Opiniones

"El Periódico digital para el sur de Córdoba"

Kaouther Adimi: nuestras riquezas, una librería en Argel

Toda lectura razonable y comprometida con la libertad y la calidad, inquieta a los poderes establecidos, máxime si estos son corruptos a ultranza.

Si la mejor riqueza para las personas sensibles en esta sociedad de consumo que escupe mediocridad y alienación vilmente calculada. Desaliento, cuando lo “políticamente correcto” es lo que imponen los poderes establecidos en nuestras sociedades, aunque a veces, intenten distraernos con su “Escaparate Cultural” a modo de truco. Y es que un buen libro entre las manos puede ser peligroso, a veces delito, para los de arriba. Es el motivo de que la buena palabra escrita, impresa, siempre será mirada con recelo y si es preciso se persigue hasta llevarla a la hoguera. Y es que la persona que lee, piensa, luego se convierte crítica ante la sociedad. Así lo muestra Kaouther Adimi, autora de esta exquisita y tierna obra sobre la lectura y el mundo del libro, traducida por Manuel Arranz.

Las paredes revestidas de libros cubren gran parte del salón. Salteados algunos cuadros cuelgan. Los libros son en la casa la más amena compañía. Una larga mirada desde el gran ventanal muestra la ciudad y sus Torres como cabeceras históricas de un espléndido pasado, diluido sobre un mar de las leyendas. Lejanos, se dibujan los campos con sus cuatro estaciones mientras parece sonar un fondo de Verdi en dulce consonancia.

 Estas paredes íntimas, levantadas con el esfuerzo del "hombro con hombro", mentes sanas alimentadas de sueños se encuentran, en ambas vivencias, todo lo humano, las sonrisas, los sueños rotos y las pláticas bien ganadas. No faltan desencantos, pero, pese a todo, caminamos cogidos de la mano y, desde la terraza, lanzamos saludos a la vida diaria que se va posando en las azoteas del entorno. El paisaje urbano se resiste a ser solo tiempo pasado de una arquitectura para el gozo, con música de campanarios y pájaros que vuelan sobre la vieja muralla. "Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría", Mario Vargas Llosa.

“Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos", René Descartes.

Toda lectura razonable inquieta a los poderes establecidos, máxime si estos son despiadados. El buen libro enriquece la mente y despierta el espíritu crítico. Si por cultura se entiende en esta tierra el pertinaz escaparate de sus responsables de cara a la galería, sin ninguna duda, nos encontramos en la cúspide del cerro más alto de la miseria intelectual. Si repasamos cifras y datos, el panorama debería ser preocupante para los que pregonan en los cuatros cantillos de los medios advenedizos, que España es una gran nación. Será por el paro, la corrupción y bajo nivel político de quienes nos representan y dicen que nos gobiernan con honestidad, celo y transparencia.

Kaouther Adimi, con esta mágica narración entre ficción y realidad, logra el pasado y presente de una historia sobre los valores del libro y la lectura la sociedad, sentido amor y el compromiso en ese pulso heroico, desafiador por la supervivencia de la literatura. “En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia con el mundo en general. Yo carezco haber nacido para aceptar las cosas tal como me son dadas”, Julio Cortázar.