El escritor E. L. Doctorow es todo un referente de alcurnia de la literatura estadounidense, murió el 21 de julio de este año caluroso que discurre por este verano mal nacido. Adiós de tan patriarca de la literatura norteamericana, autor de obras como 'Ragtime' y 'Billy Bathgate', quien consideraba que “El modo de pensar era un talento”, Había nacido en Nueva York un 6 de enero de 1931, en el barrio famoso del Bronx conocido a secas como E. L. Doctorow. Y nos dio el último adiós desde la ciudad natal a los ochenta y cuatro años el 21 de julio por problemas derivados de un cáncer de pulmón cuando esperaba ver sus cuentos completos publicados en español. En la historia del mundo literario queda como uno de los grandes de la literatura contemporánea, cuando se corregían las pruebas de este volumen, durante las cuales “colaboró generosamente con la editorial Malpaso para perfilar detalles de esta edición que es la primera de todos sus cuentos en cualquier lengua” Honor editorial y para el lector español.
Nacido e impregnado del histórico distrito del Bronx, hijo de un matrimonio modesto, pero culto, todo hay que decirlo, inmigrantes judíos de segunda generación, el padre vendedor de instrumentos de música y una madre aficionada al piano. Como confirma Eduardo Lago prologuista de esta obra, disfrutó de magia propia, por lo que sin contratiempo alguno se puede incluir en esa admirable lista de autores norteamericanos desde Hawthorne, Melville, Henry James, Faulkner, Hemingway y Salinger, junto al racimo de literatos de su misma generación entre los que mostró independencia de criterios ante el grupo de tan alta calidad literaria. Todos ellos, lectores los más contemporáneos de Anton Chéjov. maestría inmortal de tantos. Y en sus relatos cortos dejaron su más autentica huella de identidad literaria.
Los personajes de estos relatos cortos fascinan por esa variedad de criterios dentro del formulismo realista en línea con el nuevo periodismo americano en una escritura de exquisita calidad en el conjunto que oferta este escritor de maestría que sabe mezclar en sus cortas historias a los personajes judíos con peculiar visión heterodoxa y un cierto deje. Y resulta curioso que ese destino como cuentista lo marcó su padre, febril lector de relatos, quien se empeñó en que su hijo alcanzara a ser un patriarca del cuento norteamericano a lo Edgar Allan Poe, aunque sus influencias procedieron de Jack London por el que sintió una verdadera predilección. Sustanciosa afinidad narrativa que se acaricia en su “asombrosa capacidad para hacerse así mismos, la forma que reviste la lucha por la vida en que se ven envueltos”.
Encontramos cuentos cuya lectura provoca conmoción en el lector, sucede con “El cazador”: Un pueblo pequeño, la escuela y la soledad de la maestra, su lucha consigo misma apresada en esa soledad incapaz de la decisión que su propio ser y cuerpo necesita. ”El escritor de la familia” muestra la ternura del hijo hacia un padre que nos sitúa en ese estado del perdedor, que se ve obligado a asumir la escritura de unas cartas con las que describir a la abuela la vida de ficción del padre. Una lectura que la conforme los finales de su vida en una residencia de ancianos imaginando la realidad ficticia del hijo derrotado, aunque humano a su manera. “Willi” la agitada captación de un niño de trece años, que inicia el despertad de sed de hombre, la andadura a la transformación de su persona absorbiendo todas las manifestaciones que desfilan ante el relato emocional por su realismo que en un tiempo pasado fue de uno propiedad. En este sentido, se señala en el prólogo, “resulta altamente significativo que se que respete la profunda unidad que constituyen los relatos integrantes de la segunda colección de cuentos de Doctorow, uno de los volúmenes más perfectos salidos de su pluma”
El singular y muy especial espacio que ocupa, el papel que muestra, juega y juzga su narrativa, sin duda alguna en la segunda parte del pasado siglo. No resulta una prueba simple que al conocerse la noticia de su fallecimiento el presidente de Estados Unidos Barack Obama expresara en Twister su pesar: "Sus libros me enseñaron mucho. Lo echaremos de menos" Escritor de mando y denuncia sin caer por ello en la redención moral, asumiendo los valores de los derechos humanos, para mostrar la realidad norteamericana mostrando su verdadero rostro vestido de ficción.
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