(quiebro de las dos zetas)

En la película de mi vida, siempre soy el mejor actor secundario; eso debió pensar Mourinho cuando Florentino Pérez le comunicó que el capitán Iker Casillas tenía que ir a recoger el Premio Príncipe de Asturias a Oviedo, después de que el luso dijera que no iba. Y es que a veces, hay que cambiar el guión, y dejar paso a la lógica, ésa que dice que los Premios de los Príncipes son un honor que alberga España y que son más importantes que cualquier club de fútbol. Y entre tanto fervor deportivo de este mes, me vienen a la cabeza dos  actos a modo de quiebros, que ha hecho el gran Zinedine Zidane (zizou): el primero fue cuando decidió dejar el Real Madrid porque no se veía al cien por cien de sus posibilidades, rechazando el sueldo entero del último año que le quedaba de contrato, síntoma de madridismo que no tienen otros. El segundo regate lo ha hecho hace muy poquito, cuando después de oír las declaraciones del entrenador blanco, pidiendo la cercanía de Zizou, el francés ha afirmado que servirá de enlace entre el primer equipo y la directiva. Decisión que no ha sentado muy bien en el país galo, ya que contaba con él para grandes empresas deportivas. Estos dos quiebros inesperados son similares a los que ha hecho el presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, será cuestión de zetas. El primer caño lo ha hecho con la aprobación de los presupuestos de Estado que siguen adelante gracias al apoyo de CIU y Coalición Canaria, partidos que algunos no tienen en cuenta pero que también son españoles. Y el segundo quiebro de cintura lo ha hecho el presidente Zapatero al cambiar fichas en su gobierno. Maniobras que han bloqueado al seno popular, denotan nerviosismo en la derecha, declaraciones temblorosas, conversaciones que ensalzan incluso a la oposición. Movimientos que incluso impregnan a Lucena, ya que después de todo el barullo mediático que el PP esparció, sobre el caso de la Secretaria de Organización del partido socialista de Lucena María José Lara, por fin todo se ha arreglado con la sentencia del juicio, que afirma que Lara es inocente. Movimientos por parte de la cúpula de los populares lucentinos, que no son propios de gente que representa a un grupo, porque la verdad ni se crea, ni se destruye, simplemente es. Entiendo que el poder corrompa, lo que no entiendo es que corrompa aún más las ganas de poder. Pero lo que faltaba para completar esta serie de giros y quiebros son las declaraciones machistas del alcalde de Valladolid, declaraciones que dan a Zapatero la receta para ganar las próximas elecciones, es decir, acabar con el paro, con Eta y proponer a una mujer como presidenta del Gobierno. Al alcalde vallisoletano le dedico mi última reflexión: está claro que el hombre sin expresión simplemente no existe, que la palabra es significado y también es símbolo, pero además lleva una carga de silencio después de pronunciarla y eso lo olvidamos. Debemos saber callar con la palabra. El hombre que no sabe que es más difícil saber callar que saber hablar, no sabe hablar.