El parlamento es el lugar donde los representantes de los ciudadanos van a exponer sus ideas en cuanto a la forma de legislar, por medio de la palabra, parlar – hablar.
Es una encomienda que les hacemos a través de nuestro voto y sufragamos con nuestros impuestos para que resuelvan los problemas que se suscitan en el devenir de una convivencia multitudinaria, como es un país.
La representación teatral, de la que fuimos espectadores ayer, puso de manifiesto, no solo el final por todos conocidos e incluso por el miso que se sometía a la investidura, sino las tendencias de cada representante de los partidos a cara descubierta, es decir, quitándose la careta, que muestran algunos con el fin de recopilar votos, de manera espontanea.
Mariano Rajoy hizo un discurso entretenido, irónico, sarcástico a veces, correcto en el método, tanto en la forma como en el tiempo, que siempre se agradece, le faltó a mi modo de ver, que se hiciera eco de, al menos, algún que otro punto que el PSOE junto con C’s habían firmado.
El representante del PSOE, Pedro Sánchez hizo un discurso que fue una serie de intenciones, sin duda con buena fe, pero que aburría a las ovejas, con defectos de fondo y forma, sin un orden de exposición, con un desconocimiento grande de la gramática, pues aunque dicen, no sé si será cierto, que la Real Academia lo ha admitido, el plural incluye los dos géneros, no hay que especificar femenino y masculino, pues aunque así fuera, suena horrible. Creo que esto es aplaudir a un feminismo absurdo, inculto e irritable.
Pablo Iglesias hizo gala de su verbo fácil, acostumbrado a la docencia, sabe como arengar a los oyentes y más que discurso lo que hizo fue un mitin. Manifestó sus ideas de forma un tanto grosera y recurrió al insulto, cosa que deslegitimiza el poder conciliador que debe reinar en este tipo de debates. Demostró un sentimiento revanchista y antidiluviano, impropio de la generación que pretende representar, lo bueno que tiene es que va a pecho descubierto, no engaña, desde el primer momento dejó claro lo que pretende, convertirse en la segunda fuerza política, de momento, y poner a España como Venezuela, que es su faro guía.
¿No es más bonito contemplar un jardín que un lodazal?, ¿no es más agradable escuchar una melodía que una serie de chirridos desagradables? Mientras que los sonidos se procesan en la corteza auditiva del cerebro, los ruidos molestos activan la amígdala, una región del cerebro que procesa las emociones por separados y cuando escuchamos algo desagradable la amígdala se encarga de activar la corteza auditiva haciéndola más sensible al ruido.
Parte de este proceso debe ocurrir cuando en un debate, que se supone debe ser conciliador para unificar ideas, se escuchan más que éstas, griteríos con descalificaciones e insultos a diestro y siniestro, no solo verbales sino gramaticales.
Para enfatizar una frase, ya sea escrita u oral, no hace falta recurrir a los malos modos, pues esto es índice de no tener suficiente vocabulario contundente para lo que se pretende exponer.
La buena educación no debe perderse aunque se exalten los ánimos, suba la adrenalina o se pierdan los nervios, nada se gana con ello y si se puede perder una bonita oportunidad de conseguir los propósitos que se solicitan.