Es muy fácil mirar para otro lado cuando las noticias no son las que te puedan dar votos, no ser políticamente correctas o no sean todo lo agradable que siempre se desea.

Magnificar la noticia  o ilustrar con un buen titular siempre da mucho juego, pero queda solo eso,  un comentario más o menos efímero  de unos días.

Cuando hay un suceso de víctimas ya sea por accidente, terrorismo o fatalidad todos nos echamos las manos a la cabeza, los políticos buscan la foto y siempre quieren arreglar  algo que nunca se arregla porque para ello rápidamente se pergeña una comisión para buscar remedio y, ya se sabe, si hay una comisión el problema se eterniza en el tiempo.

Cuando asesinaron a 12 periodistas franceses, el  mundo se echo a la calle diciendo todos somos Charlie Hebdo, cuando el joven ególatra alemán  quiso pasar a la historia llevándose consigo a 149 pasajeros en los Alpes todos quedamos consternados, y así en los sucesivos ataques terroristas que ha habido.

Los sangrientos ataques yihadistas que entrando violentamente en la universidad separaron a musulmanes y cristianos matando a estos últimos, los que empalan las cabezas de los niños degollándolos  previamente,  los cristianos que están muriendo simplemente por serlo y no querer renegar de sus creencias religiosas, que no son 12 ni 20,  se cuentan ya por miles. ¿Qué hace occidente? Mirar para otro lado, aquí no ha salido nadie diciendo todos somos cristianos. Sin embargo, este tipo de terrorismo esta infiltrado en nuestra sociedad occidental hasta los tuétanos. Algunos se podrán preguntar, ¿pero nadie va a hacer algo para frenar tanto atropello? Pues si somos creyentes y leemos  la palabra de Dios, Él nos dice que no busquemos soluciones en cosas magnificentes ni grandiosas, sino en cosas humildes y pequeñas, y hete aquí,  que un diminuto protozoo parásito del género Leishmanía transmitido por la picadura de un flebótomo hembra infectado, esta causando una epidemia que según la variedad puede ocasionar la muerte o al menos los dejan bastante maltrechos.

Ni jerarcas, ni políticos, ni mandatarios, ni ná de ná, un bichillo insignificante, ¡ojalá haga estragos entre ellos!

No es que yo me alegre de la muerte de nadie pero a esa gente tan mala………. Un poquillo de susto no creo que les venga nada mal.