Todos somos necesarios en igual medida.
El día 8 fue dedicado a la mujer, hubo manifiestos, huelgas, concentraciones, todas ellas muy numerosas con repercusión a nivel mundial, cuyo clamor debe ser reconocido y valorado en toda su magnitud.
Fueron muchas las reivindicaciones que vociferaron y se escenificaron, proclamas que a mi modo de ver, en algunos casos eran contraproducentes por la politización que demostraban.
Creo que todo problema que se plantee debe hacerse, además de ser oído, de forma que tenga una repercusión positiva para conseguirlo, porque si se politiza, como de hecho se está haciendo, difícilmente ningún estamento con posibilidad de tomar decisiones (léase gobierno y oposición) se preocupará del tema de forma seria y contundente.
Partiendo de la base que ambos géneros somos iguales intelectualmente y en preparación estamos al mismo nivel, se puede y se deben ocupar cargos de responsabilidad de la misma forma y con el mismo salario. Mucho se ha conseguido en este terreno ya, aunque todavía queda bastante camino por recorrer, pero no creo que la forma sea la que actualmente se está llevando a cabo para su elección, a saber, por cuotas, por físico apetecible, familiar, amiguismo, etc., sino por preparación al cargo a desempeñar.
Mirando el tema del problema femenino desde un punto de vista frio, sin acaloramientos ni demagogias, son varios los puntos que veo demasiado importantes y que no se estimulan poniéndolos sobre el tapete, desde las asociaciones feministas y mucho menos por los gobiernos que hasta ahora hemos tenido. Por ejemplo, la peor cuña es la de la misma madera, dice un refrán, y lleva razón pues son muchos cargos, digamos medios, en empresas, que ostentándolos la mujer hacen la vida insostenible a otras mujeres, ya sea por envidia, por temor a ser sustituida por ellas o por otras causas, el caso es que entre ellas mismas lejos de ayudarse se ponen la zancadilla; mala cosa. Las personas, ya sean hombres o mujeres, mientras más riqueza intelectual poseen se comportan de forma más comprensiva, humana y en consecuencia más responsables. Ese debe ser el criterio con que elegir a ambos géneros para desempeñar los cargos afines.
Otro gran problema y éste afecta a todo el país, pues somos el último del mundo en demografía, es el de la maternidad. La mujer tiene la disyuntiva en dedicarse a sus hijos o poder evolucionar y promocionarse en su terreno laboral. Aquí hay mucho que trabajar y decir, pero muy pocos los que cogen el toro por los cuernos de este problema. Esto no se resuelve con cataplasmas frías sino entrando en profundidad a corto, mediano y largo plazo.
El problema de las viudas (le es incompatible con la suya propia si llega al máximo establecido), tampoco veo que lo reivindiquen las asociaciones feministas ni los sindicatos; dinero bastante tiene el país, eso que dicen que no hay dinero no es cierto, el problema radica en donde se destina mayor partida presupuestaria, si a pagar las pensiones en su totalidad, en sanidad y educación…. o, a subirse el sueldo unos cuantos, ayudar a los bancos, llevárselo a paraísos fiscales.…. En poner en contra unos grupos sociales contra otros no creo que sea una medida oportuna pues la confrontación no trae nada bueno. El papel del gobierno es precisamente velar por la justicia salarial, social, la igualdad de género, transparencia en los movimientos económicos evitando la corrupción y todo lo que conlleva una responsabilidad ecuánime y ética. Menos demagogia y palabrería barata para acallar ánimos crispados por parte de los gobernantes, no actúen pensando en el número de votos en las próximas elecciones, ningún partido, el que está y la oposición, pónganse de acuerdo de una vez por todas y solucionen los verdaderos problemas que nos incumben a todos, mujeres y hombres. La familia es la base de la sociedad no sigamos destruyéndolas en todas las etapas de la vida. Todos somos necesarios en igual medida.
Hasta aquí a nivel nacional, pero no olvidemos a nivel europeo sentar las bases firmes para sacar del ostracismo en el que se encuentran las mujeres de otros credos y religiones en las que las vejaciones, abusos e impunidad, imperan en la cotidianidad de sus vidas.