Cuando uno vuelve a leer la elaborada y tensa novela de Patricia Highsmith “Ese dulce mal”, se despierta de nuevo el fervor y disfrute de esa admirable historia en la que el dulce amor de su personaje principal se convierte en alargada y sufrida pasión. Para terminar, en lo que suele encontrar el doloroso fin de aquellos a quienes la pasión amorosa embruja. Es la materia literaria por la que nos adentramos en la escena de la obra narrada con maestría por la Doña del suspense, que no es otra que Patricia Highsmith, madre y madrastra mundialmente reconocida por su personalidad y especial capacidad creativa, Celebrada ahora en el XX aniversario de su muerte por Anagrama, la editorial fiel a la escritora con la publicación de su obra completa, iniciando la reedición la cosecha literaria de tan preciada autora. Una nueva andadura con “Ese dulce mal”, cuando la novela negra vive su época dorada en la actualidad, desperdicios disfrazados del género que se cuelan aparte.
El cogollo de la historia se centra en torno una pasión amorosa limpia en sus principios de todo pecado o culpa, pues esta llegaría más adelante provocada tras un casamiento precipitado que altera los deseos del enamorado quien se va sintiendo acorralado por unas circunstancias que lo irá trasladando a un estado de desosiego. El personaje, muy bien caracterizado, apresado por una psicopatía que lo columpia entre la posición misma del bien y el mal. Se trata de David Kelsey, nuestro protagonista. Por que lo inimaginable puede resultar incompresible convertido en realidad palpitante sobre una persona tan formal, trabajador nato, envidiado profesional brillante, tímido y educado que lleva vida de soltero sin problemas económicos o laborales.
Mas las apariencias, pueden engañar, hasta el extremo que el lector, atrapado, frunza el gesto y se interrogue a sí mismo, cuales son las razones de David para ocultar sus modos de vida suplantando la propia personalidad real y bien acogida en los ámbitos en los que transcurre su vida. Si no pueden resultar innecesarios dentro de la obsesión dominante que lo apasiona junto a un desafortunado accidente, que lanzará su vida a un caos de impredecibles consecuencias profundidad de su locura -y no quiero despejar más el camino--, para no desvelar la trama en esta historia de elevado suspense. Ese misterio de comprar una casa con nombre falso en una población distante de donde reside, curiosamente en una pensión, Casa a la que se retira los fines de semana, pero que entre las personas que tiene relaciones cuenta que tales fines de semana los suele pasar con su madre que se encuentra en un sanatorio. Estos, cuando lo verdad es que se madre falleció hace unos años.
Sin embargo ese duro contratiempo amoroso rompe su vida cuando vive en estado de pasión delirante, lo que provocará un iracundo malestar, cuando David se entera que su entrañable Annabelle, con quien mantiene desde la distancia- ella trabaja en otra población-, una relación con proyecto de casamiento, ella se ha desposado súbitamente con otro hombre. El golpe es brutal, un cruz que mina el ánimo apasionado, que lo trastorna mentalmente, algo que suele provocar el inicio de una tragedia desenfrenada hacia la demencia. Llega el desvarío del enamorado. Él desea superar este duro golpe, sobreponerse a las adversidades. Pero evitar el dolor del golpe excita su estado de desánimo superior a sus fuerzas, aunque trata de superar la situación entregándose profesionalmente al trabajo, vaciar la mente y buscar una salida, un cambio incluso profesional y de lugar. Pero los sueños envolventes lo llevan por caminos distintos y demenciales al estar poseídos de fantasía.
De una historia sencilla Patricia Highsmith poseedora de talento especial se eleva por encima de las divisiones convencionales, Su espíritu crítico e independiente, desafiador enfrentamiento con la sociedad establecida, juega al borde de un abismo tejiendo tramas insólitas con el estudio sicológico de los personajes que se enredan en unos espacios por encima de los hechos convencionales. Severo clima con la doble personalidad del protagonista, que no desea ser malo, trágico, pero cada día que vive se encuentra más al borde del abismo donde se desarrolla lo más severo de la tragedia. Una tensión vital desbordada entre locura y ternura.
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