Aumenta la esperanza de vida en la especie humana, pese a las epidemias y aparición de nuevos virus. Pero no lo hace de igual manera las zonas verdes en nuestras ciudades. Este es el callejero de Lucena, un gran pueblo con edificios históricos, costumbres singulares, buena gastronomía y una notable población humana, aparte de circulatoria e industrial. Pero con escasas zonas verdes, con poca cultura ecologista o conciencia verde, tal como podéis apreciar en el siguiente callejero, que muestra su diseño urbano.
Tal como podemos ver en el enlace o la imagen adjunta:
https://backsubbetica.
¿Por qué es importante tener zonas de vegetación en nuestros pueblos? La vegetación es imprescindible para el Planeta Tierra, son seres vivos, no sólo para la vida, sino para el control y regulación de los terrenos, por ello es importante plantar aquellas especies más adecuadas a las condiciones climatológicas que deben soportar, mantener las plantas y cuidar de forma eficiente, a la vez que razonada las zonas frondosas o los parques y avenidas arboladas que diseñamos en nuestros pueblos y ciudades. Los espacios verdes nos liberan de estrés, fomentan la creatividad humana, alimentan las capacidades mentales y afectivas, por lo que las zonas verdes urbanas ayudan a mejorar la longevidad y la calidad de vida de sus habitantes.
Los espacios verdes pueden reducir la temperatura ambiente de las ciudades hasta varios grados centígrados, “disminuyendo la sensación de olla que suele ser nuestras calles urbanas sobrepasadas de asfalto entre tanta ola de calor estival”, con sus consiguientes efectos nocivos para sus habitantes. En este sentido, tener ambientes urbanos más frescos por los que poder andar, desplazarte entre sombras de un lugar a otro, implica evitar la formación del nocivo Ozono que se dispara en episodios de calor intenso como está siendo este verano, en nuestro sur cordobés.
El Ayuntamiento de Lucena y sus encargados de medio ambiente, desde mi punto de vista sólo realizan diminutos gestos medioambientales, es positivo celebrar el Día del Medio Ambiente, el 5 de junio con la lucha contra la contaminación del aire como protagonista. Puede ser beneficioso crear una guía medioambiental para la concienciación y sensibilización de la ciudadanía, una guía digital para conocer las zonas verdes de Lucena, sus plantas y arboleda...
Mientras sigue realizando podas sin que estén justificadas por razones estructurales o en caso de ser necesarias, sin plantar otras especies vegetales en su lugar. Podas en las que se elimina por completo la copa de los árboles urbanos de muchos árboles del Coso, Zona del Carmen (Ya casi sin sombras en todo su trazado con los nuevos arreglos urbanísticos), Paseo de Rojas, Puente San Juan, Avenida de la Guardia Civil, zona de subida al barrio del Valle, etc. La perimetración de su tronco encarcelándolo en el suelo entre cemento, sin dejarle espacio circundante de tierra, con una capa de chinos, le impide filtrar el agua de la lluvia, el crecimiento de sus raíces, su implantación natural al suelo de sus raigón vegetal, así como la poda radical de ese mismo árbol daña su salud, afea su imagen natural e impide que cumplan las funciones de sombreado callejero, mejora de la calidad del aire de los lucentinos, refugio animal y embellecimiento de la ciudad de Lucena.
Existe la creencia popular, entre ellos de muchos de mis conocidos y vecinos de Lucena, que los árboles necesitan podas severas para ganar fuerza, que de paso le quitan las vistas de su vivienda dicen. Sin embargo, actualmente dicha práctica no tiene sentido en el arbolado urbano y carece de base científica. Al contrario, las recomendaciones científicas son que, en árboles maduros, la poda respete al menos dos tercios de las ramas y copa. Que no se corten ramas gruesas, salvo casos puntuales en los que haya peligro para las personas o en los que el árbol esté enfermo.
Las consecuencias de este tipo de poda e intervenciones son graves e irreversibles para el árbol y afectan a todas las especies provocando daños como la brotación precipitada, masiva y sin orden alguno, de chupones -en vez de ramas jerarquizadas y sólidas-, ramas mal insertadas, debilitamiento al árbol, favoreciendo pudriciones e infecciones en sus cortes, aceleración del proceso de envejecimiento de sus copas por el estrés hídrico que además estamos viviendo, desfiguración de la forma natural de la copa, dañando la fauna local que vive en ellos.
Y aunque la asociación medioambiental "Mejorana de Lucena" señala y denuncia en sus publicaciones la poda de árboles o la necesidad de plantar árboles en múltiples zonas de Lucena, plantas acordes a las condiciones climáticas de nuestra zona, con un mantenimiento que le permita su crecimiento y disfrute, una vez más queda mucha distancia entre la política y la ecología, entre los proyectos medioambientales y la materialización eco-social de los mismos.
Nada es imposible, los pequeños gestos ecológicos son necesarios, los cambios en nuestra conciencia verde no tienen espera, la salud terrestre inicio su cuenta atrás hace demasiado tiempo, los humanos decidimos seguir un ritmo de vida anti-natural, sin tener un plan B que reemplace la actual Tierra que habitamos. Siempre podemos optar por: gastar menos, vivir con menos es posible, comprar lo necesario, reciclar más, siempre son posibles nuestros granitos de arena individuales, sí existe voluntad social, política, económica y medioambiental, para vivir mejor en nuestros pueblos y ciudades, todos podemos y debemos mirar un poquito más por nuestra casa, hacia nuestro entorno más inmediato.
Acabo con una cita de Gioconda Belli: Todo cambia y nada permanece. Y no habría belleza, ni danza, ni movimiento si las estaciones no alborotaran los colores y el follaje de los árboles no se desprendiera amarillo en el atardecer.