“Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad.”
Paul Auster
Me llega un correo electrónico amablemente escrito y cortes, en cuyo contenido, esté atento lector, me expone y señala, el por qué siendo crítico literario entremeto crítica política en ellos. Es una mezcla que surge por necesidad. Siendo bastante sencillo y normal de igual forma que entro en el cuarto de baño a hacer aguas mayores y menores cuando tengo necesidad de ello, obligado a veces con cierta urgencia.
Y eso es lo que me sucede con la literatura que es cultura y la política del laberinto ibérico. Uno comienza, tras haber leído una novela, por ejemplo, comentarios de su contenido, que inevitablemente me lleva a echar una mirada crítica a la situación en el país, su mediocridad y no hablemos de mentiras, como la de los medios afines a determinado partido político. Y la verdad es que tengo que echar el freno de mano para contenerme.
Todo hoy es mañana del pasado, que va posándose en la memoria, allí se refugia con paciente espera, formando suma de vivencias derrotadas, pendientes, deseosas de ser llamadas a consulta nostalgia y acumulación de lo vivido. Así permanece el pasado, como recuerdo y testigo del ayer, formando una serie de alores arriba, igual que las manillas de un reloj girando hacia atrás en el tiempo, como si la tierra rodara al revés alrededor del sol. El pasado, que fue presente puede estar triste o alegre pero siempre vivo, gracias a esa ventura de sentirse cobijado en la memoria que impide su desaparición. Y la desapacible imagen de la política obliga a meterla entre media de un buen poeta o novelista, con la que mostrarle al ciudadano no alienado el papel que puede y debería jugar la cultura en la vida política. Pero eso es muy difícil, tanto a la derecha como a la denominada izquierda la cultura y especialmente la de la palabra escrita con rigor y solidez les produce pánico. El leo luego pienso, luego existo.
Aunque por muy variadas razones que a veces se quiere guardar aquel presente que ahora ya es pasado poseerlo, pero nadie debe despreciar de su verdadera autenticidad se disimula con talento fingiendo, pero todo es inútil, resulta imposible. La conciencia está a ahí en la bondadosa mansión de la memoria siempre insobornable. Son crónicas literarias que muestran con sencillez y variedad de obras de calidad que flotan en el presente. Creo haber logrado darles vida propia y humana, incluso cuando pueda resultar crítico porque los temas lo exigen. Pero no hay nada de vengativo, yo perdono, mas no olvido, gracias a ella: la memoria. Mas resulta imposible ocultar lo palpable, aunque las presiones, directas o sinuosas la exijan, nostalgia y razón de ser. Nadie puede aniquilar su autenticidad. La conciencia está a ahí: en la bondadosa mansión de la presencia siempre insobornable. Así son estas Crónicas Literarias que muestran con amenidad y variedades de obras del vivir diario, la lucha por la vida el retornan al diario placer de la lectura. Creo estar dándole vida propia y humana, incluso cuando se corre el peligro de las exigencias. Mas nada de vengativo soy, perdono, mas no olvido, gracias a ella: la memorizo, porque no saben lo que deshacen. Tomemos esa frase del genial escritor y pensador inglés Chesterton “El mundo moderno está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza, que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas“. Y el valor de las cosas de ayer. Se puede demostrar que hoy ya no poseen ningún valor porque políticamente se piensa más en la urgencia del trajinar diario sin tener en cuenta el futuro de mañana.