Cuando aterrizamos en este mundo, lo hacemos totalmente desprotegidos, puros , sencillos, inocentes, sin malevolencia alguna y el tiempo se va encargando poco a poco de irnos creando un caparazón protector para que no nos aplasten los distintos golpes que a lo largo de la vida nos van a torturar.
El sentido común que traemos de fábrica, nos hacen más llevaderos los hechos que pueden acontecer y que afectan a la mismisidad de cada uno, es decir, vemos natural que los hijos entierren a sus padres y no al revés, si cruzas por mal sitio una calle y te atropella un coche lo ves más lógico que si te atropella yendo por la acera, etc. En el transcurrir diario de cada uno podemos encontrarnos con muchos ejemplos de este tipo, pero….si nos adentramos en el terreno político……ahí, la cosa cambia.
En las pasadas elecciones el partido más votado en su conjunto fue el PP pero, como todos sabemos, no con mayoría suficiente para gobernar en solitario. Lo normal sería que ostentara el poder la lista más votada que es el reflejo de lo que quieren una mayoría de ciudadanos. Pero no. como aquí el propósito en general, sobre todo político, no es el bien común sino el “quítate tu que me pongo yo que ahora me toca”, pues tenemos lo que tenemos. Hace tiempo alguien dijo que España es el país más fuerte, no se si de Europa o del mundo, pero da igual, porque a pesar de querer destruirlo continuamente, sigue en pie. Y llevaba razón, los pactos contra natura, a mi modo de ver, son una aberración, una alteración de lo razonable que hará imposible la gobernabilidad en los sitios donde se produzca, ya que cada uno tirará del cabo de su cuerda, y tarde o temprano terminará desatándose el nudo, ese gordiano puesto como barrera contra el PP, tan criticado por los mismos que llaman casta y que a toda costa quieren pertenecer a ella.
Los países que avanzan son los que uniéndose los dos partidos mayoritarios, aúnan fuerzas y sacan los problemas adelante, cuando una cosa va bien profundizan en ella y cuando va mal corrigen y mejoran, eso es lo que deberían hacer nuestros políticos y no dejar en manos de personas insolventes, falta de preparación y responsabilidad, demagogos, sin técnica ni profesionalidad. Estas cualidades son exigibles en cualquier profesión o cargo público, ¿por qué no se le exigen a los políticos que son los que tienen que administrar nuestro dinero, nuestro bienestar y futuro?
Hagamos una pequeña reflexión, ¿quién elige a los políticos? nosotros, ¿verdad?, luego también tenemos nuestra parte de culpa, asumamos lo que nos corresponda a cada uno, aprendamos de los errores pasados y procuremos que en la medida de lo posible no se vuelvan a repetir.
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