Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

El voto culpable

Después del resultado electoral del Parlamento de Andalucía, tenemos al PSOE que ha sido vencido pese a su victoria; al PP que se ha creído ganador pese a ser derrotado también (ha perdido más de 300000 votos respecto a 2015); a Ciudadanos que es el único con motivos reales para estar exultante con sus resultados, pese a la desafortunada campaña que ha hecho; a Adelante Andalucía que ha sido incapaz de asimilar su mal resultado y la falta de apoyo entre el electorado; y a VOX, que entró en un parlamento autonómico cuando su intención es la de acabar con la autonomía (una incoherencia similar a la del nacionalismo catalán que, pese a querer separarse de España, se presenta a las elecciones para estar en el Congreso de los Diputados y el Senado españoles).

De lo anterior, primero en el más del 40% de la abstención y después en los algo menos de 400000 votos de VOX, se ha ido buscando culpables entre el electorado y, lo que es peor, se ha cuestionado el derecho a voto de la población, en una manifiesta reacción infantil de mal perder de algunos partidos; es más, pareciera que la clase política, desde su pedestal de seguridad, no tuviera nada que ver con el resultado, porque la culpa es de quien ha votado. En esto hay dos cuestiones preocupantes: la primera es la postura poco democrática de algunos partidos ante unas elecciones cuyo resultado ha dado representación, lamentablemente, a la extrema derecha; y la segunda es la de que ninguno se hace responsable de que haya quien prefiera votar a VOX antes que a otro partido. Ninguno parece haber hecho una autocrítica ni valorar por qué más del 40% de la población andaluza no ha votado ni por qué algo más del 10% eligió un partido que quiere eliminar la autonomía de Andalucía.

Seguidamente, en esta línea de culpabilizar al electorado, se fue difundiendo un perfil de votante de la extrema derecha muy generalizado y cuestionable, con una franja concreta de edad, un sexo específico y unos aspectos socioeconómicos determinados… Pero, si uno revisa imágenes de asistentes a los actos electorales de VOX, el referido perfil no es fiable. En otras palabras, no hay un modelo claro, pues la intolerancia y el discurso del odio pueden encontrar cabida en cualquiera… Va en nuestros genes de seres humanos.

La semilla de la extrema derecha tiene hondas raíces y será difícil de arrancar si cada partido sigue mirándose el ombligo, tiene como objetivo el poder o un «cambio» al que tanto se ha aludido y malinterpretado, y, en definitiva, siga echando la culpa al electorado, que lo único que ha hecho es ejercer su derecho.