Lourdes Mangas

Siempre he pensado que sea cual sea la santería que se le haga a María Stma. de Araceli, jamás será criticada abiertamente en "las aceras" como ocurre en Semana Santa. Es tal la devoción y cariño que se le tiene a Nuestra Stma Madre que nuestra vista no se fija en la postura del santero, en la forma de llevar la horquilla, ni siquiera nos fijamos en el manijero ni oímos el repiqueteo del tambor. Ella nos ciega o ilumina para sólo posar nuestros ojos en su eterna mirada.

Por este hecho, no puedo ser lógica ni pretender hacer una valoración a cerca de todas las manijerías que Nuestra Patrona está teniendo en este año jubilar pues, sinceramente, al igual que me ocurre con Ntro Padre Jesús Amarrado a la Columna, sólo me fijo en Ella como Araceli, no como imagen a procesionar.

Este pasado fin de semana, hemos podido disfrutar de la imagen de Nuestra Bendita Imagen por dos días, llegando casi al final de su estancia entre nosotros y dando los últimos coletazos a un año aracelitano único e irrepetible.

Ésta vez, el tiempo acompañó a los miles de lucentinos que se echaron literalmente a la calle para contemplar la procesión gloriosa el miércoles y con tintes penitenciales ayer sábado al ir acompañada de Jesús Nazareno. Lucena estaba de fiesta con motivo de su cuatrocientas cincuenta llegada y todos así lo celebramos. Incluso se unió a la fiesta lucentina las reliquias de San Juan de Ávila.

A continuación les dejo fotografías de la procesión extraordinaria de Ntro Padre Jesús Nazareno y María Stma. de Araceli, sobretodo de Ella, porque si no hubiese existido, seguro que lo que se vivió en Lucena sería inimaginable.