No pretendo ni mucho menos con este escrito juzgar a nadie porque no soy quien para hacerlo, pero si quiero resaltar algunos hechos que a mi modo de ver, deberían ser por lo menos controlados.
Desde hace ya unos años, venimos padeciendo en este país un laicismo mal entendido que tiene a la iglesia católica totalmente denostada, de tal modo que no le reconocen la magnífica labor social que realiza, ello se debe, no solo a una clase política mal llamada progre sino también, a mi modo de ver, a la deficiente prédica de muchos de sus responsables y de algún que otro comportamiento poco ejemplar entre sus filas. Sin olvidar que son como cualquier seglar, el buen ejemplo es fundamental en toda persona que tenga responsabilidad sobre algo y sobre alguien, y en este caso con mayor motivo. Dicho esto, una cosa es predicar y otra dar trigo y si en lo primero tienen algunas carencias en lo segundo es generosamente espléndida.
Son muchos los organismos y asociaciones no gubernamentales que de manera totalmente altruista y desinteresada hacen una gran labor humanitaria y casi todas ellas están de alguna manera prohijadas por la iglesia, ahorrándole a las arcas del estado unos cuantos miles de euros. El estado falla pero la iglesia no, ahí está al pie del cañón, aunque la iglesia seamos todos, algunos se escaquean.
Dentro de estos organismos se encuentran las hermandades cofrades de nuestra querida Semana Santa, que con tanto primor cuidan los pasos que peregrinan por nuestras calles haciendo estación de penitencia. Dejando al margen la labor social que realizan durante todo el año, ¿Qué se cuece dentro de las mismas?, ¿hay rencillas y envidias entre unas y otras?, ¿los cargos que existen dentro de ellas, se comportan con la humildad, solidaridad y compañerismo requeridos entre los hermanos?, ¿existe revanchismos personales dentro de sus filas?, ¿se convierten en jueces olvidando que ni el mismo Jesús lo hizo, dejándoselo a su Padre?. Del comportamiento de los pastores de la iglesia se encarga el Papa pero, ¿quién lo hace de los miembros de las hermandades?
En algunas de ellas, me consta, que determinados carguillos no actúan de la manera más indicada, es más diría yo, de forma totalmente grosera e incorrecta. Es por ello, que las personas encargadas de elegir a sus representantes y directores deberían tener en cuenta su educación, madurez y además su formación religiosa.
Seria conveniente que cada uno reflexionase su modo de actuar, sobre todo los que ostenten algún cargo dentro de las mismas y dieran buen ejemplo en vez de escandalizar a las personas que de buena fe están dando lo mejor de ellas entregando su esfuerzo, su tiempo, su trabajo etc..
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