesen rodado, porque dieron al traste con todo. En primer lugar, los episodios son repetitivos, pues siguen una misma estructura siempre: Diana ingenia algo para destruir o atacar a la humanidad, la resistencia lo descubre y fastidia el plan de la visitante. Podrían haber dejado ganar a Diana alguna vez, así habría habido emoción. En segundo lugar, los personajes se simplifican muchísimo, tan solo Diana, que es malvada, es la única que aporta algo de chispa, y los de nueva aparición están entre lo ridículo y lo patético, como el visitante Charles (vestido como si fuera a actuar en Las Vegas) o el multimillonario Nathan Bates y su ayudante el señor Chiang. Curiosamente, hay algo de mejoría en los cinco últimos capítulos, con medio elenco ya fuera de la serie y algunas ideas desgastadas de regreso (incluido un actor que ya se había marchado y que ahora volvía como el gemelo de aquel personaje que encarnó primeramente).
No he podido evitar la comparación con series más recientes, no tanto en el argumento, sino en la construcción y en los detalles del mismo. Me refiero a que se llamaba la atención que series como Juego de tronos mataba a los personajes o protagonistas cuando menos lo esperabas... Pues eso ya ocurría en V. En el primer capítulo de la miniserie ya muere uno de ellos y alguno más en el segundo, pero nada que ver con las paulatinas muertes de personajes esenciales de V: la batalla final en los Episodios finales. Tan así que en los últimos capítulos solamente permanecen cuatro de la primera miniserie.
En Battlestar Galáctica se da la situación de que una cylon se queda embarazada de un humano y da a luz un híbrido de ambas especies, lo que también ya sucedía en V con Robin (Blair Tefkin) que tendría el hijo de una relación sexual con un visitante (y posiblemente en series anteriores).
Otra cuestión que podría definirse como moderna hoy es la relevancia de los personajes femeninos. Tanto en Juego de tronos como en Galáctica se señalaba como casi revolucionario que la mujer hubiera ganado en protagonismo, pero lo cierto es que esto ya ocurría en V. Claramente, en la miniserie primera y en La batalla final, Diana se va postulando como el personaje más relevante entre los visitantes y tiene su némesis en Julie (Faye Grant), la fundadora de la resistencia, una inteligente científica, que poco a poco va ganando confianza en sí misma, a diferencia de Diana que la tiene alta en todo momento. Sin embargo, en los lamentables Episodios finales Julie se relega a un segundo plano para darle mayor presencia al personaje de Mike Donovan (Marc Singer), el típico tío duro y guapo con un toque de sensibilidad. Para darle la contrapartida a Diana, se introduce el personaje de la visitante Lydia con quien se pierde en disputas vanas, ¡qué manera de desaprovechar al mejor personaje! Después de ver toda la serie, se entiende que solamente la recordemos a ella, a Diana, pues carga con todo el espíritu de V; en la miniserie se nos muestra inteligente y ambiciosa, y está a cargo de la sección científica; en La batalla final es brillante y no permite que nadie la quite del poder; y en los episodios finales es obstinada y embriagadora. No cabe duda de que es Diana, el personaje interpretado por Jane Badler, la maravilla de V.