No tengo ni idea de lo que va a pasar en estos próximos días respecto a la investidura del nuevo presidente del gobierno de España, no soy pitoniso ni me gusta ejercer de ello. Son muchos los artículos que circulan a diario por los periódicos hablando del tema, en muchos de ellos los atrevidos columnistas analizan la situación desde un punto de vista personal, tanto que lo que leemos tiene una subjetividad que en muchas ocasiones hace que no lleguemos ni a terminar de leerlo. Pronostican, como si de una apuesta se tratara, con el objetivo de ganar no sé yo qué.
Trataré de alejarme de ellos y basarme nada más que en los hechos reales, aunque no sé si al final también mi osadía me llevará a hacer un pronóstico.
Estamos a unos ocho meses sin un gobierno que gobierne, es decir, desde antes de las elecciones del 20D de 2015, cuando se convocaron las elecciones generales, Rajoy gobierna en funciones, con lo que el legislativo no legisla y el país está en un punto de espera que en nada le beneficia. Nos dimos, o les dimos una segunda oportunidad y volvimos a ir a las urnas el 26J, una fecha con una temperatura atmosférica muy parecida a la política, la cosa estaba que ardía después del fracaso de las pocas negociaciones que unos y otros se atrevieron a poner en marcha para que ese día no llegara. Pero llegó, y los resultados seguían dejando claro algo que nuestros políticos siguen sin entender: la sociedad española ya no es bipartidista en el total del territorio, ahora hay cuatro partidos, digamos, dominantes y unos nacionalismos minoritarios, por lo que no queda más remedio que DIALOGAR para llegar a acuerdos que permitan desbloquear el gobierno en funciones para poder volver a legislar.
Tras el 20D Rajoy no lo hizo, su postura de don Tancredo increíblemente le funcionó bien a tenor de los resultados del 26J. Él pasó hasta del Jefe del Estado. Sánchez movió ficha tras el ofrecimiento de formar gobierno por parte del rey, hecho que algunos dicen que fue para salvar su culo (con perdón) y otros pensamos que lo hizo por responsabilidad política. Sea como fuera, la cuestión es que su enlace con Rivera era insuficiente y Podemos no se quiso sumar al acuerdo por el empecinamiento de Iglesias, que recordemos trajo su primer enfrentamiento con Errejón, más dispuesto a no darle ni una oportunidad más a Rajoy. Total, al final mandan coletas y para el 26J directos.
Esas segundas elecciones generales nos dejaron un panorama muy parecido, no digo igual porque sería mentir, pero seguíamos necesitando que los políticos elegidos fueran lo mínimamente sensatos para darse cuenta de que el DIÁLOGO era indispensable. ¿Qué ha pasado en este mes? Vamos a ello.
Rajoy, que se sintió en aquel momento engrandecido por mejorar sus resultados, dice que para finales de julio habrá gobierno. Por ahora ni está, ni se le espera… Hasta ahora su postura no dista mucho de la anterior, parecía que había llegado a un acuerdo con Rivera, pero al elegirse la mesa del Congreso resulta que inesperadamente nos enteramos de que Rajoy había pactado con los nacionalistas catalanes del CDC, o sea, los de Arturo Mas, para que Ana Pastor consiguiera ser la presidenta a base de dinero para Cataluña, con el consiguiente rebote de Rivera que dice, entonces, que ya veremos cuál será su postura a la investidura de Rajoy, por lo pronto en la primera dice que va a votar que no.
Pero Rivera, que presuntamente es el que dice estar más preocupado porque se forme ya un gobierno, se ha sentido traicionado por Rajoy y, a pesar de que en campaña dijo que jamás votaría a Rajoy ni a quien no supusiera regeneración política en su partido, la verdad es que se tragó sus palabras afirmando que, a pesar de todo, en segundas votaciones se abstendrán los de Ciudadanos. Rivera sabrá lo que hace, él es el único que ha probado el plato del PSOE y el del PP, y sabrá la digestión que cada uno le ha dejado. Pero también sabe Rivera que si en las segundas elecciones ha perdido votantes, de haber otras seguiría en esa línea o peor.
Sánchez ha tenido que lidiar su lucha partidista contra los varones y ha decidido que no a Rajoy, no de todas, todas. Considera que no puede ser cómplice del daño que el PP le ha hecho a la sociedad española y por ahora se muestra más callado que antaño, quizás pensando que si esa estrategia le salió bien a Rajoy a lo mejor también ahora le sale bien a él. Ha dicho, conmigo no cuentes, Mariano, apáñatelas tú solito que para eso tienes 137 diputados.
Iglesias, ahora Iglesias-Garzón, tampoco habla mucho, en esta ocasión no hace más que brindarse al PSOE para ser alternativa a Rajoy. Pero ya no se acuerda del plantón que le dio antes cuando había verdaderas posibilidades, ni de la cal que le echó en la cara en el Congreso. Iglesias-Garzón, una fallida alternativa al PSOE como mayor partido de la oposición, o si lo queremos decir de otra forma, como segundo partido de España. Por supuesto que Rajoy sabe que con ellos no puede contar, y ellos andan más calladitos que de costumbre viéndolas venir y atentos a sus Mareas, quizás están valorando algo tan importante como es la prudencia, cosa que hasta ahora han ignorado.
Entonces, ¿qué va a pasar? El rey recibe estos días a los miembros de los partidos y la papeleta que le ha tocado no es fácil. Se supone que le ofrecerá a Rajoy que trate de investirse Presidente y que forme gobierno. Hoy por hoy, Rajoy no tiene apoyos suficientes para sacar una mayoría absoluta, así que se tendría que ir a unas segundas votaciones donde los “sí” deben ser más que los “no”. Echen ustedes los números.
No, no voy a pronosticar, sólo voy a hacer una reflexión en voz alta. Unas terceras elecciones son posibles, Rajoy ha sido el más beneficiado de las segundas dando un gran salto en número de diputados, pero sin llegar aún a la mayoría absoluta. ¿Lo haría en unas terceras? ¿Es eso lo que busca? Con Rajoy no quiere nada nadie, y sabe que la mayoría absoluta es su tabla de salvación para gobernar a sus anchas. Por agotamiento de los electores a lo mejor lo puede conseguir siguiendo su estrategia del MUDISMO. Decíamos arriba que las urnas habían pedido DIALOGAR, a lo mejor Rajoy cree que eso no es así. Y para no pronosticar, ya he dicho demasiado… volvamos al silencio y a esperar.