Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

El enfado del no adulado

Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones. (Séneca)

Se expresa con muchísima frecuencia que basta decirle la verdad a alguien para desenmascararlo públicamente. Normalmente, el ente apoltronado en una efímera fama, el charlatán social ("el que habla siembra; el que escucha recoge") y artista del surrealismo vital,  reacciona, como en todo orden totalitario, queriendo "matar al mensajero". Sobre todo, cuando éste no utiliza la estrategia de la adulación continua. Y que conste, que los seres humanos utilizamos la adulación, con distintos intereses, en muchas ocasiones.

El problema radica en que la sociedad llegue a aburguesarse en la adulación.

Recuerdo como hace muchos años se entabló una fuerte polémica en nuestra ciudad a costa de la definición de "cultura". Mi añorado amigo Juan Muñoz, el que fuera alcalde de Cabra, cada vez que me veía por la calle me inquiría: "Amigo Antonio, ¿qué es en Cabra cultura?". La cuestión se planteó a raíz de la crítica del entonces corresponsal de un medio provincial en Cabra sobre el concepto que en nuestra ciudad, cuna de la cultura, se tenía sobre lo que debía ser Cultura con mayúsculas. Este corresponsal, amigo personal, fue dura y públicamente atacado por el propio editor del medio de comunicación provincial. Había osado zarandear el orden establecido. Para ello, el entonces editor utilizó tal gama de tópicos que provocó el sonrojo en más de un egabrense. Guardo con celo aquel ataque escrito que se publicó a escala provincial. Todavía, hoy en día, un importante cargo cultural provincial me interroga, siempre que coincido con él, de la misma manera: "Amigo Antonio, ¿qué es en Cabra cultura?".

A través de varias décadas, en la redacción del desaparecido EL POPULAR, sufrimos muchos colaboradores sin nómina las iras, ataques y amenazas de denuncias por parte de sectores sociales, religiosos, culturales y políticos. Sectores más acostumbrados a la adulación, al uso de la exageración positiva ("El exceso es el veneno de la razón." Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645); escritor español) y a la cualificación desmedida en los resultados de determinados actos: cantidad, cantidad, cantidad…

Escribir para los demás, equivocados o no, y no para uno mismo, puede conllevar el recibimiento de la crítica mordaz, el desprecio y el intento de "matar al mensajero".

Pues bien, en pleno siglo XXI, vuelve a aparecer en nuestra ciudad el afloramiento de ciertas actitudes en contra de quien no adula y se permite dudar, o desenmascarar, a ciertas deidades apoltronadas en el amiguismo político. Hace días me han demostrado como alguna de estas autodefinidas deidades, que siempre son aduladas por las mismas personas que, a su vez, son aduladas por estas deidades (¡excelente simbiosis!), han atacado de forma cobarde a quien ha osado mover un poco el pedestal sobre el cual han sido colocadas, en muchas ocasiones, por el influjo de la oficialidad, del amiguismo político o de las subvenciones. Su reacciones dejan a estas deidades en evidencia y "La evidencia es la más decisiva demostración" (Cicerón, (106-43 a.C.); Político y filósofo romano.

No adular y desenmascarar a estos farsantes le han valido a este egabrense  ser objeto de ignominiosos ataques. No importa que atrás queden días y horas de ayuda personal, que atrás queden préstamos de materiales, tiempo y libros… No importa nada de eso, ya que se ha cometido el grave pecado de dudar del carácter divino con que se creen investidos.

Es por ello, que quisiera en esta humilde colaboración rendir homenaje a todos aquellos y aquellas egabrenses y no egabrenses que saltan a la palestra de la opinión pública para contar, de vez en cuando, una de las muchas verdades, ya que la verdad absoluta no existe.

Reflexionemos:

La adulación es una moneda que empobrece al que la recibe (Duquesa d´Abrantes).

La función esencial de la adulación es alabar a las personas por las cualidades que no tienen (Chesterton).

La adulación es una puerta muy ancha para el favor; pero ningún ánimo noble puede entrar por ella, porque es muy baja (Feijoo).

La bajeza más vergonzosa es la adulación (Bacon).

El adulador nunca piensa bien de sí mismo ni de los demás (La Bruyère).

El adulador es el que nos dice cara a cara lo que no diría a nuestras espaldas (Anónimo).

Vale más caer entre las patas de los buitres que entre las manos de los aduladores, porque aquellos sólo causan daño a los difuntos y éstos devoran a los vivos (Antístenes).

Quien sabe adular sabe calumniar (Napoleón).

Los enemigos declarados no son los más peligrosos (Duchesne, Louis (1843-1922); sacerdote francés).

Y es que mientras que los cazadores atrapan las liebres con la ayuda de perros; muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación.  Y "la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia" (Amos Bronson Alcott – 1799/1888- filósofo estadounidense).

Comentarios

Enviado por Paco el

Interesante el comentario, pero me quedo con una duda. ¿ Cual es la verdad que refiere pero no dice ?

Añadir nuevo comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.