Me pasa mi amigo José María unos gráficos estadísticos sobre el aborto en España de setiembre del 2014 publicados por El País. Obviamente, un asunto tan complejo parece frívolo pretender condensarlo en una página, y más si tenemos en cuenta que cada historia relacionada con el aborto es única por el dramatismo personal que encierra.
Sin embargo, me parece que los números también tienen una elocuencia propia porque nos hacen separarnos un poco y ver el bosque. Los números son, en síntesis, estos: En cuanto al número de abortos al año en España, en los 8 últimos años, se mueve entre los 110.000 y 118.000; el 70% de los abortos practicados se lleva a cabo en mujeres entre 20 y 34 años; el 91% de los abortos es a petición de la mujer; el 64% de las mujeres que abortan no habían abortado antes; el 47% de las mujeres que abortan son trabajadoras por cuenta ajena y otro 27% son mujeres en paro; el 68% de los abortos se han producido a las 8 semanas de gestación o menos; el 62% de las mujeres que han abortado son de nacionalidad española; el 94% de los abortos practicados lo son en clínicas privadas; en el 33% de los abortos practicados no había habido uso de anticonceptivos, en el 27% falló el preservativo y en el 14% fallaron anticonceptivos hormonales.
Antes de ponernos a sacar alguna conclusión creo que no está de más recordar que el aborto consiste en quitar la vida violentamente a un ser humano en el vientre de la madre, durante la gestación. Por supuesto, ni me detengo a atender gilipolleces del estilo de que un embrión o un feto son seres vivos pero no humanos.
Por tanto, el aborto es algo demasiado serio como para ser tratado con frialdad o con frivolidad. Detrás de cada aborto hay un drama.
También hay una idea previa que es de cajón. Cualquier mujer, por ser mujer, aunque haya quedado embarazada como consecuencia de su propia frivolidad, quiere ser madre o se siente atraída a serlo al quedarse embarazada. Y esto por una sencilla razón: porque se da cuenta de que “lo” que lleva en su seno es “su propio hijo”, y no hay madre que no ame a su propio hijo con locura.
El problema es la fortísima presión que existe sobre la mujer desde hace ya bastantes decenios, una presión tan atroz que ha influido poderosísimamente en prácticamente todas las mujeres hasta haberles hecho perder su identidad.
A ello añadimos circunstancias externas como las que he apuntado: El 47% de los abortos son en mujeres trabajadoras por cuenta ajena y otro 27% en paro. Hay un miedo atroz a quedarse embarazada porque ello supone perder el empleo o no encontrarlo, lo cual crea una situación terriblemente angustiosa en quienes dependen de ese sueldo para pagar una hipoteca que la banca les endiñó en tiempos de vacas gordas.
¿Dónde está esa conciliación de la vida familiar y laboral en ese planteamiento sin alma por el que desde no pocas empresas se explota a la mujer?
¿Dónde está el respeto por la dignidad de la mujer cuando se la deja sola ante una decisión tan grave, y el varón que la ha dejado embarazada no da la cara ni se responsabiliza totalmente de ese niño, que es tan hijo suyo como de la mujer? Por esto, el aborto es la manifestación machista por excelencia, la más degradante para la mujer, la más cobarde y abyecta.
La estadística deja bien claro algo que parece obvio. El 91% de los abortos son “a petición de la mujer”. En último término es ella la que tiene la última palabra, la que abre el camino, por unos 400-600 euros, a la acción de las clínicas abortistas, que solo hacen “lo que se les pide”, embolsándose unos 60 millones de euros anuales, sin contar todo el mercado de las píldoras del día después, los anticonceptivos orales, los preservativos, y los productos cosméticos fabricados con carne humana de fetos abortados.
¿La mujer? Que pague y se vaya a su casa. El aborto fue “a petición suya”. Las estadísticas no hablan de las consecuencias de esa última decisión; no hablan del síndrome post aborto, de esas depresiones, de ese llanto diario durante decenas de años por haber permitido matar a su propio hijo en su propio vientre, de esos suicidios ocasionados por esos síndromes de culpabilidad que llegaron a ser obsesivos. Aunque el 68% de los abortos fueron a las 8 semanas, en las que el tamaño del niño apenas era perceptible, ese millón y medio de mujeres que han abortado en España desde 1985 “ven” a su hijo, al que no dejaron nacer y que ahora tendría X años, y lo ven al ver a otros chicos o chicas de esa edad.
El problema del aborto está sin resolver en España y en occidente en general. No es un problema solo de cárcel, aunque es cierto que el carácter punible de la legislación es también preventivo: Se consigue que los automovilistas vayan a menos de 120 kilómetros por hora disponiendo multas en la ley de seguridad vial para el que los sobrepase. Esto es obvio.
Pero la solución del aborto no debe ser solo de carácter punitivo, salvo para quienes se lucran con esos asesinatos. Por otra parte, está claro que en 30 años de aborto en España, ninguna mujer ha ido a la cárcel ni nadie se plantea que vaya.
Evidentemente la ley no debería considerar el aborto como un derecho, como hace la ley Aído-Rajoy. Habría que empezar por ahí, pero no basta solo eso.
El problema del aborto pasa por prestar mayor atención a la mujer y a su dignidad, a la conciliación y flexibilidad de su horario laboral teniendo en cuenta su condición de madre, a la promoción del teletrabajo desde casa, a la concepción del trabajo enfocándolo hacia la consecución de objetivos y no a la rigidez presencial en el centro de trabajo, a la ampliación del derecho a la reducción de jornada, a la consideración del trabajo en el hogar como categoría laboral con todos los derechos laborales incluidos, a la mejora de la pensión de viudedad y compatibilidad plena de esta con la propia pensión, a la persecución efectiva de la discriminación laboral en razón de su condición de mujer con derecho a ser madre.
Hasta ahora, nada se ha hecho en ese sentido. Bien se podrían invertir al menos esos 60 millones del aborto en estas cosas. Pero nadie ha hecho nada.
Mientras he escrito este artículo, en España han fallecido 13 niños a causa del aborto, y aproximadamente 1 mientras este artículo ha sido leído.
Comentarios
Estoy totalmente de acuerdo,
Estoy totalmente de acuerdo, es la mujer la que sufre las consecuencias mientras el hombre se lava las manos en todos los sentidos, porque la píldora del día despues, los efectos secundarios que tiene, que son muchos, tambien los van a sufrir las mujeres.Todo esto es fruto de una educación tan deficiente, tan falta de valores éticos y morales, que se ha creado una sociedad inmadura que camina al son que le vayan tocando. ¡Es una pena!
Respuesta
Señor Somolinos, conozca a una mujer, casese, forme una familia y deje de dar consejos por favor
El aborto
Señor Moya: muchísimas gracias por mojarse en temas que en general se procura omitir, por no decir ocultar. Desde mi experiencia como colaboradora en una casa de acogida, como alternativa al aborto, perteneciente a Cáritas, puedo decirle sin equivocarme, que si nuestros gobernantes tomaran cartas en el asunto, se evitarían muchos abortos. Las futuras madres necesitan un apoyo ante esa situación inicialmente no deseada. Como usted bien dice, se teme perder elempleo , si se tiene, pareja, etc.exsisten instituciones y ayudas para todo tipo de modalidades. Pero en España somos tan modernos que nos olvidases de las cosas mas importantes. La grandeza de ser madre, aun en las condiciones más adversas, es para una mujer entender el amor, la entrega, la dulzura, distinguir los distintos amores. Desde una humildísima casa, con tres pequeñas habitaciones, a lo largo de siete años, he vivido el nacimiento de setenta y cuatro niños. De lo que la casa estaba llena, era de consuelo, amor, y esperanza.
A los consejos de un tal Pepe, director espiritual.
Que yo sepa, en mi artículo no me he dedicado a dar consejos a nadie, sino a ejercer el derecho constitucional que tengo a opinar libremente sobre este tema como podría haber opinado con otro cualquiera que me hubiera dado la gana. Por eso me causa perplejidad que un tal Pepe, que ni siquiera tiene güevos para decir cual es su apellido, se descuelgue dándome una serie de consejos a nivel personal en un foro público como este que más bien podrían entenderse propios de una dirección espiritual frustrada, o quizá propios de un director espiritual frustrado, vaya usted a saber. Como no tengo el gusto de conocer al tal Pepe (porque en este país hay Pepes a patadas), no tengo posibilidad de indagar en los móviles que le han llevado a ejercer esa dirección espiritual improvisada y sobre todo tan arriesgada, ya que para dar consejos, lo primero es conocer a las personas, y entiendo que, si yo no conozco al tal Pepe, él tampoco me conoce a mí, o a lo sumo me conoce superficialmente, lo que hace poco fiables sus consejos de director espiritual. Otra cosa puede ser (no sé, no sé...)que el artículo que he escrito (que es un artículo a nivel general) le diga a él algo a nivel personal. Pero entonces, lo que debería haber hecho es indagar en su propia vida en vez de lanzar una cortina de humo sobre la vida de los demás, lo cual es un truco que ya está muy visto y sobre el que ya no vale la pena comentar.
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