Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Carlos Fuentes. La silla del Águila

Las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes; y el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad.

Simón Bolívar

La silla del Águila se publico por primera vez en esta España irredenta e invertebrada en 2003. Han pasado doce años y  los espejos que cuelgan y muestran los pasillos,  alma limpia de todo pecado, presentan las mismas manchas en su envejecido azogue cada día más corrupto y trilero, Una docena de años transcurrido cuando vuelvo a leer esta silla siniestra y  palpar en su lectura esa semejanza entre  ficción literaria y la España de hoy, en la que la ficción continua siendo realidad social y la realidad siniestra ficción. De México es el modelo, patria de Carlos Fuentes,  manantial de la novela, pues allí, sin descanso, la tragedia, el desatino y el crimen representan una versión extremadamente cruel  y dolorosa de la vida que diariamente soporta un pueblo.

Si, he vuelto al placer de su lectura: “La silla del águila” (Alfaguara) obra de uno de los más lúcidos y sentidos escritores  de fresco y armonioso manantial que no cesa. Si tu lector te decides a abordar esta lectura, verdadera muestra del arte de narrar con estilo y compromiso de  un gran maestro en lengua cervantina, de sólida bases para considerarte afortunado lector,  conducido por ese mundo tan fascinante y atroz de las altas esferas del poder. Descender hasta el más profundo y ardiente infierno donde se cuecen todo tipo de atrocidades protagonizadas por las peores conciencias de la condición humana. Dentro de la conocida línea literaria de Carlos Fuentes mostrando en sus novelas distintas estructuras de composición que, en este caso,  ha optado por el sistema epistolar que imprime a la historia una agilidad en los diálogos entre la galería de personajes poseídos de vivacidad embriagadora. Narración  entre la realidad y la denuncia,  representando el México de la segunda década del siglo XXI, crudo reflejo con el que desnuda en sus páginas la sangrienta tragicomedia diaria de la política emponzoñada, gran parte de  ella  trasladable a cualquier geografía, por ejemplo a esta España única donde nunca parece que pase nada y si algo sucede para eso se encuentran las componendas que todo lo amaña y viste con la máscara de la decencia y el honor.

Y aquí paz  ensangrentada y después gloria, abundantes  ganancias aparte. Son muchas las similitudes, aunque no tan sangrientas, en nuestra patria como allá en el México del autor de Gringo viejo, pero que nadie tenga la osadía, aunque abundan los  palmeros que los defienden, se atreva a negar que con el tiempo las degeneraciones llegan a adquirir unas dimensiones inverosímiles, mortalmente ciertas en la realidad de la sociedad. Y es que el poder y la corrupción pueden ir perfectamente de la mano incluso con todas las bendiciones oficiales adobadas del repiqueteo de los campanarios y el servilismo bien pagado, eso sí, mientras sea útil. Ya que “El brillo excesivo ciega a quienes viven en la penumbra de la mediocridad”

Así lector puedes recorrer de la mano de sus  diálogos  planteados en forma epistolar con los que sumergirte en ese laberinto lleno de intereses, ante la premura de ir preparando los muy diversos grupos dentro de un mismo partido, para elegir el candidato a la sucesión que debe gobernar esa gran nación que es México, de los más afines y cercanos a nosotros, indudablemente por la lengua, pero también por algo más. Las cábalas de unos y otros, los acercamientos para aunar las conspiraciones, las especulaciones, trampas, envidias y apetencias, que van emergiendo, ampliando el espacio por todos los medios imaginables, pues ellos y ellas piensan sin remordimientos de conciencia que el fin, incluso el de los asesinatos, justifica los medios empleados.

“Te ponen en el pecho la banda tricolor, te sientas en la silla del Águila y ¡vámonos! Es como si te hubieras subido a la montaña rusa, te sueltan...” y el mundo que lo rodea te obliga a cambiar en el caso de que a esas alturas se apodere de ti el deseo de cambiar cosas pensando en el bien y lo equitativo. Porque las redes tan bien tupidas a tu alrededor te lo irán impidiendo. La corrupción continuara el insaciable camino con su desolación y muertes revestidas por los más insólitos decorados, crimen al fin, crímenes y chantajes como estrategia de unos a otros. También amor y sexo, mujeres que seducen y manejan sutiles tramas, pero siempre llega un final para tan  codiciosa desmesura, fruto de que “Nada les satisface, siempre quieren más y eso les pierde” Mundo feroz descrito con maestría, prosa brillante, viva, apasionada, la de este maestro de la literatura en nuestra lengua que es Carlos Fuentes. Llévala contigo, seguro que no te sentirás defraudado. Y es que la realidad en que nos obligan a vivir, supera la ficción literaria. Este es el valor de la escritura. La dimensión de la historia actual.

 

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