Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

La Justicia no es un cachondeo, sino lo siguiente

Hace ya mucho tiempo que Pacheco, el exalcalde de Jerez, andalucista él, dijo que la Justicia en España era un cachondeo. Por aquel entonces le cayeron críticas por todos los sitios, los rivales políticos se lanzaron en tromba diciendo que había atacado a uno de los poderes del estado y eso era inadmisible. En una entrevista de no hace mucho lo recordaba: "Dije en su día que la justicia es un cachondeo y me reafirmo; ahora es peor".

Yo no he estado casi nunca de acuerdo con las ideas y acciones del político jerezano, pero ahí dio en el clavo. Alguien puede pensar que tampoco es para tanto lo que dijo, pero todo hay que contextualizarlo y en aquella época la justicia era intocable. Y eso que no debemos dejar de recordar que durante la transición la justicia no se tocó, es decir, los que impartían y dirigían los cauces judiciales eran los mismos que lo estaban haciendo en la dictadura franquista. Esos jueces, hablo de gran parte de ellos, tuvieron que juzgar ateniéndose a las nuevas leyes que se iban creando desde el poder legislativo, pero a regañadientes. Y en muchos casos retorcían la interpretación de las normas por estar en desacuerdo con ellas.

Ese era el panorama, ¿pero ahora han cambiado las cosas a nivel judicial? A tenor de lo que a diario leemos en la prensa fiable parece que poco, bastante menos de lo que sería deseable. Y es común oír a los políticos de una y otra tendencia ideológica criticar la manera de actuar de los magistrados, sin que eso suponga ningún escándalo como ocurrió con Pacheco.

No sé, aunque tengo mi opinión, por qué y cómo se ha llegado a este despropósito. La gente, muchísima gente desconfía de la política y de los políticos, ahí están los datos de abstención y votos en blanco y nulos de las pasadas elecciones, y parece que hasta en mayor cantidad reniegan de la Justicia, con y sin mayúscula.

Esta separación de la gente de calle ante los que imparten justicia no se debe a una sola causa, son múltiples los factores que han venido a confluir para generalizar el hecho, aunque últimamente la mezcla de los jueces en la política sea la más llamativa. Es escandaloso lo del juez Peinado, alguien que se ha demarcado por la derecha política en varias ocasiones y que sigue ahí como si fuera intocable. Y no es el único que juega en esa liga, se ve que después de tantos años en democracia aún quedan lastres de la justicia franquista. El que existan organizaciones como Hazte oír o Abogados cristianos que judicialicen cualquier cosa que no esté en su catecismo es algo que, además de colapsar la administración judicial, crea en la sociedad incomprensión. Creo que se dice así, querulantes, de eso se les podía acusar y frenarlos en su demencia.

Y luego está la justicia de cada cual, los casos que la gente se ve obligada, por activa o por pasiva, a dirimir ante los jueces. Cuando se entra en ese mundo se ven las deficiencias del sistema, la falta de recursos humanos y tecnológicos (fallos con las nuevas tecnologías que nadie arregla de inmediato y que provocan suspensiones de juicios), las demoras interminables cuando tu caso se queda en un cajón olvidado, jueces malos profesionales (como ocurre en todas las profesiones) que dictan sentencias incongruentes interpretando las leyes torticeramente, fiscales que parece que no se leen los casos hasta que están sentados en la sala, abogados de oficio malpagados y que cuando están de asistencia a detenidos las veinticuatro horas ni agradecidos ni pagados, procuradores en el mismo sentido que no ven salida a su profesión, personal administrativo cansado de trabajar sin incentivos, aguantando, en algunos casos, la culpa de la lentitud judicial.

Ahí está la cuestión, a fin de cuentas, los políticos deben estar para solucionar todo este desmadre, todo este cachondeo, pero que va, a lo que se dedican es a echar leña al fuego para salvar su culo e incendiar el culo del contrario. Malos, muy malos políticos gobernantes los que tenemos y hemos tenido para ocuparse de la Justicia. Y lo peor es que no veo voluntad para que esto cambie, véase lo de la configuración de los miembros del Tribunal Constitucional y del Supremo, del Poder Judicial, de la Fiscalía… En fin, política y justicia revuelta, de risa.

Al menos me queda la satisfacción de que hoy día se habla de los jueces como de cualquier funcionario del estado, se les critica con libertad y se les fiscaliza su labor, con el mismo respeto que ellos imprimen sobre los demás. La Justicia será ciega, pero la ciudadanía no, si la diosa se quitara la venda a lo mejor se daría cuenta del cachondeo que provoca.

Pd- sigo recordando que hay dos guerras cruentas en nuestro mundo, Ucrania y Palestina siguen siendo atacadas por Rusia e Israel, y la gente inocente sigue muriendo…