Las elecciones autonómicas celebradas el pasado 19 de junio de 2022 en la Comunidad Autónoma de Andalucía han supuesto un auténtico revuelo en todos los niveles del panorama político. Tanto es así, que el fantasma de las encuestas se hizo realidad en una cita electoral en la que, por segunda vez en la historia democrática de nuestra autonomía, la ciudadanía decidía mandar a la oposición al Partido Socialista, al mismo tiempo que otorgaban una mayoría abrumadora al Partido Popular. Este hecho ha provocado una oleada de cambios y reformas en el seno de todos los partidos políticos que ya se preparan para afrontar las siguientes citas electorales.
En ese sentido, la conquista del Partido Popular del tradicional feudo socialista ha provocado que salten todas las alarmas en el seno del PSOE-A como consecuencia de la pérdida estrepitosa de votos incluso en aquellos municipios andaluces donde los/as socialistas ostentan mayoría absoluta, lo cual ha traído consigo innumerables dudas acerca del discurso empleado por el propio candidato socialista a la Junta de Andalucía, Juan Espadas, basado en el municipalismo y la fortaleza de sus alcaldes y alcaldesas. Por ello, no es de extrañar que, tras el batacazo andaluz, y con el fin de evitar un nuevo desastre, los/as socialistas hayan puesto el foco en las elecciones locales, y ya se trate el tema con cierta delicadeza y temor en determinados territorios, ante la posibilidad de perder importantes Ayuntamientos del territorio andaluz.
Sin embargo, quizás estamos ante una realidad distinta y la militancia socialista de Andalucía merece una autocrítica por parte de la Dirección Regional, pues no cabe olvidar que el Partido Socialista en nuestra Comunidad Autónoma ha perdido en tan solo catorce años cerca de 1 millón y medio de votos. Por tanto, ¿resulta lógico culpar a los/as regidores/as locales socialistas del fracaso del PSOE-A o incluso llegar a poner en cuestión su continuidad en las próximas elecciones municipales?
La respuesta es no. Para reafirmar esta idea o premisa, podemos observar el caso de municipios como Puente Genil, La Carlota, Benamejí o Montilla, gobernados por el PSOE y donde las elecciones autonómicas se han caracterizado por una pérdida masiva de votos. Pero detengámonos en la localidad de Lucena, feudo tradicional del PSOE en las distintas convocatorias electorales de carácter local. Pues bien, si enfocamos el análisis en el año 2012 fecha en la que el PSOE se convierte por primera vez en segunda fuerza política del Parlamento de Andalucía en número de escaños y votos, podemos hacer una comparación de carácter relevante. Mientras que en las elecciones locales del año 2011 el PSOE obtenía 9 concejales y 7.726 votos en el Ayuntamiento de Lucena, un año más tarde tan solo 7.258 electores de esta localidad deciden otorgarle la confianza al Partido Socialista para gobernar Andalucía, unos resultados que se repiten de manera muy similar en las elecciones autonómicas y municipales del año 2015. Pero… ¿hasta dónde llega la reputación del actual alcalde de Lucena? Si comparamos las elecciones municipales del año 2019 con las autonómicas que tuvieron lugar apenas seis meses antes, podemos observar una diferencia de 2.944 votos, y de 4.217 en comparación con el apoyo otorgado por el electorado lucentino a Juan Espadas el pasado 19 de junio.
Por tanto, queda claro tal y como el propio Juan Espadas reconoció que el PSOE de Andalucía tiene un arduo trabajo de análisis por delante para convertirse en alternativa del “moderado” Juanma Moreno. Y hablando de “moderados” … ¿nadie en el PSOE andaluz ha puesto la mirada en Cabra?
De manera opuesta al análisis anterior, resulta necesario centrar la atención en el caso de la localidad egabrense, territorio en el que la realidad se torna totalmente distinta para el Partido Socialista, ya que si bien en el año 2007 obtuvo la alcaldía tras ser la fuerza más votada y alcanzar un pacto con Izquierda Unida, lo cierto es que si hacemos una comparación respecto a las elecciones autonómicas, observamos una apuesta clara del electorado egabrense por el PSOE, la cual se ve transformada en abstención o fuga de votos hacia el “moderado” Fernando Priego en los comicios locales. Tanto es así que la falta de liderazgo y de proyecto desde que el PSOE egabrense fuera relegado a la oposición en el año 2011, ha provocado la constitución de varias gestoras y la pérdida de más de 800 votos entre 2011 y 2019, lo que supone un descenso de 100 votos por año.
Con estos datos, la existencia de una gestora y en vísperas del inicio del curso político que culminará con los comicios locales de mayo de 2023, ¿por dónde pasa la solución? Tal vez sea necesario que la militancia del PSOE egabrense alce la voz firme y decididamente, exigiendo a la nueva gestora un trabajo rápido, eficaz y basado única y exclusivamente en la búsqueda de un proyecto centrado en Cabra y los/as egabrenses del que actualmente carece, y de esa forma hacer frente a un proyecto agotado y populista del Partido Popular que encabezado por el transparente y “buen gestor” Fernando Priego ha sumergido al Ayuntamiento de Cabra en una deuda viva de más de 6 millones de euros, tal y como hemos conocido en el día de hoy.
Por tanto, teniendo en cuenta todos los hechos descritos, el PSOE egabrense tiene la última oportunidad para construir un proyecto urgente que responda a las demandas de la ciudadanía egabrense basado y fundamentado en la ideología progresista y en las políticas de izquierdas, o ¿acaso vamos a consentir que Fernando Priego siga desmantelando servicios públicos conseguidos por el Partido Socialista para concedérselos a la privada y haciendo negocio con la educación?
Tal vez después de leer estas palabras, incluso reciba críticas de alguien de mi propio partido, pero en un momento tan crítico como este es necesario que la militancia alce la voz y pida un cambio de timón con el principal objetivo de CAMBIAR PARA VENCER, ya que como dijo en su día Alfonso Guerra: “A veces, el arte está en los críticos. Estos inventan el arte”.