Los cazadores atrapan las liebres con los perros, muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación. (Plutarco)
Deseo dejar claro que no pertenezco al gregarismo televisivo nacional, tampoco a la adicción compulsiva de los Cristianos Ronaldo y Leo Messí. Degusto con placer el vino, pero no la borrachera. La media de tiempo que dedico a la contemplación a la caja deformadora de la televisión no llega a tres cuarto de hora diario. Ya me lo sugirió un cardiólogo por esto del corazón, la razón y la salud mental. De lo que se deduce que la programación de Canal Sur (salvo excepciones), además de costosa y baja calidad produce rubor y vergüenza torera. Y cuando uno comenta que tan pobre panorama es una operación planificada de cálculo por quienes dominan el cotarro, explican ser “lo que quiere la gente”, se comprende sin aceptarlo, pese a ser verdad, que la tele sureña como tantas otras, no está pensada y meditada para personas normales sino para la gente.
Y dado tan lamentable pobreza televisiva y cultural, salvo excepciones, se puede comprobar por el índice de audiencia la carcajada e indignación que no cesa, en los que nos negamos a ser gente por ser personas normales. Considerando que no está de más advertirle a la presidenta de Andalucía, que del populismo a la embriaguez andalucista panderetera solo hay un paso. Por lo que existe la razón de votar o no votar. Mejor lo último para no trasladar el voto a los herederos del franquismo cantando el himno de la legión en días de fervor mariano, ni tampoco vamos tirar la casa por la ventana dando el voto a los grupos anticapitalistas que hablan de revoluciones, algo manido para aquellos que sumamos años y estamos de revoluciones inconclusas y muro de Berlín hasta las metáforas. ¿Y la nueva derecha? Caramba. Por favor: No me gustan los anexos con rebajas, aunque no sean herederos del franquismo, pero de insuficiente parecido a una democracia cristiana europea. Porque lo que necesita Andalucía y España entera, sin ondeo de banderas, es una derecha culta y que sepa tocar el piano de la democracia. Y así despertar a los socialistas sumidos en la ambigüedad y la incertidumbre.
Lo que “quiere la gente” es lo que desean los políticos estrechos de mente, es decir: la mediocridad de una conciencia andaluza pura pavesa resucitando un pasado populista. Difícil les será recuperar la sabiduría social perdida y pisoteada por la petulancia creciente. Y es que a la Tele andaluza bien que le pega aquello de Groucho Marx lleno de ingenio: “La televisión es muy educativa. Siempre que alguien la enciende, voy a otra habitación y leo un buen libro”. Si todos los andaluces y andaluzas, imitaran al gran Groucho y optaran por leer, es decir, a pensar por sí mismo, cientos de políticos irían al paro con su pan y circo. Piense, presidenta, que la libertad es un bien precario en occidente. Ya lo señaló Cervantes.
