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La aportación de Rafael Manjón-Cabeza Guzmán en la revista Saigón

A diez años de su pérdida, considero que es preciso recordar la obra de Rafael Manjón-Cabeza Guzmán (Cabra, 1980 – 2007). Para quien firma estas líneas, este repaso a lo que escribió en las páginas de la revista Saigón es un modo personal de homenajearlo.

El primer texto que firma el poeta egabrense Rafael Manjón-Cabeza Guzmán en la revista no aparece en el número 0 (como ocurre con la mayoría de los colaboradores habituales de esta primera etapa) ni es poesía. Publicado en el nº 1 (2004), se trata del artículo de opinión «Bradbury, Moore y la realidad», en el que, a partir del documental Farenheit 9/11 de Michael Moore, realiza una crítica de la política internacional de Estados Unidos tras los atentados de las Torres gemelas y lo relaciona con el libro Farenheit 451 de Ray Bradbury. Es un texto lúcido y brillante, así como clarificador de la actitud personal del joven autor.

En el número 2 (2005) de Saigón hallamos dos aportaciones: la primera entrega de la sección «Novedades metálicas», desde la que difundía y animaba a quienes abrieran la revista a acercarse al Metal; y uno de sus poemas más recordados, «Off», reproche a Occidente de su abulia ante el horror de la guerra.

Rafa Manjón-Cabeza continúa con las «Novedades metálicas» en el nº 3 (2005), esta vez con mayor amplitud, no solamente por los catorce álbumes y grupos que menciona, sino también por sus breves e interesantes comentarios. Como cierre de este apartado, anima al lector a que escuche Heavy Metal.

En el nº 4 (2005), Saigón realiza el primer cambio notable de organización interna, entre los que se encuentra la colocación de un poema «para abrir fuego». Fue nuestro autor quien inauguró esta sección con el poema «Inframundo», un arriesgado texto, que no deja indiferente a nadie, sobre el alma de la miseria del ser humano:

Alguien del primer mundo

respiró el olor inerte

de un guiso de piedras.

 

Mientras valoraba aterrado,

con el corazón manchado de tierra,

los posibles matices de la cena,

oyó balidos de satisfacción

en las ovejas de las duermevelas infantiles.

 

La sonrisa torcida del engaño.

La mentira que encala el moho de la agonía.

En el nº 6 (2006, no participó en el 5, aunque fue uno de los fundadores de la Asociación Cultural Naufragio que se ocuparía de Saigón desde entonces), inaugura la sección «Eddie's», cuyo nombre homenajea al icono más representativo de Iron Maiden y que resulta heredera del espíritu de las «Novedades metálicas», pues se centra en aspectos concretos del Heavy Metal; en esta ocasión, en el propio Eddie. Esta sección continúa y concluye en el nº 7 (2006) con el éxito y caída de Def Leppard, basada en la amistad del grupo y en la pérdida de Steve Clark.

En 2007 Saigón no se publicó e, incluso, con Naufragio estuvo a punto de desaparecer, pero quienes pervivimos de esta primera época recordamos este año como en el que perdimos a Rafa.

Tras recuperar Saigón en 2008, el Consejo de redacción de la revista, al que yo pertenecía, decidió que apareciera en todos los números un poema de él para que no se olvidara su obra, lo que se hizo (salvo en un par de temática especial) hasta la publicación de su producción poética y narrativa completa en los volúmenes El incierto destino de los dardos y La breve eternidad de Morfeo, respectivamente, por el Ayuntamiento de Cabra en 2011.

Rafa Manjón-Cabeza Guzmán difundió y supo transmitir una de sus mayores pasiones, el Heavy Metal, desde las páginas de Saigón. A más de diez años desde que vieron la luz, sirvan estas líneas para releerle, mientras escuchamos a Helloween, Epica o los citados Iron Maiden.