Actualmente las noticias se suceden a tal velocidad y son tan cambiantes que si se tarda un par de días o tres en publicarlas ya pasaron del candelero, pero esta que expongo desgraciadamente es constante aunque cambien los personajes.
Feminismo según la RAE es el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo. Esto quiere decir que en todos los movimientos políticos, culturales, sociales y económicos deben existir igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres.
Si nos ajustamos a la definición de la RAE, puedo decir que me considero feminista, pero se ha degradado demasiado este término. El que las cosas se politicen me hace pensar que donde mete la nariz la política lo corrompe y malversa todo. Cuando se es coherente con unas ideas, sentimientos, convicciones se debe ser en todo momento, circunstancias y lugar, no unas veces si, cuando me conviene políticamente y otras no, cuando mi partido, asociación o mi vecina me mire mal.
En este país en donde la envidia está considerada como el pecado capital tenemos que añadir ahora la incultura, el revanchismo, el orgullo, el egoísmo, la egolatría, el luchar por un enriquecimiento fácil y rápido, los trepas pasando y pisando por encima de todos a cualquier precio, por todo ello nos encontramos con una puesta en práctica del feminismo que nada tiene que ver con la definición primera de la RAE. En vez de valorar la valía de las mujeres, los políticos toman como medida ejemplar las cuotas, es decir, igual número de hombres que de mujeres en los partidos políticos con repercusión de mando y responsabilidades. Esto nos ha llevado a tener en los gobiernos a ministras con escaso bagaje cultural y ninguno laboral. He de reconocer que también ocurre con los ministros, pero como hoy va de feminismo los dejaré aparcados para otro día.
El saltarse los términos protocolarios ante una situación cualquiera, un ciudadano normal pasa sin pena ni gloria, pero cuando se trata de un, en este caso una, representante de un país la cosa sí tiene repercusión, como mínimo nos hace pasar vergüenza. Este ha sido el caso con la ida al Vaticano de la vicepresidenta del gobierno para tratar un asunto interno y menor que debe resolverse dentro de nuestra casa. No contenta con ello, de regreso mintió con lo hablado allí, de tal modo que de inmediato publicaron un aclaratorio contradiciendo lo que la señora Calvo había dicho. Su prepotencia es tal que preguntada por el qué sentía ante aquel suceso, manifestó que no se daba por aludida.
Es solo un ejemplo de todo lo que está sucediendo políticamente. Podría poner muchos más pero para qué aburrir al lector si son por todos conocidos.
Con la libertad de expresión ocurre tres cuartos de lo mismo. En Mallorca, el ayuntamiento de Palma, ha organizado una conferencia, que nos costó 2000 € a todos, pues se pagó con dinero público, que impartirá una socióloga “psico woman” con motivo del Día Internacional contra la Violencia a las mujeres, cuyo título es “Empoderándonos desde nuestros coños”. El alcalde en cuestión lo califica de “chocho charla”. ¿Es necesario emplear una terminología vulgar y grosera como epígrafe de lo que se va a exponer? El contenido ya se puede uno imaginar en los vocablos y expresiones que se desarrollará. Cierto es que todas las palabras empleadas están dentro del diccionario, pero nuestro idioma es tan rico que se pueden emplear cantidad de sinónimos y términos doctos para tratar cualquier tema.
El problema radica en la falta de respeto, ignorancia y carencia de valores morales y éticos. Pero lo peor, a mi modo de ver, es que la enmienda que propone el gobierno para el sistema educativo va todavía más en contra de subsanar todo ello.
A mayor ignorancia mejor se pastorea el rebaño.