La Constitución Española como norma suprema del ordenamiento jurídico español entró en vigor el 29 de diciembre de 1978, tras haber sido ratificada en referéndum por una mayoría del 88,4% de la ciudadanía española que ejerció su derecho a voto el 6 de diciembre de ese mismo año.
Pero, ¿conocemos realmente la Carta Magna? En las elecciones generales del 28 de abril de 2019, Ciudadanos (partido hoy prácticamente desaparecido) se presentaba con una promesa electoral en materia de Educación consistente en implantar una asignatura denominada “Constitución”. Tal vez hoy, tras observar el corto recorrido de la formación naranja en el panorama político español podamos pensar que esto solo era una vaga y loca promesa de la llamada nueva política que irrumpió allá por 2014, ya que tras el anuncio de esta propuesta por parte de esta formación las redes sociales se llenaron de forma inminente de burlas referentes al incumplimiento de algunos de sus preceptos. Ahora bien, lejos de las posibles intenciones que por aquel entonces pudiera tener el señor Rivera, desde un punto de vista objetivo tal vez hubiera sido una medida acertada.
¿Y por qué digo esto? La razón es muy simple y es que desgraciadamente la sociedad española vive un momento político donde el populismo y la mentira vencen a la cultura política, y, por tanto, al Derecho Constitucional. Es triste ver como una sociedad en una democracia consolidada que cree que cuestiona a determinados líderes de ciertos partidos políticos en base a la legalidad, desconozca que lo que realmente pone en duda es el Derecho Constitucional de este país.
El pasado 23 de julio ocurrió un hito histórico desde la celebración de las elecciones generales de 1977 y es que, por primera vez, el partido más votado veía remotas posibilidades de hacerse con el Gobierno de la Nación. Desde entonces hemos escuchado comentarios tales como “es vergonzoso que el segundo partido se muestre como si hubiera ganado” o “la anomalía de que en España no pudiese gobernar el partido más votado…”. Pues bien, esa “anomalía” es constitucional permitida en el art.1.3 de la Carta Magna cuando se afirma que la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria, a la cual se hace referencia en el art. 99 de la misma en el que se establece que el Rey encargará formar gobierno a aquel candidato/a que reúna más apoyos.
Por tanto, volviendo a la propuesta de la formación naranja, ¿es necesario implantar esta asignatura en las aulas? Probablemente si las formaciones políticas actuales creen en el valor de la democracia, de sus instituciones y del Derecho que las avala la respuesta sea afirmativa a un pacto de Estado por la Educación en el que nuestra norma suprema sea la principal arma de cultura de unos/as jóvenes a punto de someterse plenamente al Poder Legislativo, el poder que limita y dirige nuestras decisiones.
Tal vez de esta forma el desinterés y la incultura política que aflora en gran parte de la juventud española devendría en inconformismo, pues al margen de su ideología política comenzarían a juzgar qué sistema político quieren para el Estado español, qué harían en Cataluña o que dirían al respecto cuando conocieran los procesos de reforma requeridos en los arts. 167 y 168 de la Constitución para que realmente el referéndum llegara a ser vinculante en dicho territorio.
En definitiva, la única arma capaz de frenar la pandemia del populismo en España, y, por consiguiente, crear cultura política es el Derecho Constitucional, ya que como dijo en su día el que fuera vicepresidente del Gobierno de Estados Unidos, Al Gore, “el respeto al presidente es importante, pero no tanto como el respeto a la Constitución”.