Tras la celebración de los comicios autonómicos de la Comunidad Autónoma de Andalucía el pasado 19 de junio, el panorama político de nuestro país se prepara ya para afrontar un nuevo curso político que culminará con una cita especial, las elecciones municipales de mayo de 2023. Y es que para los principales partidos políticos resulta esencial gobernar el mayor número de municipios posible, especialmente en aquellas Comunidades Autónomas que constituyen un feudo importante de votos, de ahí el apoyo que reciben muchos alcaldes/as por parte del líder nacional de su respectivo partido cuando se acercan las elecciones generales.
Pero, ¿qué supone esta cita con la democracia para la vida municipal?
La llegada de los comicios locales supone un auténtico revuelo en todos los ámbitos de la vida municipal, especialmente en lo que afecta al tejido empresarial y asociativo. Tanto es así que la ciudadanía que integra dichos ámbitos, comienza a recibir visitas de los diferentes partidos políticos que optan a la alcaldía del municipio, que con sus propuestas y programas intentan convencer a gran parte del electorado. En ese sentido si bien es cierto que desde el punto de vista del ciudadano de a pie, quizás el poder elegir libremente a las personas que van a representar sus intereses más próximos durante los 4 años siguientes integra el mayor acto de democracia directa, lo cierto es que en los últimos tiempos, diferentes actos protagonizados por la clase política tales como el populismo, la corrupción y la incapacidad para dar soluciones a los problemas de la ciudadanía, también han constituido un hándicap en la elección de los/as representantes municipales, lo cual se ve reflejado en una elevada abstención.
En ocasiones, la falta de liderazgo y proyecto municipal de algunos de los partidos políticos que existen conlleva una clara disparidad de resultados de los mismos respecto a otras convocatorias electorales, derivando en la ya mencionada abstención y cumpliéndose el conocido tópico “en los pueblos se vota al candidato y no al partido”.
¿Realmente estamos en lo cierto?
Si obviamos la razón y la lógica y dejamos a un lado el convencimiento político, para centrarnos en la moral y el afecto personal, teniendo en cuenta que el candidato/a de un determinado partido tiene familia, amigos o vecinos dentro del municipio, resultaría totalmente lógico afirmar esta idea o premisa. De la misma forma, podemos encontrarnos con instrumentos de campaña electoral tales como la simpatía o el populismo plenamente capaces de imponerse al votante descontento (debido a la falta de proyecto), así como al votante indeciso. Por tanto, en función de lo anterior podríamos asegurar que este tópico se cumple en el caso de nuestra ciudad.
Ahora bien, ¿es posible hacerle frente? Como ya argumenté en otro artículo anterior, si bien una parte del electorado de izquierdas confía en el Partido Popular en las elecciones municipales, no es menos cierto que teniendo en cuenta otros resultados una gran mayoría decide apostar por la abstención. Pero, ¿se debe al populismo o a la falta de proyecto? Probablemente la respuesta se encuentre en la segunda razón. Y es que nos encontramos con una izquierda que desde que perdiera el gobierno municipal en el año 2011 en lugar de vender sus logros y materializarlos en propuestas continuistas e innovadoras, se ha centrado en justificar todo lo que a juicio del señor Priego se hizo de manera incorrecta en dicho mandato. De esta forma, nos encontramos con dos mayorías absolutas obtenidas de manera consecutiva por el Partido Popular, liderado por un candidato carismático y campañas populistas contra las que la izquierda no es capaz de desvelar la realidad.
La realidad se manifiesta en presumir de transparencia y buena gestión conforme a la ley. Pero quizás, Fernando Priego necesita una oposición seria y crítica para dejar sus asuntos pendientes en Madrid y centrarse en resolver la inoperancia de su equipo de gobierno. ¿Sabe el señor Priego que su concejala de Nuevas Tecnologías incumple de manera continua el apartado tercero del artículo 10 de la Ley de Transparencia de Andalucía que obliga a publicar las actas de las sesiones plenarias? Máxime después de haber creado un nuevo portal de transparencia en febrero de 2021. ¿Sabe el señor Priego que algunos/as de sus ediles incumplen el artículo 97 del ROF (Reglamento por el que se rigen las Corporaciones Locales), tras no dar respuesta a las preguntas de la oposición, hecho susceptible de ser recurrido ante el Defensor del Pueblo? Y si hablamos de transparencia económica, el alcalde de Cabra presume de renunciar al sueldo de la alcaldía, pero ¿sabe la ciudadanía egabrense que el señor Priego cobró como senador el pasado año 2021, 88.393,87 euros frente al tope de 65.000 euros que podría cobrar como alcalde de Cabra? Haciendo uso del derecho de libertad de expresión que me ampara eso no es ni humildad ni transparencia, se denomina populismo.
Y es en este punto donde entra en juego el arduo trabajo que tiene por delante la izquierda egabrense para derrumbar la sólida mayoría absoluta del Partido Popular. Tal y como hemos visto, los datos tumban el populismo del señor Priego y todo su equipo de gobierno en materia de transparencia, pero ¿resulta eficaz atacar por ahí? Probablemente en lo que a publicación de actas e incumplimiento del ROF se refiere sería bastante eficaz, teniendo en cuenta las consecuencias legales que derivan de ello. Pero si hacemos una especial referencia al tema de sueldos, quizás la oposición egabrense tiene que empezar a diferenciarse del resto, si quiere ser atractiva para su electorado. De manera continua, podemos observar a cualquier ciudadano de a pie, mostrar su desacuerdo frente a los elevados salarios que ganan diputados y senadores que ni siquiera ostentan una responsabilidad de gobierno. Si lo extrapolamos al caso egabrense, nos encontramos con un alcalde populista que con cierto tono irónico con mucha honestidad y pensando en el dinero de la ciudadanía egabrense, tras la celebración de las elecciones municipales de 2019 decidió establecer la figura de coordinador del Grupo Municipal “x”, que lleva consigo un salario bruto anual de 10.303,08 euros para cada uno de estos coordinadores, en cuyo caso son los portavoces de cada uno de los grupos de la oposición.
Pues bien, volviendo al tópico “en los pueblos se vota al candidato y no al partido”, si tomamos en consideración el discurso populista del señor Priego en base a la transparencia que le permite captar votos del descontento o la falta de proyecto, si la oposición quiere empezar a desintegrar el proyecto populista pero acertado del Partido Popular, quizás debiera renunciar a ese sueldo demostrando honestidad política en base a los resultados electorales y características de nuestro pueblo. Pues bajo mi punto de vista y en relación con lo que opina una gran mayoría de la ciudadanía del salario a nivel nacional, en una ciudad de estas características, solo deberían cobrar elevados salarios los miembros del equipo de gobierno, siendo proporcional a su trabajo, ya que no cabe olvidar la subida de salario en enero de 2022 por parte del señor Priego a ediles de su equipo de gobierno que incumplen la ley.
En definitiva, la oposición egabrense debe empezar a desempolvar la verdadera realidad y gestión, diferenciándose del Partido Popular en actos de enorme humildad como el que este supone, sin olvidarse de construir el proyecto de ciudad que la ciudadanía de izquierdas tanto reclama.