“El primer castigo del culpable es que jamás será absuelto por su conciencia” Juvenal
En ocasiones, una novela negra no esperada puede surgir el rincón más inesperado. Por ejemplo: leer la vida y andanzas de César Borgia, segundo hijo natural del cardenal, de origen valenciano, Rodrigo Borja, futuro Papa Alejandro VI y de Vannozza Cattanei, una patricia romana, que tuvo dos hermanos: Juan y Jofré, y una hermana, Lucrecia puede considerarse una trepidante novela negra de altísima tensión. Pues resulta que uno de los secretarios de Alejandro, nada más nacer César hizo una carta astral sobre él en la que vaticinó que tendría una vida fulgurante, de poder y gloria, pero que sería rápida y sellada con asesinatos. El secretario no se equivocó en nada.
El César llamó al astrólogo Lorenz Beheim para conocer su destino, éste le entregó una carta del Torot con la que contentarlo y le dijo que no tenía otra repuesta, cuando César se retiró el astrólogo era consciente que había logrado engañarlo. El trágico destino del hombre implacable estaba escrito. Así comienza esta trepidante novela desbordante de intriga y emociones, donde la belleza y la crueldad de su contenido caminan unidas aunque no de la mano, en una Italia de primeros del siglo XVI inmersa en guerras y conspiraciones y no menos corrupción. Todo cosas muy propias del ser humano, bien con la espada y la cruz, tanto monta el rezo como dictamen mortal - para los intrépidos curiosos buscadores de la verdad-, siempre con las cartas marcadas y recordando que los últimos serán los primeros allá en la gloria incluso en los días de lluvia o nevada.
Corría el primer mes del año 1502 cuando comienza esta historia novelada teniendo como protagonista un personaje apasionante tallado sobre aquella agitada época. Este protagonista no era nada menos que el hijo del Papa Alejandro VI español de Játiva y nacido en 1431. César Borgia tras la misteriosa muerte de su hermano Juan, que después de una cena en casa de la madre, siendo también comensales su hermano y otros caballeros romanos, fue apuñalado en una plaza de Roma y su cadáver arrojado al Tíber, sin lograr descubrir a los autores del crimen.
Entonces el ambicioso César Borgia pasa a ocupar tan codiciado puesto por lo que abandona la carrera eclesiástica que su padre había proyectado para él. Es así como se inicia la vertiginosa y terrible biografía de tan célebre personaje conocido por sus vicios, valentía, la perfidia y la crueldad, a quien siendo muy joven ya le nombró su padre obispo de Pamplona, arzobispo de Valencia y después Cardenal, por lo que tras el asesinato de su hermano, deja la púrpura y recibe el nombramiento de Gonfalonero de la Iglesia. Y aquí todo el rebozo de gloria posible y en la tierra que sea el poder quien reparta las dadivas.
Para alcanzar su ambiciosa cruzada logra una alianza con el rey de Francia, que lo nombra duque de Valentinois. Calculador y cruel su azarosa vida no conoce el descanso ni sentimiento alguno, el fin justifica los medios aunque para ello se tengan que cortar cuantas cabezas sean necesarias pagando con anchura los rezos ineludibles que obstaculicen perder su sillón en la Gloria el día que Caronte a su puerta de palacio llame.
No se queda atrás su hermana Lucrecia, que fue tan célebre como él por sus crímenes y vicios, incluso el de mantener relaciones incestuosas con tan querido hermano con lo cual todo gozo y placer corporal quedaba en casa. Los asesinatos calculados por la pareja para conseguir el poder y el dominio de toda Italia no tienen parangón. Las adulteraciones, componendas bajo la protección y autoridad del Papa se suceden siempre a favor de conseguir esa desmesura que los llevaría al desvarío.
Esta es la novela histórica y negra sobre la vida de César Borgia, verdugo de tiranos, amado por el pueblo, extraída de una realidad fidedigna narrada con agilidad y sencillez, donde se sucede toda una espléndida galería de personajes y sucesos, descritos con gran maestría dentro de una dinámica trepidante, acciones llenas de intrigas palaciegas donde multitud de secuencias vibran por medio de unos diálogos bien engarzados con los que las autoras consiguen provocar un apasionamiento de tan espléndida narración de historia y aventura políticas y religiosas.
Pero esa ansiedad de la que estaba poseído el César, su insatisfecha ambición, esa vertiginosa prisa por alcanzar un dominio absoluto, posiblemente la provocaba el ser consciente que su muerte estaba cercana, que convivía con ella de forma permanente, tal vez por eso el astrólogo Lorenz Beheim no lo engañó al vaticinarle la inmortalidad. “Su nombre terrible ha sido un regalo de Dios o del Demonio”.