Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Camino en zigzag - Anita Desai

 “En el arte lo único que se cuenta es la forma”

André Gide

Es cautivadora y precisa la prosa de Anita Dasai (Mussoorie, 24 de junio de 1937 al norte de Delhi, de padre indio y madre alemana), que es una escritora india de expresión inglesa. En ella siempre se encuentra el fruto de la percepción de una autora que posee la habilidad de oficio con el que jugar esgrimiendo el elemento básico con el que lograr que el lector termine por sumergirse en su lectura apasionada, que lo conduce hacia el factor humano y la descripción de paisajes y colores. En Camino de zigzag la trama nos sitúa en el exótico y variado mundo de México, donde Eric, un joven escritor que vive entre la indecisión y el deseo de encontrar un apoyo para su apuesta literaria, decide acompañar a su novia en un viaje sin otro objetivo que variar de decorado.

El país deslumbra al joven literato, la luminosidad, los colores, la fragancia que esparcen los olores y la fantástica belleza e idiosincrasia de un pueblo poseedor de una cultura ancestral, resulta ser algo que lo va seduciendo hasta sentirse partícipe de ese espacio de vida tan variado y diferente, que recuerda pasajes de Pedro páramo -la gran novela de Juan Rulfo-, al adentrarse por los caminos en ondulación de su inmensa geografía llena de mitos, historias y supersticiones.

Así irá indagando los rastros de su familia en un pueblo fantasma y abandonado, un páramo donde vivió y luchó la saga de los Cornualles, bulliciosos mineros irlandeses, que cien años antes emigraron a México con las grandes empresas inglesas, codicia de los ricos tesoros de la montaña, alto y misterioso lugar donde nació su abuelo. Corrían los tiempos del estallido de la revolución mexicana.  Donde el famoso Pancho Villa también llegó  al trote de su caballo a las altas montañas donde vivía la colonia inglesa.

Presente y futuro se mezclan y entrecruzan desde el hoy hacia aquel ayer sacudido por esa revolución que hizo estallar al pueblo minero que extraía los ricos tesoros de las entrañas de la tierra. Dureza y nostalgia, añoranza de las verdes tierras de su patria chica. Personajes sencillos luchando por la vida, tras haber logrado escapar de la penuria de su patria buscando colmar en tierras lejanas con sus esperanzas en tan embriagadora geografía.

Y elevándose sobre el paisaje, la hacendada doña Vera, reina de la sierra, espíritu dominante,  que al convertirse en esposa de un potentado de puro rango mexicano, que sintiéndose incómoda en esa sociedad banal, decide  romper sus lazos matrimoniales y refugiarse en la mítica hacienda heredada, como ama y protectora de los enigmáticos indios huicholes y sus aisladas vidas y misterios, descritas con un embriagador estilo donde los sufrimientos se funden con la belleza a modo de refugio frente a la realidad. Perfecta la descripción de la entrada y bajada a la mina con sus ritos sagrados y la mezcla de creencias.

Y llega el Día de los muertos, en ese mágico espacio en que también transcurre Bajo el volcán, obra maestra de la literatura creada por el escritor inglés Malcolm Lowry. Festividad que se celebra en México y por países de América Central y otras muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. La celebración del culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde la época precolombina, mítica y popular  con la que los mexicanos festejan y recuerdan  a sus difuntos, sus muertitos, donde las diferentes historias y situaciones de la narración se  entrelazan misteriosamente para fundir pasado con presente, todo el misterio de un crisol cultural, religioso y onírico, fruto de la perfecta sincronización y sensibilidad de la narradora, que adquiere  grandeza propia  de  fabulación y realismo mágico, donde los variadísimos personajes estallan de ternura en escenas sentimentales y humanas conmovedoras. Una gran  novela.