La suerte literaria de Ross MacDonald ya la predijo nada menos que Raymond Chandler, uno de sus maestros, en una carta: en la que leyó “El blanco móvil“, quedando impresionado de un modo especial.
Y la verdad que no se equivocó: “He aquí un hombre que quiere al público de la novela policíaca en su violencia primitiva, y también quiere poner en claro que él, como individuo, es un personaje altamente cultivado y sofisticado.” Y el águila de la novela negra no erró ni un pelo. Luego aquí tenemos fruto de una constante labor creadora a Ross MacDonald con más de medio centenar de títulos publicados, parte de ellos en constante ediciones, para satisfacer intrigas y personajes a varias generaciones de lectores recorriendo a caballo literario el siglo XX y XXI.
Su detective, Lew Archer, no ha envejecido, aunque si ha ganado en sapiencia y astucia, al igual que en personalidad y criterios humanos, cobrando protagonismo en 18 de sus historias, algunas de ellas llevadas al cine con acierto y éxito.
En La forma en que algunos mueren, la historia comienza de manera simple y normal. Lawrence es una señora con más de medio siglo cumplido que vive su pasado, intentando lograr salir adelante en un verdadero equilibrio económico, alquilando a huéspedes las habitaciones de una casa que tuvo su encanto ayer en nostálgicos recuerdos de un pasado imposible de volver. Y dentro de este duermevela nostálgico, resulta que la única y hermosa hija que tiene ha desaparecido. Y allí es cuando nuestro inspector Archer entra en acción al ser llamado por la señora para hacerse cargo de lo que augura ser un drama muy curioso y controvertido, con ingredientes por parte de una criatura que es una verdadera belleza capaz de inquietar al lucero del alba.
Todo esto en una ciudad a la que no le falta un tipo con amplio poder económico capaz de comprar la forma en que algunos mueren, una policía mediocre y poco sentida profesionalmente de lo que debe significar en la sociedad su comportamiento en favor de la ciudadanía socialmente aceptable. Aunque, “Como está el mundo, señor Macario” quién es el que pone la mano en el fuego se puede achicharrar o creerse las promesas de un político, pese a recordar con nostalgia al alcaide Tierno Galván: “Como a nuestros políticos les dé por cumplir con puntualidad y escrúpulo todas sus promesas electorales, estamos frescos y saca la bota María”. Y a todo esto me huele que en esta avalancha productiva desmesurada como en las tiendas chinas, en la novela de género negro viene sucedido algo parecido y con una violencia en las narraciones que, pese a estar acostumbrado a las carnicerías, tanto reales como de ficción el género puede desprestigiarse.
El escenario de violencia que se muestra y cuenta en la novela de Ross Macdonald en “La forma en que algunos mueren“, esa ambición manejada por una ferocidad violenta que logra hacer crujir los sentimientos del lector más avezado, a la vez de seguro, le provoca un estado emotivo propiciado por esa calidad literaria de un maestro incuestionable capaz de despertar los sentimientos, llenos de color y sonidos los ecos de los personajes.
Con la lectura de las novelas de Ross McDonald siempre podemos garantizar ese sabor que dejan los grandes maestros de la literatura en su más amplio criterio de la buena escritura, con el agradable de un sombreado de Hemingway que siempre se agradece.